Reacciones al polígono de San Amaro: los vecinos de Monte Alto consideran excesiva la edificabilidad

Colectivos aprueban la urbanización de una zona “en mal estado” y defienden “actualizar” el desarrollo inmobiliario, que permite unos 260 pisos, por tratarse del entorno de la Torre

Coches aparcados en una zona sin urbanizar del polígono de San Amaro-Orillamar. |   // CARLOS PARDELLAS

Coches aparcados en una zona sin urbanizar del polígono de San Amaro-Orillamar. | // CARLOS PARDELLAS / R. D. Rodríguez

Urbanizar sí, edificar según. El polígono residencial de San Amaro-Orillamar, una superficie de 15.781 metros cuadrados situada entre Monte Alto y Adormideras, suscita reservas en los portavoces vecinales del barrio. Están a favor de adecentar una zona “descuidada y en mal estado” para dotarla de comunicaciones y servicios junto al paseo marítimo, pero recelan del desarrollo inmobiliario incluido en el último plan general del mandato de Francisco Vázquez, el de 1998, que fue incorporado al PGOM de 2013. De acuerdo con el planeamiento urbanístico, los promotores del polígono podrían construir al borde del paseo unos 260 pisos en bloques, uno de seis alturas y el resto de nueve. Los vecinos, aunque no se muestran contrarios a que haya nuevas viviendas, creen que la edificabilidad es excesiva y proponen rebajarla o “actualizarla”.

“El entorno no permite la acumulación de edificios como si esa zona fuese una ciudad dormitorio. Sería adecuada una concreción urbanística y que se exigiese una edificabilidad de acuerdo con el entorno de la Torre. Sin intención de arruinar el negocio de los propietarios de los terrenos, deberían actualizarse los proyectos y la edificabilidad”, expone Xosé Vázquez Romero, presidente de la Asociación de Vecinos de Monte Alto-As Atochas-Torre de Hércules.

El desarrollo de este polígono es para Ricardo Vales “una herencia del urbanismo maltrecho del vazquismo”. El que fuera también presidente del colectivo vecinal de Monte Alto y actual portavoz de la plataforma cívica Defensa do Común, ve conveniente urbanizar las parcelas “sucias”, aunque considera “cuestionable” la edificación. “Esperemos que los hipotéticos edificios que puedan levantarse en el polígono no actúen como apantallamiento de la Torre de Hércules”, señala Vales.

La Xunta dio luz verde hace unos días al proyecto de urbanización del polígono San Amaro-Orillamar al entender no tendrán efectos significativos sobre el medio ambiente las obras previstas, que se extienden desde el cementerio de San Amaro hasta la rotonda de acceso al Club del Mar en Adormideras y comprenden el frente sin urbanizar del paseo y un triángulo formado por parte de la avenida de Navarra, la calle Fuente de San Amaro y la residencia de mayores Torrente Ballester. Los inmuebles que posteriormente podrían construirse completarían la manzana del entorno, que hoy tiene grandes medianeras a la vista.

La asociación vecinal de Monte Alto solicitó a Patrimonio en marzo de 2022 la realización de un estudio histórico-arqueológico-antropológico en la zona más próxima a la residencia para documentar un santuario o capilla que hace siglos hubo en el denominado Balcón de Santo Amaro. El departamento de la Xunta respondió en aquel momento que su Servicio de Inventario carecía de los “medios precisos” para desarrollar dicho estudio. Posteriormente señaló que no se encontraron restos de la capilla, según recoge el informe de impacto ambiental del proyecto de urbanización al que se le acaba de dar luz verde.

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