Cabalgata de Reyes de A Coruña 2023: Fantasía, pintura, ilusión y unas cuantas pantallas

El Concello estima que 130.000 personas acudieron a la cabalgata de Reyes. Melchor: “A Coruña es una ciudad fantástica, nunca llueve”

“No, tiramos a dar”, le dijo un niño de una carroza al actor Ramiro Neira que, este jueves, ejerció de maestro de ceremonias en la plaza de María Pita, cuando le preguntó si tiraba los caramelos hacia arriba para que cayesen como una fina lluvia sobre el público.

Un niño con un megáfono sujetado por su abuelo pide caramelos en la cabalgata; uno de los osos hinchables saluda a unos niños; debajo, Fernando Pujalte, caracterizado de Pablo Picasso, con su Lilicleta, esta vez, decorada con motivos del pintor malagueño; debajo, tres artistas, en el desfile; a la derecha, Sus Majestades con la alcaldesa, Inés Rey, y, debajo, público asistente a la cabalgata.   | // CARLOS PARDELLAS Y CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Un niño pide caramelos con un megáfono. / Carlos Pardellas

Se lo decía de broma, claro, aunque, el miedo a que un proyectil dulce le rompa las gafas a quien está tranquilamente en la calle está siempre ahí y es algo que se repite año tras año.

Fantasía, pintura, ilusión y unas cuantas pantallas

Tres participantes en el desfile. / Gemma Malvido

La cabalgata de los Reyes Magos llegó a la ciudad ya sin las mascarillas que tapaban el año pasado las sonrisas de los más pequeños y sin restricciones que obligasen a guardar distancias y no dar besos ni abrazos.

Fueron, según fuentes del Gobierno local, unas 130.000 personas las que acudieron a ver el desfile en el que el hilo conductor fue la pintura de Pablo Picasso, así que, todos los pequeños figurantes que participaron tirando caramelos lo hicieron ataviados con unos mandiles de pintor y unos sombreros al estilo parisino.

Fantasía, pintura, ilusión y unas cuantas pantallas

Los tres Reyes Magos, con la alcaldesa, a su llegada a A Sardiñeira. / Gemma Malvido

En las carrozas, muchas sonrisas y brazos lanzando caramelos e ilusión por llegar a María Pita, en la plaza, ganas de ver a los Reyes Magos en persona, también de escucharles y de que supiesen que se habían portado bien, incluso, mejor que bien, así que, con ganas de decirles que en sus zapatos, al despertar, les gustaría ver alguna de las cosas que habían pedido y que, este año, a diferencia de ejercicios anteriores, tenían mucho que ver con pantallas (tablets, móviles, consolas y videojuegos) y poco con puzzles o pijamas.

Fantasía, pintura, ilusión y unas cuantas pantallas

Uno de los espectáculos de la cabalgata. / Gemma Malvido

Antes de que los bomberos entrasen en María Pita y escuchasen eso de: “Esos bomberos, que tiren caramelos”, llegaron unos osos gigantes, también unos pingüinos y una princesa de hielo que cantaba en directo, músicos en patines, los integrantes de Enki con sus sillas adornadas con luces de colores y una bailarina que, con una bengala, fue capaz de iluminar toda la plaza. Entre aplausos y caritas de emoción, llegó Melchor, que aseguró, al bajarse de su carroza que A Coruña “es una ciudad fantástica y que nunca llueve”.

Fantasía, pintura, ilusión y unas cuantas pantallas

Participantes en la cabalgata. / Gemma Malvido

“Vine muchas veces pero pocas vi tanta gente como hoy [por ayer]”, dijo Melchor, poco antes de subir al balcón. A la plaza, Baltasar llegó con las cartas de los niños de A Coruña en la mano, aún pendientes de leer para que no se le pasase nada. Tras el chocolate que se tomaron los pequeños pajes reales, Sus Majestades subieron al balcón de María Pita para dar un último saludo a las familias coruñesas, para decirles a los niños que sabían que se habían portado muy bien y que se tendrían que ir muy temprano para cama y que se olvidasen de descubrirlos porque su labor ha de ser “solitaria” y silenciosa.

Fantasía, pintura, ilusión y unas cuantas pantallas

Niños siguen la cabalgata. / Gemma Malvido

“Vamos a trabajar toda la noche para que tengáis un recuerdo maravilloso de este 2023”, dijo Melchor, que deseó “mucha felicidad” a todos. Los que seguro que se quedaron sin regalo fueron dos adultos que se empujaron al poco rato de empezar la cabalgata.

Fantasía, pintura, ilusión y unas cuantas pantallas

Público en la cabalgata. / Gemma Malvido