La Opinión de A Coruña

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Jesús Cintora Periodista. Presenta su libro ‘No quieren que lo sepas’ este jueves en la ONCE

“Algunos llevamos 25 años presentando programas, pero se da bola a troleros”

“A mí nadie pudo llamarme para decirme que quitaban ‘Las cosas claras’ de TVE por haber mentido, porque no fue así, era un programa honesto, dinámico y riguroso”

Jesús Cintora posa con su libro ‘No quieren que lo sepas’. | // L. O.

La actualidad política, los hilos que mueven los poderes y el periodismo son los temas que trata Jesús Cintora en su libro No quieren que lo sepas. Lo presenta este jueves en la Fundación ONCE (20.00 horas) en un acto organizado por el Observatorio Coruñés de Análise Social e Política. Antes, ha respondido a esta entrevista por cuestionario para hablar de la profesión, de la cancelación de su programa y de todo lo que sigue oculto.

¿Qué es lo que no quieren que sepamos?

Hay que leer el libro, pero como avance digamos que algunos de los que tienen dinero y poder taponan avances en España. Y ocurre en los medios de comunicación, en política, con la justicia, con sectores estratégicos como las energéticas o con las privatizaciones en servicios públicos como la sanidad. Hay abusos y abusones. Lo más importante, al loro, los hay que intentan mantener al pueblo distraído, aletargado y poco leído.

¿Cómo definiría la actualidad política actual?

Justo por lo que te decía antes, por el empeño en construir una sociedad excesivamente conformista, desmovilizada y con un nivel cultural y de conocimiento mejorable, mucha gente no entiende lo que pasa y hay desconcierto y desafección. Muchas personas no pillan los juegos de poder o, por ejemplo, qué está pasando con la guerra, con todo lo que está suponiendo en pérdidas humanas y en problemas económicos.

¿Y qué le preocupa de ello?

De la guerra, que llegue la paz. De la lucha por la verdad, en mi parcela como periodista, si te hablo por ejemplo de la televisión, hemos ido retrocediendo en programas de investigación y de abordar los problemas de la sociedad sin tapujos, para aumentar horas de programas de chismes, superficiales, para no pensar ni incomodar mucho, que no conviene. Y defiendo que haya entretenimiento en tele, pero también más información, no menos. Veo la tele nacional y la que se hace en Galicia, también, porque vengo bastante por motivos personales, y mucha gente sabe de qué estoy hablando.

Corrupciones, pandemia, guerras… ¿Es normal que el espectador se canse ante tal panorama?

De entrada, problemas ha habido siempre. No creo en eso de “el momento peor de la historia” o “la situación más grave de la humanidad”. Eso es una estupidez. El mundo nunca fue un cuento de hadas y de alegres pastorcillos. Me interesa la siguiente disyuntiva: cabe contar los problemas para intentar arreglarlos o meterlos debajo de la alfombra para que sigan igual y que ganen los de siempre. El periodismo debe contar lo que pasa. El escapismo en esto no es bueno.

Ante todo ello, ¿hay censura? ¿se puede incluir ahí la cancelación de su espacio televisivo?

A mí nadie pudo llamarme a un despacho para decirme que quitaban Las cosas claras de TVE por haber mentido, porque no fue así, sino todo lo contrario, era un programa honesto, dinámico y riguroso. Hecho por gente con experiencia en el sector. Iba bien de audiencia y era de claro servicio público. A pesar de bastantes trabas. De quien no quería competencia, de quien cedió ante eso… Por ejemplo, hubo algunas quejas porque el programa lo producía TVE y una productora, que es el modelo que me encargaron. Lo llevaron a Competencia y este organismo dijo que el programa podía hacerse. Pero vaya, que podían haber cambiado esa fórmula y por mí sin problema, encantado, pero quedó claro que sobraba yo. Han seguido haciendo programas con la productora. Me dejaron sin trabajo. Nunca me han dado una explicación razonable, porque no pueden hacerlo. No guardo rencor y estoy agradecido a quienes ayudaron. Que también los hubo. Luego, algunos callan sobre una operación muy triste, en el poder político y mediático, pero hay que seguir. En la vida hay gente buena, mala y regular. Y hubo una campaña de mentiras que me dañó a mí y, sobre todo, sufrió mi familia.

¿Se difunden demasiados bulos? ¿Cómo pararlo?

Se difunden porque hay intereses de poder y de dinero para hacerlo. Y cada vez más. He sufrido campañas de ponerme etiquetas, de desprestigio, para marcarte, estigmatizarte, aislarte... Lo llaman fake news, pero es la mentira de siempre. Frente a eso, es mejor una sociedad que sepa más, no menos, con mayor capacidad de crítica y autocrítica y cuidar que los profesionales trabajen la información, no apartarlos. Algunos llevamos 25 años presentando programas de radio y tele, pero vemos que se da bola a troleros, algunos hasta con condena. ¿Por qué será? ¿por su perfume?

En los actos de presentación de su libro, ¿qué le dice el lector? ¿está enfadado, desencantado, molesto con la situación que expone?

Los actos son una fiesta, porque por encima de todo es bonito poder reunirte con gente y hablar, intercambiar impresiones, que pregunten, sin dejar de celebrar que estamos vivos para poder conversar. Y el sentimiento créeme que es sobre todo de curiosidad, la gente quiere saber, conocer, que le cuentes... Saben que no les cuentan todo. Frente a quienes no quieren que lo sepas, vienen a saberlo. Y contamos bastante.

¿Y usted? ¿Está desencantado con el periodismo?

Para nada. El periodismo no tiene la culpa. La tendrán los que no respetan el periodismo. Y todos no vamos a ceder. Hay muchos profesionales que se esfuerzan por hacerse respetar en su parcela cada día. En el periodismo local, nacional o internacional. Otros también hacen todo lo contrario y dan vergüenza ajena. Y mucho impostor con careta. Sigo en esto porque es el oficio en el que empecé incluso antes de la carrera, luego me saqué un título y he currado mucho, en horarios muy jodidos. También me han hecho putadas serias, pero así estamos muchos, como en tantos gremios. Ya te digo que la vida no es un programa de karaoke televisivo 24 horas.

¿Ya no tiene pelos en la lengua o nunca los tuvo? ¿Le quedan cosas por decir?

Ni te imaginas lo que queda aún por decir. Dicho esto, mucha gente tiene una inmensidad de cosas por decir y lo que hay que hacer es un esfuerzo por buscar esas historias y contarlas. Y que haya también concursos y prensa rosa, por supuesto, pero que no arrinconen la información política, social, económica, medioambiental, etc. Ya vemos que la vida es alegrías y problemas. Hay que dar voz a todo.

¿Todavía estamos a tiempo de ser mejores?

Todos. Pero no voy a entrar en esa homilía. Solo llegué a monaguillo. También cuento en el libro mis inicios en la parroquia del pueblo, por cierto. No soy de sermones. En mi carrera me he caracterizado más por repartir juego y por poner determinados temas en la mesa que otros callan para seguir pasando el cepillo.

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