Se acaba una larga etapa de unión vecinal en el bar social del número 9 de la avenida de Glasgow, ahora empieza otra, incierta pero a la vez esperanzadora. Los hosteleros del ambigú San Cristóbal que el jueves protestaron en la plaza de María Pita por la orden del Concello que los desaloja del local por la futura construcción de un centro cívico para los vecinos de San Cristovo das Viñas y O Birloque rebajaron ayer su disgusto tras una reunión con las ediles Yoya Neira y Diana Sobral. Estas les informaron de que podrán concurrir a la concesión del establecimiento hostelero que tendrá el centro cívico a partir de finales del próximo año y les ampliaron el plazo para dejar libre el bar. Su intención, de momento, es optar a gestionar el local, aunque deberán meditar si les compensa esperar alrededor de un año.

Iris Bragunde y Alfonso Corral forman el matrimonio que desde hace 19 años regenta el bar San Cristóbal, donde en este tiempo acuden a diario vecinos de la zona que han establecido un vínculo familiar con los hosteleros. El Concello proyecta desde hace años en el lugar un centro cívico, y ha desalojado a los responsables del bar porque, según refleja un expediente municipal, lo ocupaban sin licencia, por lo que la administración local inició un proceso de recuperación del inmueble.

Los hosteleros explican en cambio que en 2004 obtuvieron la concesión del local, sacada a concurso por la Sociedad Cultural y Deportiva San Cristóbal das Viñas, y sostienen que desde el año siguiente tienen la autorización para actividad hostelera y que la sociedad del barrio pagaba la tasa de basuras, por lo que el local contaba con autorizaciones municipales. Tras conversar ayer con las concejales y asumir su marcha, Bragunde y Corral afrontan el fin de una etapa en la que las mejores sensaciones, admiten, se las han dado los vecinos. Casi mil firmas recogieron en una semana para que el local no se cerrara.