“La historia del cine y del puerto están muy ligadas”, manifestó ayer Rubén Ventureira para justificar que la publicación Un Puerto de cine sea el primer número de la colección Cuadernos del Puerto de A Coruña, dirigida por Andrés Precedo Ledo y dedicada a la divulgación de toda clase de aspectos relacionados con la dársena de la ciudad. Ventureira es el autor, junto con José Luis Castro de Paz, del volumen que analiza la vinculación de los muelles coruñeses con la industria cinematográfica, en la que ambos destacaron que las primeras proyecciones realizadas en la ciudad se llevaron a cabo en 1896 en el teatro circo Pardo Bazán, ubicado precisamente en el lugar en el que hoy se encuentra el edificio de la Autoridad Portuaria.
El presidente de la institución, Martín Fernández Prado, señaló que el objetivo de los cuadernos es “contar historias de la historia” del puerto y detalló que una veintena de colaboradores, que trabajan en el campo de la divulgación y la investigación histórica, trabajan ya en la elaboración de los siguientes números. Precedo avanzó que el próximo será escrito por él mismo y abordará la historia del puerto, mientras que el tercero analizará su relación con la música y estará a cargo del crítico Xoán Carreira.
El director de la colección se lamentó del “déficit de información” que a su juicio existe sobre el puerto, cuya historia considera “totalmente ligada” a la de la ciudad, hasta el punto de estimar que “la génesis de la ciudad está en su función portuaria”.
Ventureira y Castro, que ayer por la tarde presentaron públicamente el primer cuaderno de la serie y proyectaron fragmentos de las películas recogidas en el mismo, destacaron que La casa de la Troya, estrenada en 1926, fue el primer filme argumental en el que se exhiben imágenes del puerto. Se basa en un relato de Alejandro Pérez Lugín, quien la codirigió con Manuel Noriega y muestra imágenes del castillo de San Antón, O Parrote y la Marina tomadas hace casi un siglo, por lo que el contraste con la actualidad es destacable.
Pero el puerto ya había aparecido en obras de carácter documental, como recogen Ventureira y Castro en este cuaderno, en el que menciona Coruña-1918, de José Martinés; un trabajo sobre la Torre de Hércules de Gabriel R. España que se perdió; Galicia, producida por Celta Film en 1925; Revista Coruña, financiada por el Ayuntamiento en 1926 para la Exposición Iberoamericana de Sevilla y La ciudad de cristal, de Augusto Portela, rodada en 1926.
Los Noticiarios Documentales Cinematográficos, conocidos popularmente como NO-DO, recogieron en numerosas ocasiones imágenes del puerto coruñés durante la dictadura debido a la presencia de Francisco Franco en la ciudad todos los veranos. Pero durante ese periodo también el puerto fue utilizado como escenario para películas de ficción, la más famosa de las cuales fue Camarote de lujo, dirigida por Rafael Gil y basada en una obra de Wenceslao Fernández Flórez. Fue rodada en 1957 y estrenada al año siguiente, con el compostelano Antonio Casal como protagonista.
Otra película muy popular en la que el puerto fue una de sus localizaciones fue La familia y uno más, secuela de La gran familia, que se rodó en 1965 y que tuvo de nuevo a Alberto Closas como protagonista. En los años sucesivos se ruedan en el puerto O pai de Migueliño, de Miguel Castelo en 1976; Dame lume, de Héctor Carré en 1994; Blanca Madison, de Carlos Amil en 1998; El lápiz del carpintero, de Antón Reixa en 2002; El regalo de Silvia, de Dionisio Pérez, también en 2002. Más recientes son Invasor, de Daniel Calparsoro en 2011, y El desconocido, de Dani de la Torre en 2015
