La Opinión de A Coruña

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“Ni los accidentes ni las sanciones indican una conducción temeraria con los patinetes”

Los usuarios de vehículos de movilidad personal rechazan ser un peligro para la circulación

Enrique Fernández, presidente de la Asociación Coruñesa de Usuarios de Vehículos de Movilidad Personal. | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Los vehículos de movilidad personal (VMP) irrumpieron en la sociedad de una manera muy rápida, de forma que en muy poco tiempo un gran número de ellos estaban en las calles, lo que originó un conflicto con el resto de usuarios. Así lo admite Enrique Fernández, presidente de la Asociación Coruñesa de Usuarios de VMP, quien reconoce que “se empezaron a vender sin ningún tipo de regulación e iban por las aceras, pero fue un mal de juventud”. A su juicio, “ni el número de los siniestros ni el de las sanciones indican una peligrosidad o una conducción temeraria”, ya que considera que son muy pocos en comparación con el volumen de vehículos existentes. “Somos cerca de tres millones en toda España, pero solo somos noticia cuando hay un accidente”, explica.

Sobre la normativa existente, estima que la de A Coruña “es una de las mejores de España”, ya que les permite circular por los carriles bici, las calles con limitación de velocidad a 30 por hora y los carriles de la calzada con esa misma velocidad máxima. “Estamos relativamente contentos porque la evolución en los últimos cuatro años ha sido bastante interesante”, señala Fernández, ya que la instrucción técnica municipal sobre estos vehículos tenía un anexo técnico “que dejaba fuera un montón de vehículos”, aunque las alegaciones que presentó la asociación evitó que esa propuesta se consolidara.

A pesar de todo, considera que en la ciudad hay “puntos negros”, como la plaza de Ourense a la altura de la Delegación del Gobierno, ya que los VMP no pueden circular por la calzada porque no cuenta con carril 30 y el carril bici sube a la acera y les obliga a circular a seis por hora, aunque el elevado tránsito peatonal dificulta pasar por ese lugar, por lo que el colectivo reclama una solución. “También queremos mejor señalización en los giros a la derecha en los carriles bici, porque los coches ignoran la señal del semáforo que nos permite pasar o no saben qué es y se meten y nos dan sustos, por lo que habría que señalizarlo en la calzada”, comenta.

La posibilidad de utilizar el carril bici animó a más personas a usar los VMP, según Fernández, “porque es una vía segregada y da protección”, pero también los pictogramas que se pintaron en los carriles para indicar que estos vehículos pueden circular por ellos y en las calles 30, de las que dice que “hasta entonces estaban vetadas porque eran muy agresivas para nosotros”, mientras que ahora asegura: “Cada vez veo más gente pasando en VMP por la ronda de Outeiro”.

Para Fernández, no existe conflicto entre los usuarios de VMP y los ciclistas porque “hay buena convivencia”, al igual que con el resto de personas, aunque admite que se producen algunos casos de “agresividad” por parte de conductores de coches, de los que dice que “tienen que acostumbrarse a ir a treinta por hora”. También señala que el silencio con el que circulan estos vehículos hace que muchos conductores no se percaten de su presencia, por lo que existe “mucha preocupación por las maniobras inesperadas”.

La potencia máxima autorizada en estos vehículos es la fuente de un conflicto con la Dirección General de Tráfico por parte de la Federación Española de Asociaciones de Usuarios de VMP, que ha presentado alegaciones al manual técnico aprobado para estos aparatos. “Creemos que no debe mezclar la potencia con la velocidad. Queremos una potencia suficiente para poder ir a 25 por hora en las peores circunstancias, no se va a ir más rápido por tener más potencia”, indica Fernández.

Para ello pone como ejemplo que es necesario contar con una amplia potencia para subir la avenida de Fisterra delante de un bus con un tamaño y un peso elevados y con el viento en contra, a lo que añade la dificultad que supone circular en una ciudad como Vigo con la abundancia de cuestas que existen. Sobre el uso del casco, entiende que es “supernecesario porque si caes te puedes quedar en el sitio”, y que además debe ser integral y cubrir la boca. “Pero nos parece mal que se nos obligue por norma y que sea sancionable, mientras que las bicis, que van al doble de velocidad, no se les obliga”, por lo que piensa que debe haber una campaña de concienciación para que se use, pero sin que sea obligatorio.

El perfil de los usuarios de VMP sigue siendo mayoritariamente juvenil, reconoce Fernández, ya que su uso empezó “con el patinete más económico pero ahora se buscan mejores prestaciones y más seguridad, por lo que la gente de mayor edad se anima”, hasta el punto de que en la asociación coruñesa de usuarios hay un socio de 72 años.

Conductores de bus y taxi alertan de los riesgos


“No recuerdo ningún problema grave, más allá de algún malentendido que no llega a más”, afirma Alberto Couselo, presidente del comité de empresa de la Compañía de Tranvías, sobre la relación de los conductores de autobuses urbanos con los vehículos de movilidad personal. En su opinión, aunque tienen el riesgo de que los buses tienen muchos ángulos muertos, “son como cualquier otro vehículo, dependen del uso que haga el conductor, ya que cualquier vehículo es peligroso en manos de un conductor peligroso”. Couselo comenta que debido al pequeño tamaño de estos vehículos, “se esconden fácilmente entre el tráfico y pueden dar un susto, al igual que una moto o un peatón”. También destaca que mientras que en un golpe contra un coche solo se producen generalmente daños materiales, pero a quienes conducen estos vehículos “no hay nada que les proteja”, aspecto que asegura que es lo que más preocupa a los conductores de autobuses. Couselo considera que la movilidad en VMP puede ser “complicada” para estos profesionales “porque para usarlos no se exige conocer las normas de circulación, puedo no haber visto en mi vida un stop pero puedo conducir un patinete”. Por ello entiende que sus usuarios “deben ser muy conscientes de lo que puede hacer un coche o un bus”. También Manuel Sánchez Quindimil, presidente de la Federación Gallega del Taxi, admite que en su sector no ha habido muchos incidentes con estos vehículos, pero advierte de que “se mueven a una velocidad terrible”. “No los ves por el espejo retrovisor y de pronto los tienes encima”, comenta, a lo que añade que hacen los giros más rápidos que las motos. Reconoce que los conductores también les dan sustos “porque no siempre utilizamos los intermitentes”, por lo que considera imprescindible su uso.

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