La asociación contra la droga detecta recaídas de antiguos pacientes por el regreso de la heroína

Aclad notifica un aumento en el consumo por vía intravenosa a raíz del incremento en el intercambio de jeringuillas | La policía achaca la reaparición de la droga a la dispersión de la venta por distintos barrios tras el fin de Penamoa

Un agente de la Policía Nacional en una redada antidroga en A Coruña. |   // VÍCTOR ECHAVE

Un agente de la Policía Nacional en una redada antidroga en A Coruña. | // VÍCTOR ECHAVE / Marta Otero Mayán

Escuchar hablar de heroína evoca una época a la que nadie quiere regresar. Es difícil que se repita, por diversos factores, esa epidemia que arrasó en los 80 y 90 con toda una generación, pero tanto los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado como entidades que trabajan con personas drogodependientes alertan de un hecho que no conviene desatender: la heroína ha vuelto a las calles. “La gente a la que atendemos en consulta nos lo cuenta. Se está volviendo a vender”, asegura la psicóloga de la Asociación ciudadana de lucha contra la droga (Aclad), Maite Lage.

Los que sufren las consecuencias de que esta sustancia vuelva a circular no son los nuevos consumidores, sino los que lograron desengancharse en el pasado. “Hemos notado un aumento de las recaídas porque esta droga vuelve a estar en la calle. Y nosotros solo tenemos los datos de la gente que solicita tratamiento con nosotros, pero seguramente hay más gente consumiendo que no vemos”, comenta Lage.

En concreto, y aunque la irrupción de esta sustancia es un fenómeno que, indican sindicatos policiales, se viene dando de forma paulatina desde hace un año, los profesionales de la Aclad aprecian un cambio en la forma de consumir: si bien hasta ahora lo habitual era el consumo por inhalación, esnifada o fumada en pipa, en los últimos tiempos ha reaparecido, de nuevo, la vía intravenosa. “Hemos notado que ha repuntado el intercambio de jeringuillas. La vía intravenosa estaba bajando mucho estos años, y ahora vuelve a aparecer este intercambio”, señala Lage.

El hecho de esta droga haya comenzado a circular de nuevo ha propiciado que por las instalaciones del centro asistencial de Aclad vuelvan a aparecer las caras de antiguos pacientes que llevaban tiempo sin consumir, lo que dibuja que el perfil que recurre al uso de estas sustancias sigue siendo mayoritariamente adulto.

En lo que respecta a otros grupos de edad, en los pacientes más jóvenes sigue preponderando el consumo de alcohol y cannabis. “El perfil que tenemos sigue siendo de chavales menores de 18 años, sobre los 14 o 15, que consumen cannabis y alcohol, también MD [éxtasis] de forma puntual, y pueden tener la cocaína como segunda droga. En los mayores de edad, la cocaína suele ser la droga principal”, desgrana la psicóloga de la entidad, que matiza que, por el momento, no se aprecia un incremento del consumo de heroína en personas más jóvenes.

El repunte en la circulación de la heroína en la ciudad parece estar detrás de este aumento en las recaídas, pero no es el único factor que hay detrás del cambio en la tendencia. El informe Opioides en España. Ni repunte de heroína ni crisis de opioides a la americana elaborado por la asociación Episteme y financiado por el Plan Nacional sobre drogas, analiza la situación y plantea algunos elementos claves en la coyuntura. Entre ellos, el hecho de que muchos consumidores de la época más crítica en el uso esta droga estén saliendo de la cárcel en los últimos años, lo que tiene su impacto en las cifras: a los consumidores en activo se suman, en el cómputo final, las recaídas y los excarcelados. Con todo, el mismo informe descarta la posibilidad de que un fenómeno de dimensiones similares al que hizo estragos en los barrios de las ciudades en los años 80 pueda replicarse hoy, tales como el mayor grado de conciencia social en la población con respecto a los peligros del consumo de la heroína y el aumento de recursos que se destinan a combatirla.

La reaparición de la venta es un fenómeno que los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado vienen advirtiendo desde hace un tiempo, y que achacan a diversos factores, como la dispersión de los puntos de venta. “Cuando se desmanteló el poblado de Penamoa, el tráfico de drogas se dispersó por diversos barrios de la ciudad. Antes su consumo era algo más marginal, ahora se vincula también un poco con el ámbito del ocio nocturno”, observa Borja Varela, del sindicato policial CEP. (Confederación Española de Policía). En otras centrales sindicales coinciden en señalar la tendencia, que vinculan al aumento de la tasa de criminalidad en la ciudad. “Cuando se desmanteló el poblado hubo un impás, una parada. El repunte ahora es notabilísimo, va directamente relacionado con los hechos delictivos”, advierten desde el SUP (Sindicato Unificado de Policía).

El tráfico de drogas es una de las modalidades delictivas que más se han incrementado en A Coruña en los últimos tiempos. Es uno de los ámbitos en los que Vigo todavía lleva la delantera en las urbes gallegas, a pesar de que la tasa de criminalidad coruñesa es la más alta de las siete principales ciudades. En lo tocante a los delitos ligados al tráfico de drogas, los 79 casos registrados en 2022 en Vigo están aún por debajo de los 86 registrados en 2019, pero rebasan ampliamente a los 42 de A Coruña, donde hace cuatro años tan solo se habían notificado 25, según datos facilitados por el Ministerio del Interior.

Los sindicatos policiales piden que se refuercen las plantillas para detectar y desmantelar estos puntos de venta. “La falta de personal en las plantillas nos dificulta poder actuar y detectar estos puntos. Las investigaciones, cuando hay un punto de venta, son largas. Necesitamos un aumento de personal de los grupos de investigación”, demanda el representante de la CEP.

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