Para el abogado y escritor José Manuel Otero Lastres reencontrarse con sus lectores es “lo más bonito” de escribir, porque es lo que le permite saber qué han provocado sus palabras en los demás. “Algunos hasta me descubren cosas de las que no me había dado cuenta”, comenta. Otero Lastres estuvo ayer firmando ejemplares de la reedición de su primer libro, La niña de gris: vidas rotas por la guerra civil, en la caseta de la librería Arenas, en la feria del libro.

Es, según explica, “una novela muy personal”, porque se basa en la vida de su padre, al que perdió cuando él tenía tres años. Con 28, su padre ingresó como alférez de la legión, y, en el año 1937, participó en el combate del monte Pingarrón, en el que recibió un disparo en la pierna que acabó en amputación. “Conseguí el parte de operaciones de su compañía, lo que hacía cada día, y construí un diario, como si lo fuese escribiendo él. Me lo inventé. Todo el misterio está en que hay alguien que va buscando el diario, y que, cuando lo encuentra, le faltan dos hojas, las encuentra y ahí se explica por qué murió. En realidad, el tiro se lo dieron, pero eso me daba a mí la oportunidad de hacerle un homenaje a la memoria de mi padre, porque siempre me acuerdo de que cuando en Literatura nos hicieron leer Niebla, de Unamuno, el personaje se rebela contra el autor y le dice que a él le recordarán cada vez que alguien lea la novela y que volverá a vivir, y eso es lo que yo quise hacer con la memoria de mi padre”, explica.