La Opinión de A Coruña

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Los albaceas de Piñeiro Pose llevan al menos cuatro años sin presentar las cuentas a la Xunta

La situación abre la puerta a la intervención del Gobierno gallego, pero los gestores indican que están negociando con este

Inmueble perteneciente a la Fundación Manuel Piñeiro Pose, que reclama el Concello. | // VÍCTOR ECHAVE

La Fundación Manuel Piñeiro Pose, que gestiona dos edificios entre Payo Gómez, Teresa Herrera y la plaza de Pontevedra que el Ayuntamiento le ha reclamado judicialmente, lleva al menos cuatro años sin presentar sus cuentas a la Xunta de Galicia, según una respuesta del Gobierno gallego a la consulta de un ciudadano. Esta es una obligación registrada en la ley que regula las fundaciones gallegas y abre la puerta a que la Xunta pida al juzgado intervenir la entidad, pero el abogado Alfredo Losada, que representa legalmente al patronato, señala que este está trabajando desde hace “meses” con el Gobierno gallego en una “modernización y regularización de actuaciones” y que este no ha iniciado los trámites necesarios para intervenir.

La ley 12/2006 señala que la Xunta es la responsable de gestionar las fundaciones de interés de la comunidad, entre las que, han confirmado tanto Losada como la Xunta a este diario, se encuentra la que representa. Las entidades deben aprobar sus cuentas anualmente y remitírselas al Gobierno gallego, y, si no, “no podrán percibir subvenciones ni ayudas públicas” autonómicas. Si incumplen esta obligación durante dos años consecutivos, la Xunta “tiene que solicitar de la autoridad judicial que ordene la intervención temporal de la fundación”. De acuerdo con la Consellería de Política Social e Xuventude “no constan” en el registro correspondiente “las cuentas de los cuatro últimos ejercicios” de la fundación.

Pero Losada recuerda que esta intervención deberá hacerse dentro de lo previsto por el artículo 50 de la ley. Esta establece que, si la Xunta advierte “una irregularidad grave en la gestión económica que ponga en peligro la subsistencia de la fundación o una desviación grave entre los fines fundacionales y la actividad realizada”, debe, en primer lugar, realizar un requerimiento a sus gestores para que la corrija. “No ha habido ninguna reclamación de la Xunta” en este sentido, indica el abogado de los albaceas, que indica que “llevamos tiempo trabajando con ellos”.

Si la Xunta realiza este requerimiento y los gestores no lo atienden “en el plazo que al efecto se señale”, el Gobierno gallego podría pedir al juez “la intervención temporal de la fundación”, previa audiencia del patronato. Si el juez la acepta, marcaría un cierto plazo en el que el Gobierno gallego asumiría las funciones legales que ahora le corresponden a los albaceas de Piñeiro Pose. Esta intervención es siempre temporal: si la Xunta quisiera prorrogarla, debe recibir una nueva resolución judicial.

Reclamación del Concello

La fundación Manuel Piñeiro Pose nació para gestionar el legado del filántropo del mismo nombre, fallecido en 1940 y que dejó en su testamento que las rentas de los edificios con fachada conjunta situados en el número 15 de la calle Payo Gómez y el 16 de Teresa Herrera se dedicasen a ayudar los enfermos del Hospital Municipal, una institución que desapareció hace cerca de cuatro décadas. El testamento establecía que el Ayuntamiento acabaría recibiendo la propiedad del inmueble, aunque en beneficio de la entidad benéfica, pagando una suma que se destinaría en favor del alma del donante.

La interpretación del documento ha generado una disputa entre el Gobierno local y los albaceas del testamento (actualmente el abad de la Colegiata y los párrocos de Santa Lucía y San Nicolás, de seis originales) que resolverán los tribunales. La posición del Concello es que es el heredero del legado, y que, pagando la suma que considera pertinente (unos 172.000 euros) debe adquirir la propiedad. El Ayuntamiento depositó esta suma en el juzgado ya en noviembre de 2021.

Pero los gestores del legado creen que las maniobras municipales son una “ficción jurídica” que “vulnera la voluntad” del filántropo. Esta, indican, fue socorrer a los usuarios del Hospital Municipal, no incrementar el patrimonio del Ayuntamiento. Desde la desaparición de la entidad benéfica, señalan, se ha “apoyado económicamente de forma ininterrumpida a otra serie de instituciones de la sociedad civil, vinculadas en mayor o menor medida al ámbito sociosanitario, de forma que se cumpliese de la mejor manera posible la voluntad de Piñeiro Pose”. Afirman que las aportaciones, desde 2015, han sumado “más de 900.000 euros”.

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