La Medusa, el depósito en forma de cúpula levantado en 2007 en el muelle del Centenario para poner fin a las protestas vecinales por el polvo de carbón, se derrumbó este lunes por la tarde con un estruendo que llamó la atención a los vecinos. De acuerdo con fuentes de Naturgy, la caída estaba prevista, aunque no se sabía exactamente a qué hora se iba a producir, y forma “parte de los trabajos de la demolición” , que en días pasados afectaron a “las últimas partes de la cúpula”.

La empresa indica que durante la caída, pese a lo aparatoso, no hubo “ningún percance” humano y “cero incidencias”. Dado que el derrumbe ya estaba previsto, no había ningún trabajador en la Medusa ni en los alrededores de la estructura. El fin del depósito no implicó la detonación de cargas explosivas, aclara Natugy, sino que se consiguió a través del “corte” de la estructura de los depósitos. El espacio todavía está lejos de quedar disponible, ya que ahora queda desescombrar; Naturgy calcula que los trabajos terminarán en mayo.

El fin de la estructura, que ha quedado obsoleta debido al traslado de tráficos al puerto exterior de punta Langosteira, se conocía desde hacía años: llevaba sin uso desde 2019. Un año antes, el Gobierno local, entonces dirigido por Marea, convocó un concurso de ideas que tuvo cinco propuestas finalistas para reformarla y permitir su continuidad: entre ellas estaba convertirla en auditorio, estación marítima u hotel. La actual alcaldesa, Inés Rey, llegó a señalar que era un “símbolo para la ciudad” y contempló dedicarla a usos deportivos o culturales. Pero el proyecto necesitaría trabajos de calado, como explicó a este diario el arquitecto Ramón Corrochano, que la diseñó, que advirtió que “para que la Medusa sea un auditorio o un museo habría que hacer muchas cosas”.