Los vecinos y el sector inmobiliario de A Coruña respaldan la subasta municipal de edificios ruinosos

Los empresarios y residentes del Orzán ven dificultades para rehabilitar los inmuebles de la zona debido a las normas urbanísticas

Edificio en ruinas en la calle Damas que se sacará a subasta pública.

Edificio en ruinas en la calle Damas que se sacará a subasta pública. / Carlos Pardellas

El anuncio del Ayuntamiento de sacar a subasta pública ocho inmuebles ruinosos y solares de la ciudad en este semestre cuenta con el respaldo del sector inmobiliario y los vecinos de los barrios en los que se encuentran. Para la zona del Orzán, los residentes y empresarios creen que la normativa urbanística especial, o Pepri, de la Ciudad Vieja y Pescadería puede estorbar las rehabilitaciones de iniciativa privada. De los inmuebles afectados por el plan, siete están afectados por el Pepri.

El plan municipal pasa por sacar a puja los inmuebles, primero el número 3 de la calle Damas y luego otros siete si sus dueños no cumplen su obligación de rehabilitar: los nuevos propietarios deberán empezar a rehabilitar en un plazo de nueve meses. Si las propiedades se sacan a subasta en dos ocasiones sin éxito, el Ayuntamiento puede adquirirlos por el 75% de su valor, y, según la alcaldesa, Inés Rey, se destinarían entonces a albergar servicios municipales o a alquilarlas. La presidenta del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de La Coruña, Patricia Vérez, indica que el alquiler social es “muy necesario en nuestra ciudad” y recuerda que la conservación de los inmuebles es una de las “obligaciones” de los propietarios.

Para Vérez, la subasta es “la última medida” a tomar, pero debe acometerse en caso de edificios ruinosos que causan problemas como “insalubridad” o “degradación” en el barrio. Aún así, señala, es un “procedimiento lento” y augura que la rehabilitación se dilatará en los inmuebles en zonas protegidas. Un factor que hará que las obras tarden, añade, es que el Ayuntamiento “no agiliza las licencias de construcción”.

Para el secretario general de la Asociación Provincial de Promotores Inmobiliarios de La Coruña, Juan José Yáñez, estas subastas forzosas son una opción “muy lógica” para la administración, que “no debe permanecer impasible” ante ruinas que causan problemas en los barrios. Según indica, esta opción tiene la ventaja para el Ayuntamiento de que “no tiene que adelantar un duro”, en comparación con realizar expropiaciones, si pujan promotores que asumen la rehabilitación.

Pero, indica, que haya ofertas dependerá del precio al que se tasen los inmuebles para salir a subasta, pues señala que conoce promotoras que han descartado trabajar en algunos de los edificios porque los dueños pedían demasiado. También afirma que las empresas “tienen miedo al Pepri” porque es “una normativa endemoniada de interpretar” y que el Ayuntamiento está leyendo “de manera restrictiva”, lo que desincentiva a iniciar proyectos en el centro.

Seis de los inmuebles están en las calles Orzán, San Andrés, Pastoriza y Herrador, en Pescadería, y el presidente de la asociación de vecinos de la zona, José Luis Méndez, celebra una decisión que “llevamos pidiendo al Ayuntamiento desde hace mucho tiempo: es improcedente que unos propietarios, muchas veces una constructora, tengan un edificio ruinoso, con ratas y deteriorando un barrio”. La subasta forzosa, indica, es un modo de regenerar el barrio “fantástico” y pide que se extienda a otros inmuebles, ya que desde su asociación “hemos contabilizado 48 edificios ruinosos y solares con edificios derruidos en el barrio”.

Petición vecinal de ampliar

Méndez considera que los proyectos de rehabilitación se tienen que hacer con “sentido económico, no vas a hacer solo viviendas sociales”, pero también opina que el Pepri dificultará que haya iniciativas privadas porque es “tremendamente restrictivo y uno de los culpables de que el barrio esté como está”. Un proyecto en la zona del Orzán se canceló, asegura, porque un promotor “quiso hacer un garaje subterráneo y no le dejaron”, y también cree que dificulta la regeneración del barrio que no se dejen unir los interiores de edificios diferentes, pues hay “algunos tan pequeños que no sale rentable” reconstruirlos de manera individual.

El presidente de la asociación de vecinos de la Ciudad Vieja, Leonardo Méndez, también ve “positiva” la medida y recuerda que encontrar una solución para el tercero de la calle Damas es “una demanda que se viene haciendo desde hace muchísimos años”, pues los vecinos lo consideran un foco de insalubridad e infección. Recientemente intervino el Ayuntamiento, pero para Méndez fue “un lavado de cara, una cuestión estética: se cambió la valla y la red, pero continúan los olores y la inseguridad por cuestiones como la posible caída de cascotes o fuego”.

El presidente vecinal indica que en el barrio hay “algún otro” edificio en estado de ruina en el que se podría intervenir como parte del programa de subastas forzosas, que el Ayuntamiento denomina Plan Municipal para la Recuperación de Ruinas. Pone como ejemplo un inmueble que “debe ser propiedad de la Sareb” en la calle Zapatería: “en algunos casos nos consta que los promotores están esperando licencia, como Santa María, pero en otros se desentienden, y esto causa un problema muy importante para la imagen de casco histórico”.

El octavo inmueble es el 8 de la vía Santa Lucía, ya demolido parcialmente por el Concello después de que la caída de cascotes obligase a cortar la calle. Juan Iglesias, presidente de la asociación vecinal de la zona, A Barcarola, indica que el peligro se ha reducido pero que “el abandono sigue ahí”.

Iglesias preferiría la expropiación directa por el Concello pero ve “válidas” opciones como la subasta. Según señala, son necesarias “medidas” en “varios” otros inmuebles de la zona, algunos tapiados o con redes y uno ocupado.

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