La Opinión de A Coruña

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Alba Meijide | Comisaria de la exposición ‘A.I.: More than Human’

“Es importante superar los estereotipos porque los sistemas aprenden de nosotros”

“Hay estudios que hablan de la Inteligencia Artificial como la próxima gran revolución”

Alba Meijide, con la máquina Enigma y el sistema Bombe, de Alan Turing. | // CARLOS PARDELAS

Alba Meijide es de A Coruña y estudió en las Esclavas hasta los 18 años. En 2018 quería estudiar Inteligencia Artificial, pero no era una opción en España, así que, se fue a Manchester a hacer el Grado y el Máster en Ingeniería en Inteligencia Artificial, después de trabajar en proyectos nacionales con Ilux Visual, ahora es la comisaria de la exposición A.I: More than Human, que se puede ver en Afundación hasta febrero. El precio de las entradas es de 8 euros.

¿Esta exposición la puede entender todo el mundo?

Uno de los objetivos de la exposición es deshacer ese mito de que la inteligencia artificial es algo del futuro, algo que no nos afecta cuando, en realidad, la vivimos en nuestro día a día queramos o no. Es importante que todos lo entendamos y lo conozcamos porque no habla de futuro sino que es el presente.

El futuro da un poco de miedo, con la parte de las armas autónomas, que pueden disparar según las órdenes que se les den.

Sí, reflexionamos sobre que no siempre los avances en inteligencia artificial serían beneficiosos para la humanidad, sino que podrían llegar a destruirnos.

¿El ansia de fabricar inteligencia ha acompañado siempre a la humanidad o es una inquietud moderna?

Nos persigue desde siempre. Nos remontamos al sintoísmo japonés, a las tradiciones del judaísmo del siglo XVI... Ya entonces el ser humano dedicaba muchos esfuerzos a poder crear inteligencia y vida.

¿Cómo lo hacían?

En la leyenda del Golem de Praga, se habla de crear un ser de arcilla al que, con oraciones y rituales, se le da la vida. No es tecnológico, pero sigue los mismos principios.

¿Cómo los desarrollos puntuales, como el ordenador que ganó a Kasparov en ajedrez, llegan a convertirse en avances que se popularizan?

Lo que puede parecer un hecho puntual, como un ordenador de IBM ganando un programa de televisión de conocimiento general, se traduce a muchísimos ámbitos de nuestra vida. Esas tecnologías se pueden aplicar en farmacéutica o en otros muchos campos y lo que vemos aquí es solo una demostración de las máquinas con intuición y con comprensión del lenguaje.

Otras piezas, sin embargo, sí que tenían un propósito crucial, como la máquina Enigma o el sistema Bombe, que cambiaron el curso de la Segunda Guerra Mundial.

Podemos empezar incluso por la máquina analítica, que es un diseño de Charles Babbage y que acabó Ada Lovelace que, de haberse construido, sería el primer ordenador del mundo a vapor y es el precursor de todos los ordenadores que tenemos hoy. El Enigma y el Bombe decidieron la Segunda Guerra Mundial, el Enigma es como una máquina de escribir y se utilizaba para codificar mensajes, de modo que podían ser interceptados, pero no tenían sentido. Había 103 sextillones de posibilidades al día. Había equipos de miles de criptoanalistas y de descifradores de código, pero ni el equipo más grande era capaz de analizar todas las posibilidades que había y, aunque lo hiciesen, solo les valía para ese día. Necesitaban un sistema y eso fue lo que diseñó Alan Turing con la máquina Bombe, que descifraba cada día la clave y así podía saber dónde iban a ser los ataques... Fue lo que hizo que ganasen los aliados. Pese a que la figura de Turing es la principal, en Bletchley Park, que es donde se desarrolló esta investigación, había un equipo de más de 10.000 personas descifrando código y el 75% eran mujeres y solo se le reconoció su esfuerzo a Joan Clarke.

Era un trabajo con mucha presión y sin saber si tendría éxito.

Cada día que no descifraban el código eran vidas perdidas. Fue un trabajo muy duro con la cuestión moral añadida de que no estás haciendo lo que tienes que hacer porque no estás salvando vidas.

¿Cuál es el papel de las mujeres en la historia de la informática?

Al principio realizaban tareas más mecánicas y repetitivas. Hay otras mujeres que han influido mucho en la informática y en la inteligencia artificial y que no tienen todo el reconocimiento. A mí me inspira mucho la historia de Francis Allen, que fue la primera mujer que se unió al equipo de IBM y hay un hecho que me marcó mucho, que en 2006 ganó el premio Turing y fue la primera en ganarlo cuando esos premios se llevan dando desde 1966. Es un referente. A nivel nacional tenemos mujeres que han hecho muchísimo por la inteligencia artificial, como Teresa de Pedro, y a Amparo Alonso. A pesar de ser un campo históricamente dominado por hombres, la figura de la mujer es muy importante.

La inteligencia artificial está muy ligada a la imaginación y a cubrir necesidades, ¿cuántas veces no habrá pensado el ser humano en tener un robot que barra solo?

El antecedente de la Roomba es un diseño del MIT que se utilizó para la exploración lunar y que se basaba en los movimientos de los insectos, después se fue adaptando y evolucionando hasta que se convirtió en un aparato que podemos tener en nuestra casa para limpiar.

¿Estos avances se dan también en medicina?

En el tema de la salud se está avanzando mucho, hay desde hace años sistemas de inteligencia artificial para la detección del cáncer, tenemos también prótesis que se imprimen con una bioimpresora en 3D en las que ya van incluidas algunas de las células del paciente y eso evita el efecto rechazo.

¿Habrá un salto exponencial en los próximos años?

Hay muchos estudios que hablan de la inteligencia artificial como la próxima gran revolución. Nos queda mucho por ver y es un área que aún está naciendo, como también están naciendo sus profesionales, por lo que quedan muchísimos desarrollos que ni nos imaginamos.

¿Es su generación la que dará el salto más grande?

Haremos lo que podamos.

¿Y con más mujeres a la cabeza?

Va creciendo poco a poco y vamos avanzando. Espero que lleguemos a un punto en el que ya no se mire el género sino el talento, que haya una diversidad tal que se superen los estereotipos. A mí, como mujer en este sector, hay muchas mujeres que me inspiran, no solo famosas sino compañeras que han estudiado conmigo. Cuando entré en el máster ya éramos más chicas que en el curso anterior. No solo tenemos que hacerlo por nosotras, sino porque los sistemas aprenden de nosotros. En 2015, Amazon probó un sistema de inteligencia artificial para contratar que penalizaba a las mujeres. Y hay una obra de análisis de los más famosos programas de visión artificial que descubrió que categorizaban a las mujeres negras como hombres. El sistema estaba entrenado con personas de piel clara y eso puede derivar, por ejemplo, en que los coches autónomos identifiquen mejor a los peatones blancos que a los de piel oscura.

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