La Opinión de A Coruña

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Dando las horas durante 178 años en A Coruña

El Concello contrata el mantenimiento de siete relojes monumentales, de los que tres, los del Consulado, Eusebio da Guarda y Obelisco, llevan en marcha desde el siglo XIX

Dando las horas durante 178 años en A Coruña Víctor Echave | Carlos Pardellas | Casteleiro/Roller Agencia

El Ayuntamiento de A Coruña ha sacado a concurso por hasta 25.500 euros anuales el mantenimiento de los relojes monumentales de la ciudad: una colección de siete máquinas de especial interés histórico o artístico y propiedad del municipio. Casi todas ellas están situadas en las fachadas de edificios emblemáticos de la ciudad y son de gran antigüedad: al menos tres de los relojes llevan en funcionamiento desde el siglo XIX.

El más antiguo es el de la torre de la Casa del Consulado de Panaderas, que se remonta a 1844. El que corona el instituto Eusebio da Guarda es de 1889, mientras que el del Obelisco, un monumento creado en 1895 en homenaje al político Aureliano Linares Rivas, lleva en funcionamiento desde ese año. La máquina de la torre central del Palacio Municipal data de 1911, y el edificio alberga también a una máquina de pared recuperada del antiguo convento las Capuchinas, del que queda la iglesia en Panaderas. Estos estas máquinas mantienen sistemas tradicionales, con cuerdas para proporcionar energía y, en el caso de los que dan las horas, campanas.

También se incluye en el contrato el reloj floral de los jardines de Méndez Núñez, que, según el Ayuntamiento, desciende de una primera versión instalada en 1868, pero que se reformuló en 1947. La máquina actual funciona con electricidad y tiene un sistema de alimentación propio para mantenerse en marcha en los apagones. El más reciente de los relojes monumentales es el reloj de pulsera gigante de la plaza de As Lagoas, de sistema eléctrico.

La empresa que reciba el contrato, que se puede prolongar hasta tres años, deberá ocuparse de proporcionar trabajadores especializados para realizar los trabajos de conservación y mantenimiento, además de encargarse del suministro de pequeños materiales como las piezas mecánicas o de iluminación.

Y es que las máquinas, aunque resistentes, precisan cuidados. Los de cuerda exigen intervenciones diarias o semanales para darles cuerda, engrasarlos y subir las pesas, y hay que realizar ajuste en las campanas. Los relojes externos (todos menos el recuperado del convento de las Capuchinas) deben estar siempre en hora, según las condiciones del contrato. Mensualmente, la empresa deberá hacer una limpieza a fondo para retirar las grasas y suciedad acumuladas en la maquinaria.

Cada seis meses, la empresa contratada tendrá que hacer una revisión de agujas, y, con carácter anual, es necesario hacer una limpieza en profundidad de toda la instalación y un engrasado completo de los elementos móviles, además de presentar informes técnicos.

La empresa deberá enviar también a un especialista a los “eventos que requieran el concurso de cualquiera de los relojes”, para intervenir rápidamente si hubiese alguna incidencia. En el caso del reloj de la torre central del Palacio Municipal, deberá haber un técnico para controlar que salgan bien las campanadas del inicio y final de las fiestas y las de la noche de Fin de Año. En este reloj la adjudicataria también tendrá que realizar el alumbrado exterior de sus cuatro esferas.

Torre del Consulado (1844) | CARLOS PARDELLAS Enrique carballo

Torre del Consulado (1844)

El reloj de este edificio de Panaderas es el decano de los coruñeses. Fue fabricado por el francés Henry Lepaute Horloger hace 178 años, mientras que Ernest Sylviain Bolée creó su campana en las forjas de Le Mans el mismo año. La fecha figura inscrita en el metal. Cuenta con una sola esfera y puede sonar en horas enteras y en cuartos. Aún operativo pese a aproximarse a los dos siglos de historia, el reloj funciona con cuerda y puede hacerlo durante aproximadamente dos días sin necesidad de volver a enrollar el muelle de nuevo.

Torre del instituto Eusebio da Guarda (1889) | VÍCTOR ECHAVE

Torre del instituto Eusebio da Guarda (1889)

También francés, el reloj fue elaborado por Paul Odobey en Morez un año antes de que el filántropo que da nombre al edificio lo inaugurase. Cuenta con una campana y una esfera, y sones para las horas y los cuartos. Su autonomía es de 96 horas.

Torre central de María Pita (1911) | CARLOS PARDELLAS Enrique carballo

Torre central de María Pita (1911)

Pesa 1.610 kilos y fue fabricado durante los años de las primeras obras para construir el Palacio Municipal por el artesano Francis Paget. Cuenta con cuatro esferas y tres campanas, y tiene un empleado especial de mantenimiento en las fiestas de agosto y Fin de Año.

Torre Obelisco (1895). | CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA Enrique carballo

Torre Obelisco (1895)

El reloj se encuentra dentro del monumento cilíndrico de granito y cuenta con cuatro esferas rematadas por estructuras metálicas ornamentales que sujetan la veleta que lo corona. La maquinaria se encuentra en un habitáculo de madera en la base del monumento. No da las horas.

Reloj floral (1868) | VÍCTOR ECHAVE Enrique carballo

Reloj floral (1868)

Aunque la obra original data del año de la Gloriosa, el actual se colocó en 1947 y este año se renovó la maquinaria y los mecanismos. Las manecillas son analógicas y cuenta con un sistema de alimentación ininterrumpida bajo tierra para impedir que se pare si hay cortes de electricidad.

Reloj de pulsera (1994) | VÍCTOR ECHAVE Enrique carballo

Reloj de pulsera (1994)

Situado en la plaza de As Lagoas, esta escultura visible para los caminantes del Paseo Marítimo incorpore una esfera de reloj electro-mecánico, con programación. Su única esfera tiene más de dos metros de diámetro, aunque no da las horas. Fue creado por Correa Corredoira.

Reloj del antiguo convento de las Capuchinas | CARLOS PARDELLAS Enrique carballo

Reloj del antiguo convento de las Capuchinas

Fabricado por Morez, es el único del que el contrato de mantenimiento no indica la antigüedad, y también es atípico porque no está expuesto al público, aunque se puede ver en la planta baja del Palacio de María Pita. Se trata de un reloj de pared, con armazón para dos campanas.

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