La inflación ataca al menú del día y vacía los restaurantes, que alertan de más subidas
Hay locales que ya han eliminado esta opción para comer porque “no compensa” y otros avisan de que tendrán que revisar los precios en enero | Hosteleros notan que cada vez “hay menos gente” en el turno de comidas

Ana Ceballos posa con el menú del día de O Freixo, en Federico Tapia. | // VÍCTOR ECHAVE / Ana Carro
“Ya no tenemos menú del día. Lo quitamos”, anuncian en el Momos, en la Ciudad Vieja. Una frase que pronto ya no será una rareza, ya que la inflación obliga a bares y restaurantes a revisar los precios de sus menús y también de las cartas. Los locales de A Coruña intentan resistir, pero alertan de que la situación es tan complicada que en enero “habrá que revisar los precios”, dicen desde el bar La ruta.
Con la subida de precios, “tener menú del día ya no compensa”, desvela José desde la barra del Momos, un local que antes atraía a muchos vecinos y trabajadores por su oferta de primero, segundo, postre y bebida. Ahora solo hay raciones. “Tenemos carta. Pusimos las raciones bien de precio, pero vamos a tener que subirlos. La luz, los productos... Todo es más caro. Además, aunque subas, no consigues casi recuperar”, analiza.
Generoso Montes cuenta desde La ruta que en la hostelería “se trabaja mucho y se gana poco”. Este local solo ofrece menús, así que, de momento, mantiene el precio, de 11 euros, para arrimar el hombro y no espantar a sus clientes. “Aquí viene mucho trabajador de la construcción y del puerto”, detalla.
Los hosteleros ya auguraban en verano que el otoño iba a ser duro. No se equivocaban. Los precios siguen subiendo y necesitan hacer cambios. Un menú del día a nueve euros es ya una utopía. “La situación está difícil. Nosotros, de momento, no hemos incrementado el precio, pero seguramente a principios de año haya que revisarlo. Ahora está a 13,50 euros”, informa Ana Ceballos en la taberna O Freixo. Le preocupa, además, que “todo está subiendo”.
Basta con dar un paseo por las zonas que concentran más restaurantes y observar las pizarras para ver los cambios. El Malpica, en Troncoso, ha incrementado un euro su menú, mientras que el Morriña, en la calle Olmos, está ya lejos de los casi nueve euros que proponía en 2014, cuando arrancaron. Ahora el menú cuesta 13 euros, 50 céntimos más que a principios de verano, cuando ya tuvieron que revisar las tarifas para ajustarse al mercado. El responsable de la cocina, Gonzalo Cotelo, ya avisaba hace unos meses que los menús a doce euros “van a dejar de existir” si la inflación sigue subiendo. Y parece que, por ahora, ese es el camino. “Es complicado mantener los precios”, lamentan desde el bar O Ventorrillo, donde, de momento, “como se venden muchos menús, compensa”. Pero son conscientes de que puede llegar un día en el que la cosa cambie, sobre todo porque si los precios siguen subiendo, la gente dejará de comer fuera de casa. “Todavía no tocamos el precio del menú, pero sí subimos algunas cosas de la carta, como los chipirones o los calamares. Se está notando mucho. Si el producto sube, nosotros también tenemos que hacerlo”, añade.

El cocinero del Momos, en la Ciudad Vieja. | // VÍCTOR ECHAVE / Ana Carro
La inflación no deja de golpear, sobre todo a Galicia. Según los últimos datos del INE, es la segunda autonomía española y primera de la península donde más han subido los precios en el ámbito de la restauración (un 9,1% entre septiembre de 2021 y 2022). Solo la supera las Islas Baleares, con un 11,9%. Madrid o Cataluña han sufrido subidas del 7,7% y 7,2%, respectivamente.
El problema, si los números siguen así, es ir perdiendo clientela, ya que estos restaurantes sobreviven gracias a esos trabajadores que van todos los días a comer. Eso hace que, en muchos casos, los hosteleros aguanten todo lo posible antes de subir los precios, pues entienden que la situación es “difícil para todos”. “Ahora hay menos gente. El verano fue bien, sobre todo porque la Ciudad Vieja es una zona turística, pero en invierno hay menos movimiento”, señalan en el Momos. Ceballos, desde O Freixo, reconoce que la actividad “ha bajado un poco”, pero todavía reciben clientes de las oficinas cercanas para disfrutar del menú del día. Muy cerca de ahí, en La conquista, en la calle Emilia Pardo Bazán, los precios se han congelado “por el momento” y notan que “sigue habiendo gente”, así que esperan que ese ritmo no se detenga cuando lleguen las bajas temperaturas y las lluvias.
El bar O Ventorrillo nota que “hay menos gente de la calle, aunque sigue habiendo muchos trabajadores” que deciden acudir aquí para comer al mediodía. Por ellos no tocan el precio del menú, es su forma de arrimar el hombro. Algunos locales, para seguir ocupando sus mesas, optan por ofrecer medio menú, una opción más económica.
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