Pocas expresiones hay en Galicia para explicar de forma clara y concisa la decisión de abandonar un lugar como “marcho, que teño que marchar”. Es tan famosa esta frase que miles de combinaciones derivadas de la original. En una de las patrullas que este reportero realiza por la ciudad a la caza de noticia, pudo observar algo particularmente llamativo en Agrela: un Citroen Saxo, uno de los vehículos clásicos de las carreteras españolas, que en la parte trasera, encima de la matrícula, lucía la frase de “marcho, que teño a pota ao lume”. Desde luego debemos premiar la originalidad del propietario del coche.