La Universidad une estudios para mitigar el impacto energético de la Inteligencia Artificial en el entorno

Grupos del Citic profundizan en algoritmos con los que reducir el consumo de energía “sin perder precisión”

A Coruña

La Inteligencia Artificial (IA), capaz de facilitar soluciones tecnológicas para problemas cotidianos y poner en marcha grandes avances en distintos ámbitos, encierra también riesgos en su mismo desarrollo. Uno de ellos es el elevado coste energético que supone para el medio ambiente la aplicación de la propia IA. Para contrarrestar este impacto, expertos del sector analizan medidas como los llamados algoritmos verdes (o inteligencia artificial verde), en los que trabaja desde el Centro de Investigación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (Citic), de la Universidade da Coruña, la investigadora carballesa Verónica Bolón.

Distintos grupos de trabajo dentro del Citic —unos en el área de las bases de datos, otros en la de IA u otros en la de diseño hardware— colaboran en el desarrollo de estos algoritmos verdes, herramientas informáticas diseñadas para que la IA “consuma los menores recursos energéticos posibles pero sin perder precisión”, explica Verónica Bolón. Porque el consumo de la IA es “altísimo”.

Un ejemplo. ChatGPT, un sorprendente sistema de chat con inteligencia artificial capaz de responder a cualquier cosa que se le pida y de hacer muchas cosas que se le soliciten, diseñado además para mantener conversaciones, consume en una sola sesión de entrenamiento el equivalente al consumo anual de 126 viviendas de Dinamarca, compara la investigadora del Citic según información con la que trabaja desde hace años.

Con el desarrollo de los algoritmos verdes, los investigadores quieren “dar respuesta a retos medioambientales concretos, a campos como el de la eficiencia energética y de recursos, la descarbonización o la economía circular”, explica Bolón. Una forma de acercarse a este reto puede ser con la reducción del tiempo de entrenamiento de soluciones de IA. En el trabajo conjunto de los grupos del Citic también se busca la colaboración interdisciplinar, para que intervengan en las investigaciones representantes de ámbitos como el Derecho o la Economía.

“En este contexto”, añade la investigadora, “los algoritmos verdes, estrechamente relacionados con conceptos como smart city o cloud, estarán dirigidos a mejorar la sostenibilidad y a que las emisiones de carbono de internet, y en particular de la Inteligencia Artificial, sean los más bajas posible”.

El estudio en inteligencia artificial verde para grandes consumidores de energía es una preocupación reciente en los expertos tecnológicos, apunta Bolón, que es la investigadora principal en un proyecto nacional que forma parte del Plan Nacional de Algoritmos Verdes de la Agenda España Digital 2026 y de la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. Se enmarca en el ámbito del pacto verde europeo (Green Deal). Considera la investigadora coruñesa que la Aesia, la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial, que tendrá su sede en A Coruña a partir de este año, ejercerá una importante labor controladora de las consecuencias de la IA.

“Creemos que una de las funciones de la agencia es centrarse en el medio ambiente, no solo en las personas. Nuestro proyecto concuerda perfectamente con sus directrices, al procurar que a inteligencia artificial sea los menos agresiva posible con su entorno, uno de los propósitos del organismo de control en relación con el aprovechamiento responsable de la IA”, expone.

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