“La cultura es un bien compartido”, apuntó con acierto el rey Felipe VI en su intervención del pasado lunes durante el acto inaugural del Año Picasso. Durante años, A Coruña ignoró el atractivo que le confería haber afincado a Pablo Ruiz Picasso durante cinco años vitales en su etapa formativa. Que nuestra ciudad dejase de ser el vértice perdido del artista fue en su día un objetivo cumplido para el Gobierno municipal del Partido Popular. A Coruña ingresó, con pleno derecho, entre las ciudades picassianas junto a Málaga y Barcelona y por eso se le considera al plantear eventos sobre el pintor. Ese trabajo ya está hecho.

Pero la titularidad en ese equipo se gana partido a partido. Los últimos años A Coruña asumió sin rechistar el papel de suplente sin aprovechar el legado del artista y su familia. Lo hizo también cuando en abril de 2021 se creó la Comisión Nacional para conmemorar el 50 aniversario de su muerte. En ese contexto el Ayuntamiento no ha logrado desarrollar una idea para integrarla en el programa de actividades.

La primera reunión de esa comisión se celebró hace once meses y en ella aprobó la propuesta de la Xunta para que el Museo de Belas Artes, en Zalaeta, acogiese la exposición Picasso, blanco en el recuerdo azul, A Coruña 2023. El Concello explicó entonces que promovería otras actividades. Pero pasó el tiempo y, a través de la Mesa del Senado, pregunté al Gobierno por las iniciativas previstas en la ciudad. El Ejecutivo contestó que solo tenía noticias de la muestra de la Xunta y la puso en valor por recopilar “cerca de cincuenta obras del pintor”. Al final serán en torno a setenta.

Horas después de conocerse esa respuesta, el Ayuntamiento, en el que Inés Rey detenta las competencias de Cultura, insistió en que presentaría iniciativas. Pero por desgracia llegó tarde para integrarse entre los congresos, eventos y 42 exposiciones que se anuncian en ocho países. No caben improvisaciones. En el caso de la que la Xunta ofrece en A Coruña, diseño y financiación hace tiempo que se cerraron.

En medio de la solemne presentación del lunes en Madrid, el Ayuntamiento de A Coruña dio a conocer que aportaría 150.000 euros para una muestra en la que había declinado participar y para la que Inés Rey pregona ahora “total implicación”. Lamento que parte de esa dotación no se emplease en evitar la marcha a Barcelona del cuadro Palomar, que se exponía cedido por una familia coruñesa en la Casa Museo Picasso de la calle Payo Gómez, y saludo con simpatía la “previsión” de ampliar ese espacio, proyecto que se detuvo hace siete años con los cambios de gobierno en la ciudad.

Picasso, 50 años después de su fallecimiento, no deja de hacer retratos.