Entrevista |

“Shostakovich no se toca, se vive”

“La Sinfónica necesita volver a salir de gira y una nueva caja acústica para seguir creciendo”

Víctor Pablo Pérez, en el Palacio de la Ópera.   | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Víctor Pablo Pérez, en el Palacio de la Ópera. | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA / Gemma Malvido

El maestro Víctor Pablo Pérez vuelve a dirigir a la Sinfónica, formación de la que estuvo al frente durante veinte años, este viernes, en el Palacio de la Ópera, a las 20.00 horas.

Vuelve a casa...

Suelo venir una vez al año y encantado de estar con la orquesta y de ver los cambios que va habiendo. La orquesta está en muy buena forma. Ha empezado un proceso de renovación de la plantilla, con gente joven, muchos de ellos proceden de la Joven y eso es muy gratificante, porque así se hizo el proyecto, para que los niños pudiesen tener su futuro profesional en la orquesta de su ciudad. Esto se está produciendo con unos niveles sorprendentes, porque están muy bien preparados. El verano pasado dirigí a la Joven en Granada y tuvo muchísimo éxito porque es muy buena. Lo más importante para el proyecto es que haya esta continuidad y estos resultados.

¿Es como lo habían planeado?

Uno de los requisitos importantes para contratar a los músicos que venían era su capacidad pedagógica, si podían enseñar a las nuevas generaciones. En su momento hubo unas críticas enormes porque había muchos músicos extranjeros y yo no paraba de explicar que era porque no había orquestas en nuestro país porque no había músicos bien preparados y no había músicos porque no había orquestas.

Y aquí rompieron ese círculo.

Esta orquesta y la de Tenerife fueron un referente en esto. Crearon sus proyectos importando músicos que no solo iban a tocar conciertos sino que iban a hacer cantera. Hoy en día se ven los resultados, porque las plazas que están saliendo en la Sinfónica están siendo ocupadas por músicos que salieron de esa época. Ya no hay que importarlos, aunque esto no quita para que, si hay un músico extraordinario, se le pueda fichar. Los músicos españoles jóvenes son el 40% de los músicos de las jóvenes orquestas más representativas que hay en Europa. Hemos llegado a exportar músicos.

Y ahora tiene en la orquesta a músicos que se criaron en el Palacio de la Ópera.

Sí, desde niños y lo importante es que se han formado en la misma idea, la misma técnica y en la misma mentalidad musical que los adultos, hay una continuidad en cuanto al estilo, el sonido y la forma de ver la música que ha construido la orquesta.

El programa del viernes es de Tchaikovsky y Shostakovich, que no son unos desconocidos ni para usted ni para el público coruñés.

El concierto para violín de Tchaikovsky es de los más directos de los escritos, tenemos una solista de lujo, que es Bomsori Kim, que no es promesa sino una nueva realidad de los talentos internacionales. Ha grabado con las mejores compañías y está en su mejor momento profesional. La sinfonía quinta de Shostakovich ahora es conocida, pero de las quince que compuso, creo que tres o cuatro las estrené yo en España. Hace treinta años costaba mucho programarlo, la gente pensaba que iba a ser agresivo. En Tenerife, incluso le fui a pedir un patrocinio al director general de Cepsa para poder contratar refuerzos musicales para poder interpretar una sinfonía. Él no la conocía y yo le regalé un disco y le dije que, si después de escuchar el primer movimiento, no le gustaba, no la hacíamos, pero que si le gustaba, nos tenía que ayudar. Es una sinfonía muy espectacular y la hicimos. Yo siempre lo he dado a conocer todo lo que he podido, porque soy un enamorado de su música. Es un compositor que cuenta su vida y de la Unión Soviética a través de su música. Decidió seguir viviendo allí a pesar de que fue muy atacado y de que le pasaron cosas terribles en su vida.

¿Cómo es esta quinta?

La comienza con mucha rabia contenida porque traslada lo que él estaba pasando. El régimen quería que escribiese música más popular y fue muy criticado hasta por Stalin, así que, tenía miedo por su vida. Su profesor fue ejecutado en esos días, su hermana, enviada a Siberia con su marido, su abuela fue trasladada y su marido, deportado. El régimen le obligó a hacer una audición previa para ver si estrenaba la obra o no. En algunos momentos se nota cómo la maquinaria del Estado se impone sobre él y sobre el pueblo. Estaba muerto de miedo todo el día. Sus sinfonías no se tocan, se viven. El régimen quería una sinfonía triunfal y él, irónicamente, lo que hace es un final muy brillante, reiterativo, con acordes perfectos, para decir: “¿queréis triunfo? Ahí tenéis triunfo”. Es historia moderna y actual. Si hoy viviese, lo pasaría muy mal por la invasión de Ucrania.

Y cada director, cada orquesta, la toca de manera diferente.

Lo importante no son las notas sino lo que hay detrás. La primera lección de piano que recibí me marcó para toda la vida. El profesor me explicó cómo tocar un do y, después, me dijo: “ha sonado, pero no ha hablado, tiene que hablar, tiene que decir algo”. El sonido no es nada si no tiene una intención. Sin intención sería una cosa mecánica que podría ser tocada por ordenador, pero le faltaría el alma.

La Sinfónica se prepara para una nueva etapa, con la incorporación de Roberto González-Monjas como director, ¿cómo ve el futuro de la orquesta?

La etapa de Dima Slobodeniouk ha sido estupenda porque ha mantenido el nivel de la orquesta. La de Roberto es muy interesante, porque es joven, con un gran talento, de los mayores que tenemos en España, se formó un poco aquí como concertino y tiene buenos contactos internacionales. Para mí, hay dos cosas urgentes en la orquesta para proyectar su futuro: volver a hacer giras internacionales porque es extraordinaria y debe ser vista fuera y una buena y nueva caja acústica. Es imprescindible para los próximos años, hay que hacer un esfuerzo porque cuesta mucho dinero, pero sin esta caja acústica, que haga que los músicos se escuchen mejor entre ellos y que tengan mejor conexión con la sala, no habrá mejora de la orquesta. La OSG es muy respetada fuera y la gente quiere escucharla en directo, así que, el gran reto de Roberto es que llegue al público y que se asombre porque esta orquesta tiene un nivel fuera de serie.

¿Cuánto es “mucho dinero”?

En Tenerife fueron 500.000 euros de entrada y ahora se completará con otros 500.000 para conectar la caja con la sala. Es una inversión de futuro. Hace treinta años había gente que pensaba que la orquesta iba a ser un gasto y eso es un error. Es una inversión que da sus frutos.

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