Piedras de honor para las víctimas de campos nazis

El Concello y Memoria Histórica recordarán a 17 represaliados coruñeses con losas de bronce colocadas delante de sus viviendas

La alcaldesa, Inés Rey, ayer delante de familiares de víctimas coruñesas de campos de concentración nazis y concejales.   | // LA OPINIÓN

La alcaldesa, Inés Rey, ayer delante de familiares de víctimas coruñesas de campos de concentración nazis y concejales. | // LA OPINIÓN / R. D. Rodríguez

Stolperstein es una palabra alemana cuyo significado literal es “piedra que hace tropezar a quien camina”. El vocablo tiene otra aceptación que desde 1992 ha dado nombre, en plural —con una e al final— a un proyecto conmemorativo dedicado a honrar a los seres humanos que fueron deportados y asesinados por el nazismo. A Coruña va a adoptar el proyecto Stolpersteine para recordar la historia y la memoria de 17 coruñeses que murieron o sobrevivieron en campos de exterminio. Lo hará con la colocación de unas losas de bronce de 10x10x10 centímetros que en la parte superior llevan incrustadas una placa de latón donde están grabados los datos esenciales de la persona honrada y el campo al que fueron deportados; cada una será puesta delante de las viviendas de la ciudad que ocuparon los fallecidos, en la acera.

La iniciativa, anunciada este jueves por la alcaldesa, Inés Rey, comenzará con la colocación de estas piedras de la memoria el próximo verano y está impulsada por la Asociación pola Recuperación da Memoria Histórica (ARMH). Asistieron al acto la portavoz del colectivo, Carmen García Rodeja, y familiares de cuatro víctimas coruñesas, Julio Martínez Arias, Adolfo Bregua Mouriño, Martín Ferreiro Álvarez y Eduardo Sánchez García, quienes recordaron parte de las experiencias sufridas por sus antepasados.

Juan Carlos Martínez Ortega nunca conoció a su tío Julio. A él y a su familia les llegó hace años, por medio de un cura, una carta suya escrita un día antes de su fusilamiento. A través de otras misivas que guardaba su madre pudo conocer más detalles sobre su pariente republicano, que había huido a Francia perseguido por el franquismo. “Hasta una nómina tenemos, en la que se ve que cobraba más de las dietas de que sueldo”, contaba.

Consuelo e Iria Doval, sobrinas de Eduardo Sánchez García, sí pudieron conocer a su tío-abuelo, a quien su familiar perdió el rastro tras salir represaliado de España. Un día, gracias a que un empresario maderero de Pontedeume contactó con otro de una firma francesa, supieron, por vínculos comunes, que Eduardo estaba vivo, que había sobrevivido al campo de Mauthausen y que se había instalado en Francia, donde creó con un socio una empresa de madera. “Un día se despertaron por la mañana en el campo sin escuchar nada, los soldados habían desaparecido, y los prisioneros murieron reventados después de comer harina en la cocina”, recordaba su familiar.

A Ángel Vázquez le caían las lágrimas al recordar que su tío Adolfo Bregua, sindicalista, había sido perseguido por el régimen franquista. Llegó a Francia, luchó en la Resistencia y los alemanes lo capturaron en París y enviaron a Mauthausen, donde trabajó en la cocina y jugó al fútbol, lo que le permitió sobrevivir porque fue contratado para formar jugadores. Al final de la II Guerra Mundial regresó a Francia y más tarde se instaló en Brasil, donde negoció con vino.

Piedras stolpersteine colocadas delante de una vivienda en el gueto judío de Roma.

Piedras stolpersteine colocadas delante de una vivienda en el gueto judío de Roma. / LOC

El proyecto Stolpersteine nació de la mano del artista alemán Gunter Demnig, quien por primera vez en Berlín colocó las piedras de la memoria frente a las puertas de las viviendas de las víctimas de los campos nazis. Desde entonces se han puesto 75.000 en un total de 25 países. Se cuenta con la presencia del propio Demnig cuando se coloquen las piedras en A Coruña.

Además de Martínez, Bregua, Ferreiro y Sánchez García, la ciudad honrará la memoria de José Albedro Villaverde, Víctor Manuel Conde López, Clemente de la Cruz García, Adrián del Castillo Soutelo, Manuel Fernández Tárrago, Arturo García Lagares, Juan González del Valle, Leopoldo López Criado, José Martínez Cacheiro, Luis Rafales Lamarca, Víctor San Miguel Prado, Enrique Tallón Charlón y Francisco Tallón Charlón.

“La idea es que los stolpersteine sean visibles para que la gente sepa que esas placas son en homenaje a los deportados, como en toda Europa”, subrayó García Rodeja. La ARMH, añadió, trabaja en la localización de más familiares directos o no directos de los coruñeses deportados, y hace un llamamiento a los ciudadanos para que quienes conserven información o documentos sobre las víctimas puedan contribuir a su búsqueda con el fin de reconstruir sus propias historias.

ARMH y Concello elaborarán un mapa digital para geolocalizar las losas en la ciudad y prevén publicar un libro con las biografías de estas personas. “Esta propuesta nace con identidad europea, pero también tiene una trascendencia fundamental a escala municipal, a pie de barrio, porque estas piedras servirán como herramienta para recoger la memoria de nuestra ciudadanía y para que se sepa que un vecino, un coruñés, luchó por preservar los valores de la democracia y la libertad para las generaciones futuras”, destacó Inés Rey.

Suscríbete para seguir leyendo