“Me da pena que la policía ya me conozca cuando llamo. Me preguntan si soy el chico de la galería al que le roban siempre los jamones y les tengo que decir que sí, que soy yo”, dice Paco Santé, de la jamonería El Pasadizo y el negocio de frutas y verduras Mercedes, que están conectados en las galerías que unen Ramón y Cajal y Novoa Santos. En menos de un mes, durante el confinamiento, los establecimientos de la galería sufrieron cuatro robos o tentativas. El lunes por la tarde, a Paco le avisaron de que había alguien intentando entrar en su negocio y que ya había abierto la persiana del bajo de enfrente, fue a la galería, pero sus locales estaban bien. Al día siguiente, por la noche, otra vez, otra llamada y, la certeza de que habían ido a más y que ya le habían dañado la puerta para intentar entrar. No lo consiguieron.
Los comerciantes pusieron cámaras en la galería ante los sucesivos intentos de robo en sus negocios.