Un ‘sushiman’ que enseña Japón desde A Coruña

Adrián Figueroa consigue el primer Sol Repsol para su restaurante Omakase, que abrió en julio de 2021 en María Pita

El chef Adrián Figueroa posa en su restaurante Omakase.

El chef Adrián Figueroa posa en su restaurante Omakase. / Víctor Echave

Japón, el país del sol naciente, tiene enamorado al chef Adrián Figueroa. Y precisamente un Sol Guía Repsol es lo que ha conseguido para su restaurante Omakase, que abrió en julio de 2021 en la plaza de María Pita. Se trata de una barra japonesa para ocho comensales con un menú cerrado en el que el sushi es protagonista. “El sushi tradicional es un trabajo en el que vendes técnica y delicadeza, además del producto, y se tiene que hacer poco a poco, con la mano, pieza a pieza. No se puede hacer en masa. Si recibiese a más gente, perdería calidad”, explica el cocinero gallego tras aterrizar en A Coruña de su viaje a Alicante, donde se celebró la gala dedicada a la gastronomía nacional.

El nombre de su restaurante se une al del Árbore da Veira, Bido, Nado y Salitre, los únicos de la ciudad reconocidos con Soles Repsol —los dos primeros tienen dos—. “El premio es un golpe de realidad. Yo veo de lo que soy capaz y creo que soy capaz de más. Así que nunca pensé en esto. Estamos en un proceso de crear equipo, pero este premio es como “tranquilo, lo estás haciendo bien”, aunque siempre estamos en tensión y con ganas de más”, confiesa.

A sus 31 años, Figueroa ha encontrado en el sushi su motor, su forma de vida, su motivación. De hecho, planea viajar a Japón este año: “Llevo aprendiendo cosas de allí desde que empecé con esto, soy como el astrónomo que estudia las estrellas pero no ha ido al espacio”.

Entonces, sin haber pisado Japón, ¿de dónde le viene esta pasión? “Siempre fui un apasionado de la cocina asiática, pero cuando vivía en Londres me enamoré del sushi tradicional leyendo un manga. Así supe lo que era ser sushiman, que no tiene nada que ver con lo que yo entendía. Este es mi trabajo. Nací para esto”, sentencia el gallego, que estudió hostelería en Vigo, donde de joven descargó pescado en el puerto. “De todo se aprende”, añade.

No dudó en llamar a la puerta del chef Andrés Médici, que tiene un restaurante en Vigo, PurOsushi. “Él me enseñó y después, por así decirlo, volé. Soy una persona ambiciosa y solo quería aprender, aprender y aprender”, comenta Adrián Figueroa, quien asegura que la cocina fue su “salvación”. Después se unió al equipo de TunaTeca Balfegó, en Barcelona, donde aprendió “que ser chef no es solo crear comida, también es saber gestionar y ordenar la cabeza”. “Mucho talento sin control no sirve de nada y yo era un chico perdido”, se sincera. Siempre tuvo presente la idea de montar su propio restaurante. Y hace casi dos años lo hizo realidad: Omakase. “Me apasionaba el proyecto y, sobre todo, volver a Galicia. Para mí, A Coruña es un oasis cultural”, concluye.

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