La Autoridad Portuaria ha ofrecido a la Xunta y a la Real Academia Galega sus naves para que puedan contar con ellas para albergar sus fondos y los de la Casa-Museo Emilia Pardo Bazán durante el tiempo que duren las obras de rehabilitación de su sede, en el número 11 de la calle Tabernas, y que, de este modo, su patrimonio no tenga que ser trasladado a la Cidade da Cultura, en Santiago. La Xunta tiene una reserva de espacio en las instalaciones del Gaiás para este fin, por si llega el momento de vaciar el edificio y la Academia no ha conseguido un espacio que le permita quedarse en A Coruña, tal y como es su deseo.
La institución, si el calendario que plantea el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana se cumple, tendría que dejar libre el inmueble a finales de este año, toda vez que la licitación ya ha dado sus primeros pasos, con la apertura del sobre administrativo.
Las obras de rehabilitación tienen un plazo de ejecución de 19 meses, y el traslado de los fondos tendría que ser de ida y vuelta, primero hacia el lugar elegido para instalarse provisionalmente y, tras la reforma, para regresar al edificio que las herederas de Pardo Bazán cedieron a la Academia para que tuviese allí su sede y para que divulgase la vida y la obra de la escritora.
La Autoridad Portuaria, después de que este diario informase ayer de que el objetivo de la Academia es quedarse en la ciudad, pero que la vía de las administraciones públicas estaba “agotada” al no haberles ofrecido ningún espacio en la ciudad que pudiese dar respuesta a sus necesidades, se puso en contacto tanto con la Consellería de Cultura como con la propia institución de la lengua, “para analizar de forma inmediata si algún almacén de la Autoridad Portuaria reúne los requisitos necesarios para albergar los fondos mientras duren las obras” y para que este patrimonio no tenga que ser disgregado y trasladado, al menos en parte, a Santiago.
El vicesecretario de la Real Academia Galega, Xosé Henrique Monteagudo, explicó a este diario que su preferencia es una nave con oficinas en la ciudad, para que el personal de la institución pueda estar cerca de los fondos y no repartido en varias ubicaciones, aunque también están buscando —incluso en el mercado privado, para alquilar— oficinas céntricas y naves que puedan albergar el patrimonio de la Academia y de la casa-museo.
La búsqueda, según explicó ayer Monteagudo, no está siendo sencilla, ya que algunos de los fondos que custodia la institución necesitan unas condiciones determinadas de humedad y temperatura para evitar su deterioro.
A falta de que aparezca una alternativa, el destino del legado de Emilia Pardo Bazán será estar en cajas durante aproximadamente dos años, ya que la Academia no ha encontrado todavía un lugar en la ciudad en el que mantener la actividad de la casa-museo, ya que es preciso que el espacio, para ser visitable, tenga personal para controlar la entrada y también dispositivos de seguridad.
Monteagudo explicó ayer a este diario que, tras el ofrecimiento de la Autoridad Portuaria —que no llegó hasta ayer a pesar de que ambas instituciones ya habían tratado el tema con anterioridad— visitarán estas naves para ver si pueden utilizarlas para su traslado ya que, según las primeras informaciones que recibieron al respecto, se trata de locales en los que el Puerto guarda documentación propia, por lo que podrían adaptarse a sus necesidades.
A pesar de que fuentes municipales daban ayer por hecho que el archivo de la Real Academia Galega se iría para la tercera planta de la Casa Paredes a finales de año, Monteagudo confirmó que no hay nada cerrado todavía, aunque, efectivamente, la Academia solicitó al Concello que mantenga la reserva de ese espacio mientras busca otras opciones que se adapten más a lo que están buscando.
El Concello alega que esta tercera planta de Casa Paredes es el único espacio que tiene disponible actualmente para poder ofrecer a la institución.
Consultada por este diario, la Consellería de Cultura confirmó ayer que sigue en conversaciones con la Academia para “colaborar” en su traslado, toda vez que “ni el Concello ni la Diputación” consiguieron ofrecerle un local adecuado para mantener su actividad en la ciudad durante los meses que dure la rehabilitación del edificio. La RAG ha solicitado también colaboración a la Xunta para sufragar los gastos derivados de esta mudanza, ya que el presupuesto de las obras no lo contempla.
La idea de la Academia es que la institución pueda seguir dando servicio a pesar de esta situación. Por ahora, como todavía no está decidida cuál será su nueva sede, no se puede precisar cuál será el nivel de atención a los usuarios que podrá tener, aunque Montegudo confía en que los fondos estén disponibles al 100% para los trabajadores de la institución y, al menos al 50% para el público general.
Las 16 empresas que optan a renovar Tabernas, 11
La Real Academia Galega detectó hace más de cinco años deficiencias en el edificio. Lo que pensaban que sería una intervención en el tejado y en las galerías que se podría hacer con cargo a una subvención europea derivó en un informe técnico que revelaba que había problemas graves en el inmueble y que existía, incluso, riesgo de derribo en algunas zonas. El Ministerio de Fomento, con la popular Ana Pastor como ministra, se comprometió a realizar las obras, aunque no fue hasta este año cuando la rehabilitación integral del edificio salió a concurso, promovido por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Las obras tienen un presupuesto de 3,12 millones de euros y 16 empresas se han presentado para poder ejecutarlas: Citanias; Compañía Internacional de Construcción y Diseño; Construcciones Orega-Xestión Ambiental de Contratas; Construcciones Ramírez; Constructora San José; Copcisa; Dragados; Desarrolla Obras y Servicios; Edhinor; Extraco-Misturas; Ogmios Proyecto; Prace Servicios y Obras; Proyecon Galicia; Copasa y Sergonsa Servicios. El proceso abierto establece que en septiembre se pueda conocer ya la oferta económica que realiza cada una de las empresas para estudiarla y proceder después a su adjudicación.
