Robots autónomos en A Coruña atentos a las sorpresas

El Citic de la Universidade da Coruña lidera un proyecto internacional para desarrollar aprendizaje abierto en máquinas ante situaciones no programadas originalmente

El director del Grupo Integrado de Ingeniería del Citic, Richard Duro, con uno de los robots del proyecto.

El director del Grupo Integrado de Ingeniería del Citic, Richard Duro, con uno de los robots del proyecto. / LOC

Tecnología, inteligencia artificial. A Coruña acapara estos términos esta semana y encara una etapa que la convertirá, con la elección de la ciudad como sede de la Aesia, en referente nacional de la IA. La investigación es uno de los fundamentos claves en los que se ha basado la designación, un terreno en el que hay proyectos y ejemplos variados que reafirman ese potencial coruñés. Uno de esos casos tiene a los robots como protagonistas e implica al Grupo Integrado de Ingeniería (GII) como parte de un equipo del Centro de Investigación en Tecnologías de la Información y Comunicación (Citic) de la Universidade da Coruña. El reto del proyecto consiste en proporcionar la base para crear robots autónomos a la hora de aprender y de enfrentarse a situaciones no previstas y que tengan un propósito general que los convierta en más útiles para los humanos.

“Los robots son aparatos programados para hacer una tarea concreta en un periodo concreto y en unas circunstancias concretas. Pero si cambiamos algo en su entorno, hay que reprogramarlos, lo que es muy costoso. El objetivo de Pillar-Robots es que los robots ganen en autonomía, que sean capaces de manejar situaciones que no estaban previstas en su programación cuando fueron construidos, que reaccionen ante esa cosa nueva y que la aprendan. Es lo que llamamos aprendizaje abierto: aprender en el mundo según surge algo nuevo no programado originalmente”, explica Richard Duro, director del GII, que lidera el consorcio internacional creado al amparo del programa Horizonte Europa y cuenta con un presupuesto de cinco millones de euros, de los que más de uno repercutirá en el Citic.

Participantes en el consorcio europeo del proyecto Pillar-Robots.   | // LA OPINIÓN

Participantes en el consorcio europeo del proyecto Pillar-Robots. / LOC

La investigación en la autonomía de robots es un campo que en los últimos años ha concentrado diversos proyectos, pero el aprendizaje abierto es un terreno más novedoso que persigue la adaptación de las funciones de los robots a las circunstancias. En el consorcio con presencia y liderazgo coruñés colaboran equipos de prestigio como el Consiglio Nazionale delle Ricerche (CNR) italiano, el centro de investigación Athina de Atenas, el grupo interdisciplinario AI2Life SRL, el fabricante PAL Robotics y la Universidad de la Sorbona de París. Más de 60 investigadores en total, de los que una docena pertenecen a los grupos GII y Lidia de la Universidade da Coruña.

Con ejemplos se entiende mejor el propósito del proyecto. “Si aprendo algo, quiero reutilizarlo. Si programo a un robot con la función general de hacer camas, quiero que aprenda también a qué entornos debe adaptarse y qué tipo de camas tiene que hacer (si es grande o pequeña, si es de casa o de un hotel…) sin tener que programarlo específicamente para hacer determinada cama”, expone Duro, doctor en Física en la especialidad de Electrónica por la Universidade de Santiago.

Pillar-Robots pondrá en práctica los demostradores robóticos en tres ámbitos. Uno es un entorno “en el que solo hay objetos”, el sector agroalimentario, como en la recogida y envasado de productos, por ejemplo, apunta Duro. En otro ámbito, el del entretenimiento educativo, intervienen humanos, “que son imprevisibles”, lo que dificulta el reto y obliga al robot a ofrecer servicios para diferentes tipos de usuarios del servicio (no es lo mismo educar para un menor de edad que para un mayor, para niños inquietos que para niños tranquilos...). Y en un tercer entorno, la producción industrial no estructurada y el comercio, actúan objetos y humanos; vale como ejemplo la reposición de productos en cadenas de alimentación teniendo en cuenta aspectos como la demanda o la afluencia de clientes según la hora del día o el día de la semana, siempre con el fin de maximizar las ventas.

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