En busca de la identidad a través del arte

El proyecto ‘Identidades’ reune en el Museo de Belas Artes una muestra de creaciones artísticas de colectivos migrantes, con diversidad funcional y en riesgo de exclusión de la ciudad

“Los que hacemos arte lo hacemos para alimentar el alma. Creo que un proyecto así alimenta el alma”, dice el artista y diseñador coruñés Héctor Francesch. El creador ha servido de guía, junto a otros artistas como Manel Cráneo, Isabel Pintado, Luisa Valdés u Óscar Cabana, en la última edición del proyecto Identidades, que permitió a colectivos en riesgo de exclusión de la ciudad adentrarse en el camino del autodescubrimiento personal a través de la creación artística.

El proyecto, puesto en marcha en 2018 y promovido por los Amigos del Museo de Belas Artes con la colaboración del Concello y la Diputación, ha sido un recorrido de varias semanas, que culmina en la primera planta del museo con una muestra de los proyectos que personas con diversidad funcional, migrantes y otros sectores vulnerables han elaborado en torno al concepto de identidad.

Lo han hecho tras asistir a una serie de talleres, teóricos y prácticos, en los que los artistas implicados les ofrecieron nociones en una serie de herramientas artísticas para poder expresar sus sensibilidades. “Este proyecto nace para acercarnos a colectivos a los que el museo no suele acercarse. Los artistas se han entregado por amor al arte y por cariño al proyecto. El resultado es excepcional”, valoró el director de Amigos del Museo de Belas Artes, Perico Vasco. No miente en su percepción. El conjunto de creaciones que ocupa la primera planta del recinto dibuja los collages y las viñetas de los usuarios de Cruz Roja, los esbozos a rotulador de los residentes del Hogar Sor Eusebia, las creaciones en diversos formatos de los alumnos del Centro Ocupacional Pascual Veiga o la estampación de los usuarios de la Fundación Juan Soñador; todas ellas componen un crisol de creaciones en técnicas diversas, sin más hilo conductor que la observación de los propios desvelos, deseos, voluntades y expectativas.

Para los usuarios de la ONG Ecodesarrollo Gaia, procedentes en su mayoría de Senegal, la experiencia supuso reconectar con sus raíces a través de la inmersión en el arte africano, basado en figuras que recogen los rostros de los integrantes de las familias, sus antepasados y sus descendientes.

“Empezamos a imaginar cosas con barro, a hacer caras, imaginar ideas. La experiencia fue genial. A todos nosotros nos gustó mucho. Era la primera vez que hacíamos algo así”, cuenta Babara, mientras señala su creación, expuesta en una de las vitrinas de la muestra: una máscara moldeada en barro con las banderas de Senegal pintadas en las mejillas. Identidad, raíces y, en su caso, la unidad de todo el conjunto como concepto. “Acercar a la gente al museo es verdaderamente en sí la obra de arte. La satisfacción de los participantes es enorme, el proyecto es una obra de arte completa”, valoró Guillermo Fernández Obanza, representante de Ecodesarrollo Gaia.

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