La Opinión de A Coruña

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Diez años del estreno del puerto exterior de A Coruña

El complicado embarque del navío militar australiano ‘Canberra’ en el buque ‘Blue Marlin’ fue la primera operación en punta Langosteira en agosto de 2012

El buque militar ‘Canberra’, ya instalado sobre la plataforma del transporte ‘Blue Marlin’ en el puerto exterior de A Coruña. | // CARLOS PARDELLAS

“Normalmente se dice que las pruebas hay que hacerlas con gaseosa, pero aquí las hicimos con un Ribera del Duero de 2012, a lo grande”, explica el práctico Walter del Río sobre la primera operación que se realizó el puerto exterior de A Coruña hace ahora diez años. El embarque del buque de proyección estratégica Canberra, construido en Navantia Ferrol, sobre la plataforma semisumergible Blue Marlin para su transporte hasta Australia no solo suponía el estreno de la dársena de punta Langosteira, sino una maniobra de una gran complejidad técnica, por lo que para este técnico representó una “apertura a lo grande” del nuevo puerto.

El ‘Blue Marlin’, fondeado en Langosteira, y el ‘Canberra’, aún amarrado al muelle. | // CARLOS PARDELLAS

El Canberra es un barco que tomó como modelo el Juan Carlos I de la Armada española y tiene capacidad para transportar a 1.400 personas y 20 helicópteros. Su eslora es de 230,8 metros, su manga de 32 y su calado de 7,18 metros, mientras que su peso a plena carga es de 27.831 toneladas. Pero el buque precisaba aún de unos trabajos definitivos que debían efectuarse en Australia, por lo que no podía navegar por sí mismo. Para llevarlo hasta su destino fue necesario contratar los servicios del navío Blue Marlin, propiedad de la compañía holandesa Dockwise y con 224 metros de eslora y 63 de manga.

Este buque es capaz de sumergirse varios metros para hacer posible que otro se coloque sobre su cubierta y, tras ser encajado, transportarlo durante 45 días hasta el puerto de Melbourne, en cuyos astilleros tenía que instalarse la superestructura del Canberra.

“Habíamos hecho muchísimas horas de simulador”, recuerda sobre la operación Walter del Río, ya que no solo se carecía de experiencia sobre la dársena exterior, sino que era la primera vez que en A Coruña se embarcaba un barco sobre otro. “Era una cosa muy novedosa, por lo que hubo muchas reuniones previas de planificación y fue muy complejo, aunque al final la operación se redujo a cinco o seis personas”, señala el práctico, ya que además de estos profesionales participaron los amarradores, los remolcadores, el personal de Dockwise y el de Navantia.

“Se trataba de coordinar los pasos, porque se tardó muy poco en decidir cómo se iba a realizar la maniobra, cómo se iban a colocar los cabos y los remolcadores, pero había que traer el barco de Ferrol a A Coruña y fondear en medio de la dársena aquel barco tan grande, lo que era complejo”, explica Del Río, para quien el remolque del Canberra por el Ibaizabal 9 desde Ferrol “también fue un hito” porque es un buque militar de gran tamaño.

Para poder acoger al Canberra, el Blue Marlin se sumergió 25 metros introduciendo en sus bodegas 84 toneladas de agua. Varios remolcadores empujaron al Canberra hacia la proa del carguero, en la que dos grandes columnas le sirvieron de guía para encajarlo sobre su cubierta. A las diez y media de la mañana el navío militar quedó fijado sobre la cama de acero de 750 toneladas de peso del Blue Marlin, que inició entonces un reflotamiento que duró tres horas.

Terminada esa operación, el transporte se dirigió hacia el muelle de punta Langosteira para quedar atracado mientras se ajustaba el Canberra a la estructura del Blue Marlin con el fin de soportar el oleaje durante una travesía de 12.500 millas y que incluía el rodeo del continente africano, ya que las dimensiones le impedían utilizar el canal de Suez.

“Fue una labor de coordinación importante de todos los equipos”, señala Walter del Río, para quien además era “delicada porque había muy poco margen en los laterales y no podía haber roces porque los daños se maximizan”. El práctico que dirigió la intervención desde el Blue Marlin fue Francisco Mosquera Gayoso, que se jubiló el año pasado, mientras que Del Río estaba en una lancha “haciéndole de espejo retrovisor” porque su visión era muy limitada.

“Para mí lo más difícil era meter los barcos por primera vez en Langosteira”, recuerda Del Río sobre aquella operación porque no había experiencia anterior sobre el manejo de buques en la nueva dársena y porque, además, los dos primeros que entraron en ella tenían unas grandes dimensiones. “Lo hicieron fantástico y fue un lujo”, es su opinión sobre la labor realizada por los técnicos en aquella ocasión.

El estreno de punta Langosteira y las características de aquella operación hicieron que numerosas personas se congregaran en el entorno del puerto exterior para presenciarla y que acudieran representantes de medios de comunicación nacionales. “Es un gran día para el puerto de A Coruña”, declaró el entonces presidente de la Autoridad Portuaria, quien aseguró que el éxito de la operación “pone de manifiesto la operatividad y las condiciones que tiene punta Langosteira”. Carlos Negreira, en aquel momento alcalde, aseguró por su parte que esta intervención “ratifica una vez más que punta Langosteira ha sido una buena inversión, con futuro y que ha merecido la pena”.

Navantia Ferrol anunció en aquel momento que el buque gemelo del Canberra, el Adelaide, utilizaría el mismo sistema para su traslado a Australia, ya que la única alternativa a punta Langosteira sería el fondeado en la ría de Ares, pero con unas condiciones óptimas de mar que ni siquiera en verano es posible garantizar. Pero cuando en diciembre de 2013 se llevó a cabo la operación con el otro navío militar australiano, no fue el puerto exterior coruñés el elegido, sino la dársena de Vigo, sin que se aportase ninguna explicación.

“Mi opinión personal es que fue una decisión política para decir que el puerto de Vigo también era bueno, porque la operación en Langosteira fue buena y barata, más que llevar el Adelaide hasta al sur remolcado”, comenta Walter del Río sobre esta cuestión.

“Ahora haces maniobras en el puerto exterior y recuerdas que aquel día metimos aquel pedazo de barco sin ningún tipo de conocimiento”, comenta el práctico sobre el estreno de la dársena. En su opinión, “punta Langosteira va a traer más alegrías de las que creemos” gracias a su potencial y asegura que la llegada del primer petrolero marcará “un antes y un después”, ya que el transporte de petróleo crudo aumentará notablemente el tráfico en el puerto exterior, al igual que el enlace ferroviario, del que dice que “va a pegar un empujón muy fuerte para traer tráficos nuevos y ampliar los actuales”.

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