La Opinión de A Coruña

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El barco olvidado de Comandancia

El informe que Xunta y Concello encargaron para las murallas proponía rehabilitar el edificio de estética náutica que las administraciones acuerdan demoler para construir un albergue

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La construcción del edificio de oficiales de Comandancia

Un museo de las estructuras defensivas de la ciudad; un centro creativo relacionado con la ilustración y el diseño; un albergue de peregrinos. Al menos tres usos han buscado las administraciones en la última década para la que fue residencia de oficiales de la antigua Comandancia de Obras, sobre las murallas de la ciudad. Solo el último, ahora, parece tener futuro, que pasa por el derribo del viejo y singular edificio para levantar en su lugar un alojamiento para quienes emprendan la ruta inglesa del Camino de Santiago, según anunciaron la semana pasada el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey.

La decisión ha causado rechazo en el campo de la arquitectura, como expresaron profesionales consultados por este diario. Entre otras razones porque el estudio de las murallas de la Ciudad Vieja que la Xunta y el Concello encargaron en 2013 al arquitecto José Ramón Soraluce —un informe aprobado en el Pleno como base para un plan estratégico con el que intervenir en la zona— propone la rehabilitación del edificio, opción que defienden los arquitectos.

Como el mismo Soraluce, que considera “intolerable” demoler una estructura “que está encima de un Bien de Interés Cultural”, las murallas defensivas. “Si es un particular el que pide derribarlo, Patrimonio no lo permite. Rehabilitar este edifico, que es un ejemplo de estilo racionalista con estética de barco, es absolutamente posible. Se puede reforzar la estructura, pero construir otro encima, además sobre un BIC como es el baluarte de Pelamios, es absurdo”, opina.

El estudio de Soraluce, aprobado en 2013, sitúa el inmueble de Comandancia en la zona 9 de las murallas, punto final del recorrido desde la plaza de María Pita. La intervención que propone es la “liberación de las construcciones militares abandonadas y la rehabilitación del edificio racionalista”. “Debe recomponerse el remate militar del baluarte, con elementos de materiales iguales o diferentes y fácilmente reversibles, hasta nivelar en altura la cota de la muralla de la calle Veramar”, añade. Apunta una cautela: realizar “un estudio de la cimentación del edificio a rehabilitar”.

Hoy, el Concello, según anunciaron Rey y Rueda, le cederá el edificio a la Xunta y esta lo derribará, de manera total o casi total, para construir otro nuevo. Soraluce, como otros arquitectos, lamenta que el inmueble “de estética moderna internacional” haya sido “olvidado” por las administraciones cuando la zona dejó de tener uso militar, lo que en su opinión ha causado su “degradación natural”.

En otra parte del antiguo complejo de Comandancia están las Naves de Metrosidero, recuperadas desde el mandato anterior y pendientes de que en el actual sean acondicionadas para su apertura como centro para la juventud.

Un plan para el alojamiento en el mandato anterior

La posibilidad real de que la residencia de oficiales de Comandancia de Obras fuera un albergue de peregrinos fue abordada por la Xunta y el Concello desde el comienzo del actual mandato, pero en los últimos meses del Gobierno de Marea Atlántica se redactó un anteproyecto con la misma finalidad que apostaba por “recuperar la nave y su estructura original de manera fidedigna”. La propuesta diseñaba un albergue juvenil de tres alturas con 20 camas, en cuya planta baja se situaría el acceso al comedor y a un espacio social abierto a los ciudadanos. La instalación se entendía “vinculada a las actividades de las Naves del Metrosidero, dotando de actividad al conjunto de manera continua”. Apostaba por respetar la estructura original y la disposición de huecos excepto en la planta baja, “donde la pieza se propone que sea lo más permeable posible enfatizando así la condición del baluarte como lugar público”. El anteproyecto también concebía un jardín de herbáceas perennes con un posible acceso a la contigua Sociedad Deportiva Hípica.

Racionalismo "en auge" y un salón con ojos de buey

El área definida como Pelamios “abarca el baluarte del siglo XVIII por el ingeniero Francisco Montaigú, conocido inicialmente por La Cruz de Roma, posteriormente se define como de los Pelambres y finalmente de los Pelamios, junto a actual calle Veramar”, describe el Estudio de identificación, definición histórica y acotación material de las murallas de la ciudad vieja de A Coruña realizado por José Ramón Soraluce en 2013. En ese ámbito “se construyeron entre 1939 y 1942 varias naves destinadas a la guerra química”. El edificio destinado al alojamiento de oficiales es de un año después, 1943, un ejemplo de racionalismo arquitectónico que, según Soraluce, seguía “en auge” tras la Guerra Civil. De la misma corriente son los edificios del Náutico de Vigo y el Náutico de San Sebastián. En las imágenes se ven las obras del inmueble, su terminación y el interior de un salón, con ojos de buey y estética náutica

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