8-M A CORUÑA

Ellas trabajan, ellas deciden

Tatuadoras, profesionales de la comunicación o cantantes relatan su experiencia en equipos compuestos íntegramente por mujeres: “Hay una sororidad natural”

Jéssica Fernández, Cris Torrente, Raquel García, Alba López, Nina Urdaneta e Iria Abella, integrantes de Seventh Heaven.   | // VÍCTOR ECHAVE

Jéssica Fernández, Cris Torrente, Raquel García, Alba López, Nina Urdaneta e Iria Abella, integrantes de Seventh Heaven. | // VÍCTOR ECHAVE / Marta Otero MAyán

“A veces nos preguntan: ¿seis mujeres? ¿cómo seguís juntas? Y nosotras respondemos: ¿cómo no?”. Luisa Castiñeira, por separado, es periodista, consultora de comunicación y gestora de proyectos. Pero Luisa Castiñeira hace ocho años que no funciona por separado. Desde 2015 es una de las seis patas de The Office, agencia de comunicación especializada en identidad corporativa, creatividad publicitaria y fotografía. Un equipo multidisciplinar con perfiles diversos, pero un eje común: todas mujeres. Y eso no es lo único que las une. “Nos une el compromiso, la profesionalidad y el bagaje de cada una. Juntas sumamos más y mejor y compartimos proyectos, valores comunes, amistad fuera del proyecto laboral”, enumera Castiñeira.

Patricia Portela, Lucía Martínez, Vanessa Rábade, Luisa Castiñeira, María Gómez y Lucía Pita.   | // VANESSA RÁBADE

Patricia Portela, Lucía Martínez, Vanessa Rábade, Luisa Castiñeira, María Gómez y Lucía Pita. | // VANESSA RÁBADE / Marta Otero MAyán

Si una lo piensa, la unión que dio vida a The Office es más lógica y natural de lo que parece. El equipo lo completan Patricia Portela (diseñadora gráfica), Lucía Martínez (periodista y consultora de comunicación), Vanessa Rábade (fotógrafa ), María Gómez (diseñadora gráfica e ilustradora), y Lucía Pita (periodista y consultora de comunicación). Por separado, son buenas profesionales. Juntas, pocas cosas se les resisten. “Empezamos trabajando en un proyecto común y surgió la unión y la idea de crear The Office. Fue una apuesta profesional común para sumar proyectos y compartir cosas nuevas”, cuenta Luisa Castiñeira.

Componentes del coro Sisters in the House.   | // CRIS ANDINA

Componentes del coro Sisters in the House. | // CRIS ANDINA / Marta Otero MAyán

La fórmula, ocho años después, parece que funciona, aunque la receta no siempre es la misma. A veces comparten proyectos y otras, se los reparten en función de las necesidades comunicativas de la iniciativa y de las propias aptitudes de las socias de la agencia, muy especializada en el ámbito cultural, musical y las temáticas lifestyle. Su mejor aliada, el boca a boca. “Según nos iban conociendo, iban llamando a nuestra puerta nuevos proyectos. Hemos tenido la suerte de haber contado con clientes muy brillantes que nos han hecho crecer.

Como equipo, en casi una década de trabajo han pilotado iniciativas como el festival Noroeste Estrella Galicia, la comunicación del Museo de Estrella Galicia, el Cineuropa, el festival de teatro Fiot y un largo etcétera. Trabajo no les falta, aunque, para ello, tuvieron que correr ciertos riesgos. Lo hizo Lucía Martínez, responsable de la parte de redes sociales y especializada en comunicación digital. Cuando The Office llamó a su puerta, tuvo que tomar una decisión: precario conocido o bueno por conocer. “Yo soy periodista, pero en 2008, con la crisis, dejé los medios, hice un máster en estrategia digital y trabajé en agencias. En 2015 me propusieron formar parte de The Office. Fue complicado al principio tener que pasar de tener mi sueldo y mis vacaciones pagadas tal y como eran las circunstancias y tirarme a la piscina a ser autónoma. Al final, fue la mejor decisión que he tomado”, asegura Martínez.

Además de la posibilidad de emprender proyectos estimulantes, The Office les brinda a sus integrantes trabajar con un equipo humano en el que, como en todos los sectores, existe la discrepancia, pero prima el entendimiento. “Ser todas mujeres, de alguna manera, hace que nos entendamos mejor. Hay una sororidad natural. Nos damos menos explicaciones entre nosotras. El hecho de que nuestra estructura sea horizontal influye en que seamos mujeres con libertad para hablar entre nosotras”, valora Martínez.

Los equipos compuestos íntegramente por mujeres eran hasta hace poco el pan de cada día en gremios históricamente feminizados: enfermeras, sociosanitarias, profesionales de la estética y de la moda, servicios sociales o el sector de los cuidados siempre hablaron de compañeras en femenino, aunque la diferencia, afortunadamente, es cada vez más pequeña. En otros sectores, como es de esperar, ocurre lo contrario, y los hombre son mayoría al traspasar las puertas de los establecimientos. Una coyuntura habitual en el gremio del tatuaje, en la que las mujeres tatuadoras son franca minoría, aunque, si se mira a la clientela de los estudios, ellas se tatúan tanto como ellos. Un hecho que no pasó desapercibido a la tatuadora Raquel García, que decidió hacer su parte para corregir el desequilibrio. “Cuando empecé en el mundo del tatuaje, me di cuenta de que en todos los estudios te recibe una mujer en la recepción, pero al pasar a tatuarte, todos son hombres. Yo misma estoy tatuada casi por todo hombres, a excepción de tres mujeres”, observa García. Una deficiencia llamativa, teniendo en cuenta que, en las disciplinas artísticas, ellas son mayoría. Una reflexión que, en resumidas cuentas, llevó a Raquel García a imaginar un sitio diferente. Así nace Seventh Heaven (@shtattooclub), un estudio emplazado en la calle Vista en el que, en efecto, hay una mujer en la recepción, pero también otras seis con la máquina en mano.

“Siempre te imaginas cómo te gustaría que fuese tu espacio. Yo pensaba: si puedo meter a mujeres artistas y promocionar su trabajo, lo voy a hacer dentro de mis posibilidades”, señala la propietaria del estudio, que hace también la función, de algún modo, de espacio seguro para aquellos que, hombres o mujeres, no se sienten cómodos en estudios tradicionales y buscan dejar la vergüenza en la puerta. Tras ella, espera Laura López en el mostrador, y, en el espacio interior, seis profesionales con puntos en común, pero estilos diversos: Cris Torrente (puntillismo y surrealismo), Iria Abella (cartoon y color), Nina Urdaneta (blackwork e ilustrados), Alba López (realismo y microrrealismo) Jessica Fernández (piercing) y la propia Raquel García, (ilustrados y botánicos).

El tatuaje minimalista y delicado es el hilo que las vincula a todas. “Siempre me dediqué al minimalismo y la línea fina, y quise trasladarlo al concepto de mi estudio. Todas hacemos la mayoría de los estilos, pero con un trazo más delicado”, cuenta. Por sus camillas pasan hombres y mujeres, aunque las segundas también son mayoría. “Es un espacio hecho por mujeres para todo el mundo”. El 8-M no pasa de largo por las puertas de Seventh Heaven: proponen celebrarlo con un flash day dedicado a la efeméride con diseños elaborados específicamente para la fecha.

Y si coordinarse entre seis o siete a veces comporta dolores de cabeza, es difícil imaginarse cómo se las apañan entre 21. En el coro de música moderna Sisters in the House, sin embargo, lo consiguen. Tanto, que este año llegan a los 15 de vida de una propuesta que sigue sonando fresca tres lustros después de que sus fundadoras, Carmen Rey y Angeles Dorrio, pusiesen la oreja a las voces que escuchaban a su alrededor y llegasen a la conclusión de que de ahí podía salir algo interesante. “Yo asumí la parte de dirección musical y fuimos haciendo el camino. Somos profesoras de canto, y aprovechando esa parte de conocimiento de la voz de la mujer, decidimos arrancar con el coro”, cuenta Rey. Pocos registros se les escapan: por sus libretos pasan desde hitos de la música negra como Aretha Franklin o Ray Charles hasta composiciones de Guadi Galego, piezas de musicales o canciones populares. También han prestado su voz para amenizar la gala de los Mestre Mateo o el festival das artes inclusivas Festigual. Ahora ya son casi una institución en la ciudad, pero antes, pasaron por varias formas de organización, porque la “democracia total” y dura, entre tantos perfiles, no siempre es el método más eficaz. “Ahora funcionamos más como una cooperativa o una sociedad, distribuimos el trabajo en función de la habilidad de cada una”, revela Rey, que invoca un término que se repite: sororidad. “Eso está 100% presente en nuestro coro, como directora es algo que persigo: un ambiente agradable, de apoyo entre nosotras. Lo más importante del coro es esa parte de comprensión y entendimiento entre nosotras. Somos más fuertes todas juntas”.

Suscríbete para seguir leyendo