El pianista y director de orquesta neoyorquino Andrew Litton estuvo el pasado martes en el Rosalía de Castro para un concierto que en otras circunstancias se le podría haber hecho duro pues, aparte de los retos de La Trucha de Schubert y el Sexteto para piano y vientos de Poulenc, llegó a la ciudad tras un viaje de “39,5 horas” desde Corea del Sur, según explicó en sus redes sociales. Sin embargo, “todo el cansancio se disipó rápidamente” al tocar con “miembros de la magnífica” Orquesta Sinfónica; se pondrá a la batuta de esta mañana en el Palacio de la Ópera. Descubrimos así que la orquesta coruñesa tiene un efecto en el ser humano contrario al que describió Sócrates en su Phaedrus para las cigarras (que cantan para inducir al ser humano a la vagancia), y la recomendamos como sustituto a la cafeína.