La Opinión de A Coruña

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Salón del Cómic 2022
Fernando de Felipe Dibujante invitado en ‘Viñetas’ 2022

“Cuando me retiré no volví a dibujar ni en la guía telefónica cuando hablaba por teléfono”

“Vi que tenía que reinventarme para hacer una franquicia de mí mismo y que me iba a aburrir”

El dibujante Carlos de Felipe, este martes, en el kiosko Alfonso Carlos Pardellas

Fernando de Felipe participó en la primera edición de Viñetas desde o Atlántico. Lo hizo casi como despedida de una trayectoria que le convirtió en referencia del dibujo en los años 80 y 90. Regresa en estas bodas de plata del salón del cómic coruñés con el gusanillo aflorando e instándole a retomar los lápices, que durante casi un cuarto de siglo consiguió dejar en el pasado guardados bajo llave.

Ilustración de Fernando de Felipe para La Opinión Fernando de Felipe

¿Por qué decidió regresar al mundo el cómic en esta edición de Viñetas desde o Atlántico?

Llevo solo un día, pero es más de lo mismo en el sentido positivo. La sensación es que la ciudad está volcada alrededor del tema del cómic. El entorno es muy acogedor, la gente es espléndida. Me siento muy respetado. Es la misma sensación que tuve hace 25 años.

¿Sigue siendo una referencia para los autores jóvenes?

Tengo una resaca agradable. Es gracioso todo este reconocimiento y la sensación de que no estoy volviendo de forma ortopédica. Había gente deseando que volviese y que esté de nuevo en la industria. Ver esto en perspectiva da un poco de vértigo porque es una responsabilidad que nunca te planteas. Yo trabajé de una manera honesta, modesta. Y aunque para mí era una cosa normal, para mucha gente era muy importante que yo hubiera seguido dibujando.

¿Por qué decidió dejar el dibujo y los cómics?

Lo hice cuando terminó el modelo editorial de las revistas mensuales. El quiosco, como centro de esta industria, se perdió por completo. El peregrinaje de cada mes para tener su ración ha desaparecido. Muchos seguimos recordándolo con nostalgia. Esto desapareció de la noche a la mañana. Pasó de haber más revistas de las que podías comprar a no haber ninguna. La alternativa que tenía era el modelo de cómic comercial en el mercado francés, continuando una línea internacional que tenía muy consolidada. Pero las condiciones en las que tenía que hacerlo no me interesaban. Yo estaba acostumbrado a que, en cada mes, me dejasen saltar de género, estética, técnica narrativa. Vi que tenía que reinventarme y hacer una franquicia de mí mismo y que me iba a aburrir. Creatividad y aburrimiento son como agua y aceite. No dejé la parte creativa por otras cosas que he hecho de guiones de cine, pero el dibujo cerró la persiana de mi vida.

¿Tampoco dibujó como afición en su tiempo libre?

No volví a dibujar ni siquiera en la guía telefónica cuando hablaba por teléfono. Ya no tengo estudio en casa, aunque conservo guardadas pinturas oxidadas de hace veinte años. Mi familia no ha conocido mi faceta de dibujante. Era como una leyenda urbana que corría sobre mí. En algunas cosas me adelanté demasiado y me quedé sin pista.

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