El final de la concesionaria de la fábrica de armas: El juzgado decreta la extinción de Hércules de Armamento

La juez resuelve la conclusión del concurso de acreedores por insolvencia solicitado por la empresa en octubre por “insuficiencia de masa activa” | Defensa le adjudicó la planta en 2014 pero no recuperó la actividad

Ramón Mejuto, con un papel en la mano, en una rueda de prensa con personal de la fábrica en 2015.   | // 13FOTOS

Ramón Mejuto, con un papel en la mano, en una rueda de prensa con personal de la fábrica en 2015. | // 13FOTOS / Rubén D. Rodríguez

El juzgado de lo Mercantil número 2 de A Coruña ha decretado la extinción de la empresa Hércules de Armamento, concesionaria de la antigua fábrica de armas desde finales de 2014 hasta febrero de 2020, cuando entregó las llaves a la Delegación de Defensa en Galicia y desalojó las instalaciones de Pedralonga. La firma había solicitado hace dos meses ante el mismo juzgado la situación de concurso de acreedores con carácter voluntario y la juez acaba de decretar la conclusión del proceso concursal por “insuficiencia de la masa activa” de la compañía, razón por la que acuerda su extinción.

El dictamen, recogido en un auto con fecha de este lunes, supone el cierre provisional de la hoja de inscripción de Hércules de Armamento en los registros públicos correspondientes. Transcurrido un año a contar a partir del ordenamiento del cierre de la hoja registral por parte de la jueza sin que se haya producido la reapertura del concurso, el registrador procederá a la cancelación de la inscripción de la empresa con el cierre definitivo de la hoja.

Tras examinar la solicitud de concurso por insolvencia y la documentación aportada, entre ella las memorias económicas de su gestión en la fábrica de armas, la magistrada concluye que los bienes y derechos de la antigua concesionaria libres de cargas son de “valor inferior al previsible coste del procedimiento” concursal, señala el auto de conclusión. Indica además que, al haber transcurrido el plazo de quince días desde la declaración de concurso sin masa con carácter de voluntario, no fue solicitado el nombramiento de un administrador concursal.

De acuerdo con lo dispuesto en el texto refundido de la Ley Concursal, la resolución que acuerde la conclusión del concurso por finalización de la liquidación o por insuficiencia de la masa activa del concursado, el juez ordenará la extinción mediante el cierre provisional de la hoja abierta a esa empresa en el registro público en el que figure inscrita. Contra esta resolución del juzgado no cabe recurso alguno.

Hércules de Armamento abandonó las instalaciones de la antigua fábrica hace casi tres años, pero tras negarse repetidas veces cuando ya había empezado a tomar forma el proyecto de la Ciudad de las TIC, el parque de innovación tecnológica promovido por la Universidade da Coruña (UDC) y el Clúster TIC de Galicia. Estos ya habían solicitado a Defensa la concesión demanial de la parcela de los terrenos donde están las naves industriales y los edificios administrativos, que finalmente obtuvo la institución académica en febrero de 2020.

Hércules, dirigida por Ramón Mejuto, se convirtió en octubre de 2014 en la concesionaria de la antigua fábrica de armas al ganar un mes antes el concurso público promovido por el Ministerio de Defensa, propietario de los terrenos de Pedralonga, para darle continuidad a la actividad industrial que estaba paralizada en la planta. El proceso fue criticado por trabajadores agrupados en torno al antiguo comité de empresa, que apostaban por la otra candidata, el grupo IFFE, y denunciaron intereses “oscuros” en la concesión. Hasta el último día en que la empresa se mantuvo en la vieja planta, los empleados se turnaron en una caseta instalada ante el acceso principal como medida de denuncia.

Hércules se comprometió a generar empleo y a tener actividad industrial. No tardó en no cumplirlo. En noviembre de 2015 fue suspendida la autorización como fábrica de armas de guerra que se le había concedido como consecuencia de haber retirado el servicio de vigilancia de las instalaciones. Las dudas sobre su gestión aumentaron a lo largo del año siguiente, después de que dos comisiones de seguimiento detallasen las dificultades financieras de la empresa tanto por la falta de ingresos como por el aumento de las deudas, especialmente por salarios atrasados a la plantilla y con Hacienda y la Seguridad Social.

Con el paso de los años, persistieron las irregularidades: Hércules no abonó al Estado parte del canon anual, continuó sin tener servicio de seguridad y perdió el suministro de luz y agua por impago de las facturas. Cuando Hércules dejó sin pagar la cuarta anualidad a la Seguridad Social, Defensa se decidió en firme a revocar la concesión de la fábrica de armas, a finales de 2017. El abono nunca se realizó y unos meses después el ministerio inició el expediente de extinción del contrato.

La Justicia intervino ordenando la salida de Hércules de las instalaciones de Pedralonga, recurrida por Mejuto, hasta que un juzgado de lo Contencioso-administrativo de A Coruña autorizó su desalojo forzoso de la fábrica de armas a comienzos de 2020. Defensa, que había solicitado la ejecución del desahucio meses antes tras revocar la concesión, recuperaría la instalación industrial de forma temporal, hasta que hiciese oficial la nueva adjudicación a la UDC para poner en desarrollo la Ciudad de las TIC. El director de Hércules de Armamento entregó las llaves de forma voluntaria tras agotar todas las herramientas judiciales para mantenerse en una instalación que desde hace tres años había perdido su actividad industrial. Medio centenar de militares de la Brilat de Pontevedra vigilaron la fábrica hasta que volvió a tener concesionaria, la Universidad, que a lo largo de 2023 prevé abrir el primer edificio en uso del parque tecnológico, el Centro de Servicios Avanzados.

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