Dos atentados, un terremoto: “Más que miedo, lo que hay es bloqueo”

Tres judokas de A Coruña de la misma familia estaban en París y Bruselas el día de los ataques de 2015 y 2016 y en Turquía al producirse el seísmo

Meri Suárez, entre sus hijas Helena y Sara García.   | // CARLOS PARDELLAS

Meri Suárez, entre sus hijas Helena y Sara García. | // CARLOS PARDELLAS / R. D. Rodríguez

París, Bruselas, Estambul. Si la familia García Suárez marcase con chinchetas en un mapa los viajes que hace por el mundo, en estas tres grandes ciudades de Francia, Bélgica y Turquía la señal clavada le recordaría que, en distinta medida, tres de sus miembros estuvieron al borde del peligro. Dos atentados y un terremoto se produjeron cada vez que, debido a una cita deportiva, las coruñesas Meri Suárez y sus hijas Sara y Helena García, separadas por diez años, estaban más o menos cerca de las tragedias.

En París, salían del metro cuando a dos estaciones de distancia un ataque terrorista en la sala Bataclán durante un concierto acabó con la vida de 80 personas el 13 de noviembre de 2015. En Bruselas, estaban a punto de dejar el hotel camino del aeropuerto cuando un atentado de seguidores del Estado Islámico causó catorce muertes por dos explosiones en la sala de salidas de la terminal del aeródromo belga. Y en Turquía, esta vez a más de mil kilómetros de distancia, fueron testigos lejanos del seísmo del sureste del país cerca de la frontera con Siria.

En instantes de terror, la familia mantuvo la calma. “Más que miedo, lo que hay es bloqueo. Te preguntas qué hacer, cómo reaccionar, cómo razonar, si en realidad estás segura… No sabes lo que va a pasar después”, recuerda Meri Suárez. Ella es entrenadora del club Dobok de taekwondo, campeona de Europa y del Mundo en categoría máster, y entrena a sus dos hijas: Sara, campeona de España sénior, y Helena, campeona gallega absoluta, que la semana pasada ganó una medalla de oro en la President Cup de Turquía, torneo en el que competía la selección gallega y que fue suspendido por la magnitud del terremoto, que siete días después supera un saldo mortal de 25.000 víctimas. “No notaron nada, como en otras zonas del país. Estaban demasiado lejos”, cuenta Suárez. Helena regresó el miércoles a Galicia desde el segundo aeropuerto de Estambul, donde, “aunque nervios, no había sensación de caos”.

Más confusión, y también ese “bloqueo”, vivió ella misma y su otra hija, Sara, a finales de 2015 en París. Iban a competir en el Open de Francia y habían paseado por el centro de la capital la tarde de aquel viernes. Al salir del metro de regreso al hotel se les encendieron los móviles con multitud de mensajes de preocupación. “No sabíamos qué había pasado. A dos estaciones se había sido el tiroteo en Bataclán, y también hubo atentados en las terrazas y en el estadio de Saint-Denis. Nos marchamos al hotel, se me dio por cerrar con llave, y en cuatro días no salimos de la habitación, había toque de queda”, rememora.

Ni medio año más tarde, Meri y de nuevo Sara estaban en Bruselas y ya habían competido en el Open de Bélgica de taekwondo. A punto de tomar un taxi desde el hotel, se enteraron de que un ataque terrorista había causado el pánico en el aeropuerto y otro atentado en la red de metro de la capital, en los que murieron 35 personas en total, con más de 300 heridos. “Había una gran sensación de descontrol, pero tomamos el avión ese mismo día en otra parte del aeropuerto, con mucho retraso”.

Parece que a Suárez y a sus hijas les persiguen desgracias naturales o causadas por el hombre allí donde viajan; pero no dejarán de hacerlo, con o sin cita deportiva: “Reflexionas sobre la inseguridad en el mundo, es la sensación que tienes, aunque no vas a renunciar”.

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