Nada se vuelve a vivir igual que a los 15 años. Que se lo digan a Óliver Martínez, un joven betanceiro que guarda cola desde ayer por la mañana frente a las puertas del Coliseum dispuesto a ser el primer fan en penetrar al recinto para ver a su ídolo, la cantante Rosalía. La sensación catalana recalará en la ciudad esta noche, y, a falta de más de 24 horas para el concierto, el joven mantiene su posición, ataviado con una camiseta hecha por él mismo en la que luce el emblema del último proyecto musical de Rosalía, Motomami, y adornada con los títulos de las canciones del disco. No le falta un detalle. Mochila y paciencia, solo queda esperar.

“Tengo entrada de pista, y cuando empiece, quiero tenerla aquí delante”, señala el joven, para quien la cita coruñesa supondrá disfrutar en directo del espectáculo de su artista predilecta, a quien defiende con uñas y dientes frente a las críticas que recibió ante la arriesgada propuesta de su último disco, Motomami. “El último disco es el mejor, es el más ella. No es una forma de transmisión simplemente, es su vida. Ha conseguido lo que otros artistas no han podido, hacer algo diferente de una forma simple, con un bombo caja bombo caja, pocos elementos y su voz, hacer algo increíble”, defiende.

Las horas frente a la puerta del recinto se le hicieron más cortas al mediodía, cuando su madre acudió a brindarle compañía. Más tarde fue su hermano, con quien acudirá al concierto, el que tomó el relevo por la noche y compartió la espera con Óliver, que está seguro de que la paciencia merecerá la pena.

El montaje que la catalana articulará en el Coliseum permite prever que así será. Nada menos que seis tráilers, tres autobuses y un buen número de personas cargando y descargando trajinan desde ayer en el entorno del recinto con el objetivo de dejar todo a punto para el que será el concierto más potente del año en A Coruña. Palabra de Motomami.