Érase una vez en Cuatro Caminos un vehículo de la limpieza de calles que ejercía sus habituales labores de barrido y fregado cuando se topó con un vecino con altos estándares de higiene pública. Según el testimonio de un colaborador que presenció la escena y cuya identidad preservamos, el hombre estalló en furia contra la operadora, certificando que “eso no se puede dejar así” e inquiriéndole si “volveréis a pasar por aquí”. ¿Y tenía razón? Ah, no lo sabemos, el estudio de la mugre de esta ciudad parece pertenecer a una arcana rama de la cuántica y depende del observador. Así se explica que para los partidos en la oposición siempre parezca sucia, y para los que gobiernan, limpia.