El precio de la vivienda expulsa a 16.000 vecinos del casco urbano de A Coruña y duplica los de la periferia del municipio

El año pasado registró la población más baja en el centro de la ciudad y la más elevada en los barrios del extrarradio desde que se empezaron a dar datos en el 2000 | Los expertos apuestan por rehabilitar para atraer gente al centro

Avenida de Novo Mesoiro, un barrio de la periferia con gran incremento demográfico. |   // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Avenida de Novo Mesoiro, un barrio de la periferia con gran incremento demográfico. | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA / Enrique Carballo

A Coruña

El casco urbano de A Coruña tenía en el año 2000 algo más de 226.000 residentes, de acuerdo con los datos del padrón, una cifra que se había reducido a unos 210.000 el año pasado, la cifra más baja desde que el INE empezó a dar datos a inicio de milenio. Al tiempo, los barrios de la periferia, impulsados por desarrollos urbanísticos como el de Novo Mesoiro, pasaron de 15.595 a 34.624 habitantes, el récord de la serie histórica. Si a inicios de siglo el 6,5% de los coruñeses residían fuera del casco urbano, ahora lo hacen el 14,1%, un cambio que los expertos de urbanismo achacan, sobre todo, a la subida del precio de la vivienda en los barrios tradicionales.

Este es uno de los motivos principales del trasvase de población para el ingeniero de caminos Carlos Nárdiz, profesor de Urbanística y Ordenación del Territorio en la Universidade da Coruña (UDC). “En este momento vivir en el centro es más costoso, desde el punto de vista de compra de vivienda y de alquiler”, explica, por lo que “la gente se va desplazando hacia la periferia”. El segundo factor es que “se están desarrollando suelos en esta periferia que ya estaban planificados”.

El ejemplo destacado en A Coruña es Mesoiro. El Instituto Nacional de Estadística (INE) agrupa la población del padrón en “unidades poblacionales”, y suma a los vecinos de los barrios ya urbanizados y que eran parte de la ciudad a inicios de siglo en la mayor de esas unidades, A Coruña. El resto de barrios, aldeas y zonas dispersas forman otras unidades, con nueve que superan los 1.000 vecinos: San Vicente de Elviña, Palavea, San Cristovo das Viñas, Santa María de Oza, Casanova de Eirís, A Grela, A Zapateira, San Pedro de Visma y Mesoiro.

En San Vicente de Elviña se pasó de poco más de 5.000 vecinos a cerca de 16.700, y en Mesoiro, que contaba con algo menos de 500 vecinos a inicios del milenio, ahora viven más de 8.200 personas, tras la construcción de los edificios de Novo Mesoiro. A Coruña es “uno de los municipios más pequeños de España y se está apostando por desarrollar los suelos que había”, explica Nárdiz.

Para Plácido Lizancos, director de la Escola Técnica Superior de Arquitectura, hay múltiples motivos que pueden llevar a la población a salir de los barrios ya consolidados, entre las que cita “más espacio, facilidad de estacionamiento, incluso hasta las vistas”, pero también considera que “la variable principal es el precio: aumenta el precio y disminuye la población”.

Pero, ¿cómo es posible que al tiempo bajen los vecinos y suba el coste de la vivienda, si esto debería suponer menos demanda? Lizancos indica que “desgraciadamente, la vivienda se ha convertido en una oportunidad de inversión para mucha gente”, que posee pisos pero que no los pone en el mercado porque los usa para la “especulación”.

Este fenómeno, considera, también influye en que no se reforme la “vivienda disfuncional” que existe en la ciudad, esto es, pisos demasiado estropeados como para salir al mercado. “Puede ser por dejadez o por interés”, afirma Lizancos, que considera que hay operadores que están a la espera de bajadas de precio para comprar, realizar promociones y “conseguir plusvalías muy rápidamente”. En el pasado, señala, las ciudades se desarrollaban con “manos pequeñas”, constructores locales, familias que erguían sus casas o emprendedores, pero ahora los protagonistas son “grandes actores” como fondos de inversión.

Apuesta por la rehabilitación

La necesidad de rehabilitar para revivir el centro es algo en lo que coinciden otros expertos. Nárdiz cree que “la regeneración urbana es un tema fundamental” y que debe hacerse “no solo en el centro histórico”, también en los barrios. Una política en este sentido “conseguiría que la población se estabilice”, opina.

Jorge Rodríguez Álvarez, urbanista y profesor titular en la escuela de Arquitectura, también piensa que el principal motivo para que la población haya marchado del centro es la dificultad “para encontrar vivienda a precio asequible”, pero indica que el parque edificado en el centro de la ciudad “ha envejecido bastante”.

Muchas de las viviendas del casco urbano tienen medio siglo de antigüedad, señala Rodríguez, y necesitan “rehabilitación profunda” o están en zonas “que no tienen buenas condiciones”. Otras, del boom inmobiliario de antes del 2008, se construyeron con dimensiones reducidas y no valen para familias. “La oferta y cantidad de viviendas con condiciones habitables es muy reducida”, indica, lo que lleva a la población joven a preferir la periferia pese a problemas como “la falta de servicios o la dependencia del coche”.

Lizancos y Rodríguez incorporan como factor en la pérdida de población en el centro la proliferación de viviendas turísticas, pues, indica el segundo, “muchas del parque existente están en alquiler turístico y quedan menos para el convencional”. Lizancos insiste en que la pérdida de vecinos es indicativo de “alguna patología” y que el hecho de que la “ciudad tradicional” baje de población “es problemático: pierde músculo, la comunidad se debilita”.

Y el proceso parece estarse acelerando. En 2020 la cifra de vecinos en el casco urbano llegó a los 214.744 lo que, si bien suponía una caída con respecto al inicio de siglo, era una cierta recuperación con respecto a años pasados. Pero el año siguiente se perdieron algo más de 2.000 vecinos, y entre 2021 y 2022 otros 2.700. Para Rodríguez Álvarez, puede deberse a la experiencia del coronavirus y el confinamiento, que llevó a algunos vecinos a optar por la “inversión” de irse hacia la periferia.

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