La Xunta tendrá que pronunciarse en seis meses sobre la protección de los murales de Lugrís

O Mural insta a Patrimonio a declarar Bien de Interés Cultural los frescos pintados por el artista en la calle Olmos | El Concello, incapaz de localizar a los dueños del edificio para entrar y evaluar el estado actual de las pinturas

Dos participantes en la Manifestación Atlántica por el Día de Lugrís, el 17 de diciembre de 2022, ante la cinta de la Policía Local que impide el paso al edificio tras la caída de cascotes. |   // VÍCTOR ECHAVE

Dos participantes en la Manifestación Atlántica por el Día de Lugrís, el 17 de diciembre de 2022, ante la cinta de la Policía Local que impide el paso al edificio tras la caída de cascotes. | // VÍCTOR ECHAVE / Gemma Malvido

La asociación O Mural ha solicitado formalmente a la Dirección Xeral de Patrimonio que declare Bien de Interés Cultural (BIC) los murales que Urbano Lugrís pintó en el número 25 de la calle Olmos para lograr su máxima protección. Una vez recibida esta solicitud, según dicta la Lei do Patrimonio Cultural de Galicia, tendrá que ser atendida y, si en plazo de seis meses no se ha emitido resolución expresa, se entenderá desestimada. En caso de que la Xunta considere que la petición carece de fundamento, tendrá que notificar a la entidad solicitante la inadmisión de la propuesta explicando los motivos por los que determina que los bienes no son merecedores de contar con la protección BIC.

El reloj empieza ahora a correr y se parará en julio, cuando la Xunta tendrá que haberse posicionado ya a favor o en contra de la apertura de un expediente que estudie si estos murales pueden entrar en el listado de Bien de Interés Cultural. En caso de que iniciase el procedimiento, los frescos contarían cautelarmente con las mismas condiciones que otras obras BIC —hasta el cierre del expediente que bien podría ser favorable a la protección o desfavorable—.

La asociación O Mural decidió abrir esta vía para “salvar la obra de Urbano Lugrís”, ya que, actualmente —y desde que cerró el restaurante Brasa y Vino hace ya más de un año— , nadie sabe cuál es el estado de los frescos pintados en el que fue el primer restaurante en el que se pudo comer pidiendo a la carta en A Coruña.

En junio de 2021, la entidad solicitó al Concello que realizase una inspección en el inmueble para comprobar cómo estaban los murales y, en caso de que fuese necesario, adoptase medidas para su conservación —toda vez que el edificio se encontraba en estado de abandono—. Esta solicitud, medio año después, no ha recibido todavía respuesta. Así que, ante el silencio del Gobierno local, la entidad pedirá participar en el Escano Cidadán para escuchar las explicaciones del Concello en directo.

Fuentes municipales indicaron ayer a preguntas de este diario que el Concello no es capaz de localizar a los propietarios del inmueble para notificarles su interés en entrar a visitar las obras para determinar cuál es su estado de conservación, de modo que, el 24 de noviembre del año pasado, tan solo unas horas después de que se desplomase parte de la galería del edificio, solicitó a la Xunta que actuase “a la mayor brevedad” con el fin de proteger estos murales, que reflejan una vista de la ciudad, peces y fondos marinos en ojos de buey, y la imagen de la Torre retratadas desde una playa. Para entonces, el Ejecutivo autonómico informó al Concello de que iniciaba los trámites para ponerse en contacto con la propiedad para interesarse por los murales. El Concello alega que no puede entrar por la fuerza en el edificio para verificar el estado de las pinturas, aunque sí podría hacerlo con autorización judicial, ya que los frescos se encuentran dentro del ámbito de actuación del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) de Ciudad Vieja y Pescadería.

La asociación O Mural reivindica no solo la conservación de los frescos, sino que puedan ser visitados por los vecinos y es que, durante quince años, las pinturas estuvieron vedadas al público, ya que, desde que cerró La Bottega hasta que abrió el Brasa y Vino, no se podían franquear las puertas del número 25 de la calle Olmos sin permiso. Ahora, la situación es similar, aunque con el edificio en un estado de deterioro mucho mayor.

El arquitecto Marcos Samaniego, que hizo el estudio del mural de Lugrís que estaba en el antiguo Vecchio previo a su restauración, explicó en la Manifestación Atlántica del 17 de diciembre, a preguntas de este diario, que los materiales con los que pintaba el artista no eran de la mejor calidad, así que, sus paisajes están sobre cemento, ladrillo, piedra o tierra unos materiales que, en contacto con el agua, aceleran la descomposición de la pintura.

La asociación O Mural, en este caso, cuenta con el precedente de la declaración BIC de la pieza que estaba en el antiguo Vecchio, en la calle Real, por lo que defiende que, si en aquel caso, la Xunta le otorgó la máxima protección, no hay razones ahora para que estas otras obras sean excluidas del listado de Bien de Interés Cultural.

La declaración BIC del mural de la calle Real —que después restauró Abanca y que ahora puede verse en la sede de la entidad, también en la calle Olmos—, sin embargo, no fue fácil. La asociación O Mural, al igual que ha hecho con estas obras, solicitó a la Xunta que incoase el expediente para determinar si el fresco podía ser nombrado BIC, sin embargo, pasados los seis meses que fija la ley, no lo hizo ni se pronunció al respecto.

Entonces, O Mural demandó a la Administración autonómica y el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) le dio la razón a la asociación y condenó al Ejecutivo autonómico al pago de las costas del procedimiento. Una vez abierto el expediente, la Xunta estudió la importancia de la obra y le otorgó la máxima protección a la creación que muestra, en este caso también, una vista de la ciudad soñada por Lugrís.

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