La Opinión de A Coruña

La guarida del legado de Luís Seoane

A una temperatura óptima y con cámaras de seguridad, el sótano de la Fundación guarda la obra del artista, que se somete a revisión y limpieza cada año

Ana Carro

En el sótano del edificio situado en el número 27 de la calle San Francisco hay una puerta que solo se abre con una contraseña que muy pocos conocen. Detrás, una enorme habitación con una temperatura óptima para guardar las obras de Luís Seoane. Todo vigilado con cámaras de seguridad. Es la guarida del legado del artista. Ahí hay óleos, grabados, dibujos y fotografías. Historias. Recuerdos de una vida. Un trabajo que está bajo llave porque, por ahora, no puede ocupar las paredes y espacios de la Fundación, que tiene un problema de climatización. Este sistema no funciona desde 2013, con el riesgo que eso conlleva. El proceso de adjudicación de las obras se encuentra en su fase final. Se cambiará el climatizador para eliminar humedades y otros problemas. La obra de esta primera fase cuesta casi 800.000 euros. Tres empresas se han presentado para hacerla.

Firma de Luis Seoane

Firma de Luis Seoane

Pero aunque esta es su guarida, la obra del artista necesita de un cuidado continuo. Todos los años, la Fundación acomete trabajos de limpieza y restauración de las diferentes piezas firmadas por el pintor y dibujante que nació en Buenos Aires y falleció en A Coruña en abril de 1979. “La labor de restauración es importantísima y tiene que ser constante. Nuestra máxima es intervenir lo menos posible y que no se note lo que hacemos. Para eso hay que prevenir”, señala el restaurador de documento gráfico Jorge Medín Guyatt, uno de los mejores de Galicia que trabaja desde el año 2000 en el Arquivo del Reino de Galicia y colabora con la Fundación Luís Seoane para proteger su obra. Ahora está trabajando en el acondicionamiento de la serie de dibujos Homenaje a la Torre de Hércules. Considerado uno de los mejores álbumes del mundo de los años 40 por el Institute of Graph de Nueva York y la Pierpont Morgan Library, estaba compuesto de 49 dibujos. La Fundación coruñesa conserva 32. 

Inspección y limpieza

Fue hace seis años cuando la dirección de la Fundación solicitó al Ayuntamiento que se acondicionase un equipo de clima auxiliar ya existente en el depósito. El objetivo era que se alcanzase una temperatura óptima para guardar la obra de Seoane. Se instaló este clima técnico y se realizó una limpieza general en el espacio. Uno a uno se fue inspeccionando cada lienzo para garantizar su estado de conservación. Se desenmarcaron más de dos centenares de obras sobre papel, que también se analizaron y se limpiaron. Los marcos se protegieron y se guardaron. Todos ellos, clasificados, ocupan una gran estantería en el depósito. Las obras, tras pasar su control de calidad, se colocaron en los planeros del archivo. También se inspeccionó la obra documental, sometida a acciones de saneamiento antes de guardarla. “La labor de los propietarios de patrimonio y de las instituciones es ponerlo en manos de expertos para cuidarlo. Se ha mejorado mucho en conservación y enmarcación”, comenta Medín, que defiende que este trabajo “debe ser continuo”. “De nada vale tener las cosas bien instaladas y olvidarse de ellas”, añade.

Con la obra que se prevé acometer próximamente, se espera mejorar las condiciones del edificio, lo que también permitiría recuperar la biblioteca, ahora cerrada, aunque en su interior no hay libros de valor ni ejemplares en peligro. 

Fondos de la Fundación Luis Seoane

Fondos de la Fundación Luis Seoane

La acidez, el gran enemigo

En la Fundación Luís Seoane guardan 232 óleos y la totalidad de la obra gráfica del artista. Son sobre 1.000 grabados y 2.000 dibujos, además de fotografías y epistolario -este último está digitalizado y se puede consultar-. Todos los años se hacen limpiezas de series de grabados y dibujos según criterios de prioridad que fijan los expertos. Las piezas de Seoane pueden tener “manchas de suciedad y de humedad, celo, marcas, pequeñas roturas, manchas de bolígrafo o de tinta”, detalla el restaurador Jorge Medín, que asegura que el gran enemigo es “la acidez”. “Escomo el cáncer en los humanos. Va degradando el papel y destruyendo la estructura de la celulosa”, explica. Así, aparecen marcas de oxidación en el papel, que se vuelve amarillento. Mientras sostiene uno de los dibujos a tinta del Homenaje a la Torre de Hércules, insiste en que “la mayoría del deterioro de las obras, en general, se produce por las condiciones ambientales”. “El cómo se conserva es importantísimo”, comenta, aunque agradece que “los montajes y el almacenaje” hayan evolucionado y mejorado, porque así no se daña la obra. “Hace años no se sabía el alcance que podrían tener ciertos elementos que hoy consideramos dañinos”, aclara, consciente de que el paso de los años ayuda a saber proteger mejor el patrimonio. 

El restaurador con una de las obras de la Fundación Seoane

El restaurador con una de las obras de la Fundación Seoane

En el trabajo que está haciendo estos días y que terminará el próximo mes, Medín intenta eliminar las manchas de los dibujos de Seoane. “Primero hago fotos y tomo nota de todo lo que veo”, informa. Después, se pone manos a la obra. Reconoce que son obras “relativamente bien conservadas, pero eso no quita que hay que hacer mantenimiento”. Una vez más, prevenir es la clave. “Cuanto menos se note lo que haga, mejor”, apunta. De hecho, en algunas ocasiones prefiere no intervenir porque esto dañaría más la obra. Entre el legado de Luís Seoane encontró “algunos parches” e incluso rectificaciones del propio autor. “Se ve que había dibujado o escrito algo y decidió eliminarlo. Hay unos cuantos en esta serie en la que estoy trabajando. Son arrepentimientos”, explica. Pero eso lo limpia “muy poco” porque “el propio autor lo dejó así, o sea que lo dio por bueno” y no va a ser él quien lo cambie. “Prefiero no tocarlo”, dice, consciente de que entre sus manos tiene un pedazo de historia. “Se trata de eliminar todos los elementos que pueden llegar a provocar deterioro y ayudar a conservar la obra para protegerla de la humedad y los bichos”, sentencia.

Material de los fondos de la Fundación Luis Seoane

Material de los fondos de la Fundación Luis Seoane

El poder del original

Aunque hoy en día casi todo está digitalizado, el original sigue ocupando el papel protagonista. “El original es el original. Es muy importante y hay que conservarlo”, aclara el restaurador que, con guantes y unas gafas especiales, trata con mucho cariño cada pieza que sostiene en sus manos. Es por eso que el patronato de la Fundación Luís Seoane decidió hace meses dejar de exhibir su obra. Existe un riesgo por el estado deficiente del edificio. La sede fue inaugurada en 2003 tras la rehabilitación del inmueble que había sido antiguamente el cuartel de Macanaz, del que se conservó el patio de piedra alrededor del que se articula el actual museo. La reforma se realizó a partir del proyecto de los arquitectos Juan Creus y Covadonga Carrasco.

Obras de Luis Seoane

Obras de Luis Seoane

Aunque la Fundación Luís Seoane tiene un equipo propio que se encarga del mantenimiento y la conservación de óleos, grabados, dibujos y fotografías -hay expertos en papel y lienzos-, cuenta con una partida para restauración. Para 2023 son 20.000 euros. Se dedican a trabajos de profesionales, compra de materiales y equipamientos. De hecho, cualquier duda o problema sobre conservación y estado del clima se consulta a los especialistas para tomar una decisión antes de que sea tarde.

Medín destaca que “lo que se tiene, hay que tenerlo bien”. De ahí que esta labor sea imprescindible. Esto hace que algunos museos no puedan recibir más obras porque no tienen manera de conservarlas. “Un museo no se puede convertir en un almácen y también hace falta que las administraciones hagan algo más”, destaca el profesional, que lamenta que haya “poco presupuesto” para estos trabajos tan esenciales. De todos modos, reconoce que esto ha cambiado y que cada vez se converva mejor. Lo sabe por experiencia. “El Archivo de Galicia al que llegué en 1986 es muy diferente al que hay hoy. Nada que ver. Todo ha cambiado”, cuenta.

Obras viajeras

Las obras de Luís Seoane no están permanentemente en su guarida. Salen de ella para someterse a un análisis y limpieza -algunas, de hecho, se encuentran perfectamente embaladas en el primer piso de la Fundación a la espera de un examen- pero también para formar parte de exposiciones lejos de casa. En 2017 se sumaron a 13 estampas da traición. Un álbum de guerra, que pasó por la Fundación Laxeiro, en Vigo; la Universidade de Santiago de Compostela y la Casa de Iberoamérica de Cádiz. Las creaciones de Seoane también cruzaron el charco para participar en Cómo se imprime un libro. Grafistas-editores. Bos Aires 1936-1950, que llegó a varias ciudades de Argentina, la que también fue su casa, aunque a los seis años ya estaba instalado con su familia en A Coruña. Esa ciudad que guarda y cuida su obra. Xosé Díaz y Manuel Gallego Jorreto son los albaceas testamentarios del pintor. Forman parte del patronato de la Fundación, al que renunció este mes Xavier Seoane, causando todo un terremoto y entre críticas a la dirección por el devenir de la institución, que fueron compartidas, entre otros por Díaz, que advirtió de “problemas en la promoción del legado de Luís Seoane”.

Reverso con datos de la obra de la Fundación Luis Seoane

Reverso con datos de la obra de la Fundación Luis Seoane

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