A Coruña, ciudad de playas, regatas de traineras, fútbol... y corridas de toros. De esta forma entraba nuestra ciudad en los hogares de toda la geografía española a través del Noticiario NODO, el programa informativo que seguía los pasos del dictador Francisco Franco allá donde sus compromisos, homenajes o momentos de asueto le llevaban. Si Galicia tiene un nada desdeñable protagonismo en estas piezas, que este año cumplen 80 años, A Coruña centra la acción de gran parte de ellas.
“De las 443 noticias del NODO grabadas en Galicia, la mayoría ocurren en A Coruña. Podríamos tirar de aquella frase 'Santiago reza, Vigo trabaja y A Coruña se divierte”, para clasificar las piezas”, explica el catedrático coruñés José Luis Castro de Paz, coautor del libro Galicia en NO-DO, comunicación, cultura y sociedad, en el que analiza, fotograma a fotograma, la presencia gallega en estas piezas de exaltación franquista. El reparto que propone Castro de Paz se ajusta a la realidad de los noticiarios: mientras que en Santiago predominan las piezas relacionadas con el Año Santo y gira en torno a cuestiones relacionadas con la fe católica y Vigo centra sus informaciones en las visitas del dictador a los puertos, A Coruña está reservada para el ocio de Franco, casi siempre excusado en las estancias veraniegas de la familia y los consejos de Ministros celebrados en el Pazo de Meirás. “Se ve a Franco presenciando el Teresa Herrera, en los toros, con el torero brindándole siempre la faena. También presidiendo regatas de traineras. La puesta en escena da a entender casi que los partidos y las corridas se están disputando para él”, desgrana Castro de Paz.
La forma en la que la cámara se posa sobre A Coruña contribuye a la creación de ese imaginario franquista de una Galicia idílica, paradisíaca, en la que no existe represión, problemas ni dificultades, solo paz y descanso.
La cámara sigue al caudillo siendo homenajeado en la Marina, inaugurando las viviendas del barrio de las Flores o el supermercado de San Agustín, o saludando a regidores populares como Alfonso Molina o entregando comida a pescadores en San Pedro de Visma. Unos documentos audiovisuales que tienen valor más allá del peso ideológico. “Hay algunos nodos que tienen un enorme valor como patrimonio visual, porque recoge calles, personalidades, edificios, tal y como eran. Aparece recogido también lo que escapaba al control de la cámara, lo que está allí, las caras reales”, sostiene el catedrático.