¿Cuánto cuesta comprar la licencia de un taxi en A Coruña?

Las dos asociaciones de la ciudad han vendido entre 20 y 25 permisos desde 2020 | Los nuevos compradores son mayores que han perdido su trabajo y cambian de sector y jóvenes que buscan “oportunidad de empleo”

José Manuel Sánchez, al volante de su taxi en la Marina.   | // VÍCTOR ECHAVE

José Manuel Sánchez, al volante de su taxi en la Marina. | // VÍCTOR ECHAVE

El precio de una licencia para conducir un taxi en la ciudad alcanzaba en 2017, hace seis años, los 160.000 euros. La estimación la hacían las dos asociaciones del sector que operan en A Coruña, Tele Taxi y Radio Taxi. Entonces apuntaban que el valor de una autorización había descendido porque había llegado a superar los 180.000 euros no mucho tiempo atrás; hoy, vender una licencia no es tan caro, aunque los precios oscilan entre 100.000 y 130.000 euros, señalan las mismas agrupaciones de taxistas. Entre ambas, añaden, han vendido entre 20 y 25 en los dos últimos años, y en la actualidad puede haber 15 a la venta “como mucho”.

En Radio Taxi, por ejemplo, se acaba de vender dos recientemente y solo tiene una sin propietario en estos momentos, detalla Antonio Vázquez, presidente de la asociación. Su colectivo cuenta con unas 130 licencias y Tele Taxi (que ahora tiene sobre una decena disponibles), con alrededor de 350. En la ciudad hay 522 permisos de conducción de taxi, una cantidad que el sector considera desde hace años “sobredimensionada”. Porque si la ley reguladora en Galicia establece para las ciudades con más de 150.000 habitantes un máximo de una licencia de taxi por cada 900 habitantes, la ratio de A Coruña es mucho menor: una por cada 469 vecinos.

La jubilación, y en la mayoría de los casos la falta de relevo generacional, es la principal razón por la que los poseedores de una autorización municipal de taxi la ponen a la venta, indica el presidente de Tele Taxi, Ricardo Villamisar. Los compradores actuales, añade este taxista con 18 años de experiencia, responden a dos perfiles, sin ventaja de uno sobre el otro: personas mayores “de entre 50 y 60 años” que por el cierre de sus empresas han perdido el trabajo y “tienen una difícil reinserción en otros sectores”, y gente más joven que busca empleo y encuentra en el taxi “una oportunidad”.

A la hora de comprar una licencia lo habitual es que se pague por el permiso y por el vehículo, que en el sector tiene que cambiarse por otro nuevo cada diez años de uso continuado. El estado del coche influye en el coste de la licencia, que no está regida por ley y depende de la voluntad de las partes que negocien por ella. El precio también puede variar en función de la oferta y la demanda, apunta Villamisar: si la demanda es mayor, aumenta el valor de la licencia.

Cuando una persona ajena al ramo pretende adquirir un permiso, lo primero que tiene que hacer es obtener el carné municipal de conductor de taxi, para el que hay que hacer un examen en las dependencias de Movilidad; una vez superada la prueba y con autorización del Ayuntamiento, ya puede comprar la licencia y salir a la calle a trabajar. Este requisito también lo deben pasar quienes heredan un permiso y agarran el volante que antes, durante mucho tiempo, manejaron sus padres.

Vigo, con mayor población, tiene más autorizaciones a la venta que A Coruña actualmente, unas 60, según la Asociación Provincial de Autopatronos del Taxi de Vigo y Provincia de Pontevedra, lo que ha hecho que su precio haya bajado de forma considerable: de los 200.000 euros de hace quince años —valor al que llegan ahora las licencias en Santiago— hasta los 60.000 de hoy.

Los 130.000 euros que se pueden llegar a pagar hoy por una licencia en A Coruña obligan a “hacer muchas carreras y a trabajar mucho” a su comprador, valora Antonio Vázquez, presidente de la asociación Radio Taxi, que siguió la tradición familiar. Añade que, aunque ha habido muchas adquisiciones en los últimos dos años, también ha habido algunas “herencias”. Es el caso de José Rey, que lleva algo más de veinte días conduciendo el taxi que “durante casi toda su vida” pilotó su padre por las calles de la ciudad.

“Me despidieron, y con 55 años nadie te contrata. Ahora el taxi no lo cambio por nada”

José Manuel Sánchez García, de 55 años, se quedó sin trabajo en 2020, tras más de 25 años como comercial para distintas multinacionales. Con el parón de la pandemia, su última empresa llevó a cabo una reestructuración y consideró prescindible su puesto. “A partir de los 50 años eres invisible. Me pasé todo 2021 formándome y enviando curriculum a todas partes, y a día de hoy no me ha llamado nadie”, repasa. Y encontró una solución en el taxi. “Me convenció un familiar que trabaja en el sector. Me lo planteé como una empresa en la que iba a trabajar para mí mismo. Contacté con diferentes personas que querían vender su licencia y empecé a negociar. Quería ponerme a trabajar ya, no consumir más paro”. Su caso encaja con la situación que experimentan quienes encuentran en el taxi una salida laboral cuando la edad cierra la mayoría de las puertas en el mercado de trabajo. Desde mayo del año pasado es taxista y no lo cambia “por nada”, y pronto cambiará de vehículo. “Si ahora me saliese una oferta de trabajo, no la aceptaría. Trabajo más horas en el taxi, pero he ganado calidad de vida. Yo soy mi jefe y me marco mis horas, solo descanso los sábados”, explica Sánchez.

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