El Concello de A Coruña ve “verosímil” que la empresa que gestione Nostián sufra sobrecostes por obras

La futura concesionaria de la planta tendrá que afrontar una inversión mínima de 51,5 millones para renovarla, y es un riesgo “esperado” que los trabajos tarden más de lo previsto

Instalación de la planta municipal de tratamiento de residuos de Nostián.

Instalación de la planta municipal de tratamiento de residuos de Nostián. / Víctor Echave

El Ayuntamiento considera “verosímil” que la futura concesionaria de la planta de basuras municipal de Nostián se vea afectada por sobrecostes relacionados con las obras que tendrá que asumir, y considera un riesgo “esperado”, el nivel más alto de probabilidad, que se produzcan demoras en los plazos que perjudiquen a las cuentas de la empresa. El Concello realiza este análisis en un documento de evaluación de viabilidad del futuro contrato aprobado esta semana, que clasifica los riesgos que afronta la próxima empresa que entre en Nostián por su gravedad y probabilidad y anticipa así que ocurrirán problemas similares a los que tuvo la anterior actual gestora de la planta, Albada.

El documento es parte de los trámites para sacar un nuevo concurso para gestionar la planta, cuyo contrato se extinguió el 1 de enero de 2020 y que se ha prorrogado desde entonces. Estima que la concesión se debe entregar a 17 años e incluye realizar obras de adecuación de la planta que se valoran en unos 51,5 millones de euros. De este periodo, dos años serían de “periodo transitorio”, en los que la empresa recibiría pagos menores por la basura que trata (aunque aún así serían el doble del canon actual).

Durante este periodo se realizaría la “redacción del proyecto” de reforma, así como la “obtención de autorizaciones preceptivas y ejecución del mismo”, y también serviría “periodo para el cambio del modelo de gestión actual al modelo previsto”. Pero el análisis de riesgos ve una probabilidad de nivel 4, el segundo más alto tras el 5 y que clasifica como “verosímil”, de que haya sobrecostes en la construcción por el encarecimiento de “determinadas unidades de obra”, si bien cree que el impacto será “insignificante”. La misma probabilidad tiene que haya sobrecostes por problemas con los plazos, pero con más impacto, “menor”. Se da con una posibilidad “esperada” que bajen los ingresos previstos por este motivo, algo que tendrá un impacto “significativo”. Es también verosímil que haya sobrecostes significativos por demoras en la obtención de licencias y permisos de obra.

También se considera “significativa” el coste de que la empresa tendrá que pagar por una tasa de vertido “elevada” que se impondrá al contratista por cada tonelada que se envíe al vertedero sin ser tratada durante la fase de construcción, algo que pasará de manera “frecuente”. El propio plan de viabilidad prevé que el porcentaje de residuos enviados al basurero triplique en los próximos años el que marca la ley. Por la “situación de los equipos en el momento de iniciar el servicio”, se prevé ve muy probable que haya “elevados costes de mantenimiento”, aunque el gasto será “insignificante”.

El informe cree que en la fase de construcción no hay riesgos relevantes por catas arqueológicas, aunque pone un nivel de probabilidad “frecuente” y coste “significativo” a dos posibles problemas: el “rechazo social de la instalación” y que haya que realizar un estudio geotécnico.

En cuanto a los riesgos en los restantes quince años de actuación, se sigue viendo como “verosímil” que haya un incremento significativo del coste financiero para la empresa por retrasos en la obra, y como poco probable pero con posible impacto “alto” que la financiación para pagar los trabajos sea más alta que la estimada. El nivel más alto de probabilidad, cinco, se da a cambios perjudiciales en los ingresos por materiales que Nostián cobra por tratar a través de convenios con las administraciones o vende en el mercado.

En el siguiente nivel de probabilidad, cuatro, se encuentra la “infracción”, probablemente una errata por inflación, ya que se indica que “pueden darse circunstancias que desacoplen al aumento del IPC de los costes reales de producción” o, y que las administraciones implanten otro modelo de recogida selectiva de residuos. Esta tendrá un impacto “alto”, pero la inflación, por motivos ignotos, será bajo.

También tendría un impacto alto una variación del número de residuos que entran, aunque se ve menos probable, y con los mismos parámetros se advierte de que puede cambiar el régimen fiscal de la venta y autoconsumo de energía, pues Nostián produce biogás. Con menos riesgo se sitúa los cambios en la separación que hacen los hogares, los aumentos de los costes de operación o los retrasos de pagos. En conjunto, el informe ve que el riesgo es “asumible” pero “alto”.

Albada pagó un 50% de más

Albada ha sido hasta ahora la única concesionaria de la planta de Nostián, que siguen gestionando actualmente con prórroga del contrato, que se extinguió el 1 de enero de 2020, porque el Ayuntamiento aún no ha sacado a concurso el nuevo contrato; el plan de viabilidad, de hecho, es parte de la tramitación. Esta empresa también sufrió sobrecostes importantes, pues estimaba que precisaría 52,2 millones de euros para poner en marcha la planta y acabó pagando 78,1: un sobrecoste equivalente a la mitad del presupuesto original.

Del dinero invertido a mayores, según una auditoría económica de la concesión encargada por el Ayuntamiento, la parte más importante se debió a mejoras y reparaciones en la planta, que costaron cerca de 15,1 millones, mientras que la construcción de un nuevo vertedero para residuos no reciclables ascendió a más de 9,3.

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