La Opinión de A Coruña

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Concierto de Simple Minds en A Coruña

Simple Minds, a la sombra de la grandeza

La banda escocesa expondrá en el Coliseum los argumentos que la consagraron en los ochenta, cuando compartió éxito con U2

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Concierto de Simple Minds en el Festival Magadalena de Santander EFE

Hubo un tiempo en el que de no haber existido U2, la banda que se habría comido el mundo hubiera sido Simple Minds. Pero U2 estaba ahí, y durante gran parte de los años 80 y de los 90 fue el grupo musical más grande (que no el mejor) del planeta, el que más vendía, sobre el que más se escribía, el que más influía…

Simple Minds, que también vendían muchísimos discos y sumaban premios, parecían estar un paso o dos por detrás, creando álbumes notables, emocionando en grandes giras y participando en causas solidarias, pero como a la sombra poderosa de los irlandeses, casi siempre derrotados en las comparaciones. Y con el paso del tiempo, el cansancio de la edad y la llegada de nuevas estrellas de la música, corrientes y tendencias, unos y otros acabaron desdibujados en la intrascendencia.

Conviene ser justos en el presente, sin olvidar el éxito y el talento del pasado, con U2 y más con Simple Minds, que actúan esta noche en A Coruña (Coliseum, 22.00 horas) con más de cuatro décadas de oficio sobre sus espaldas, íntegros con su identidad, capaces (y se podrá comprobar) de hacer de la nostalgia un infalible argumento.

Basta seguir los set list de sus últimos conciertos para imaginarse que la potencia y la épica que tenían algunos himnos de aquellos ochenta y noventa hoy se conserva intacta, si no con la capacidad para sorprender, sí con el poder de evocar la gloria y el impacto de los viejos días.

Eso se puede pensar de Someone somewhere in summertime, de Alive and kicking, de la exitosa Don’t you (forget about me) que estaba en la banda sonora de la película El club de los cinco, de Let there be love o de Sanctify yourself, tema con el que los escoceses cierran sus conciertos de julio en noches de casi una veintena de canciones, de éxitos.

La banda que hoy pisará el Coliseum promete sonar con el vigor que la hizo fuerte entre 1982 y 1991, con el sonido que más popular hizo a Simple Minds, que desde 1977 había jugado, probado y crecido con una mezcla de estilos nada chocante entonces (new wave, disco, pop cargado de sintetizadores).

A mediados de los ochenta apostaron por un enfoque más accesible y comercial, inclinado a atraer masas y a expandirse en grandes estadios. La jugada les salió redonda: hits musicales, récord de ventas, giras extensas. La vorágine fue agotando al grupo, que empezó a sufrir bajas y a cambiar de alineación. Los discos no cesaron pero, aunque con latigazos estimables, pasaron más bien inadvertidos.

Jim Kerr y Charlie Burchill, que se conocen desde que eran niños en Glasgow, son los supervivientes de la banda en 2022. Otros cinco miembros más jóvenes giran con ellos desde 2019, cuando comenzaron sus conciertos para celebrar sus cuarenta años de música, interrumpidos por la pandemia y retomados este año en el que pasan por A Coruña, dentro del ciclo Xacobeo Importa.

No fueron U2, y muchos decían que querían parecerse a Bono y compañía, cuestión que merece debates. Su legado, no tan universal como el de los irlandeses, tiene pilares sólidos, momentos y canciones con sagrados (esos himnos que siguen sonando en directo), y aún hoy son alimento para nostálgicos.

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