Hace pocos años, inhabitual. Ahora, a la orden del día. El tatuaje ha llegado a las pieles de la población para quedarse muchos años y, si bien todavía hay quien tuerce el gesto ante la visión de una persona adulta con la piel surcada de tinta, o achaca los diseños a la poca profesionalidad, cada vez representan una franca minoría. En A Coruña, los estudios de tatuaje han proliferado en los últimos años, ofreciendo un abanico de opciones y estilos infinitos, con tatuadores cada vez más profesionalizados y capaces de plasmar cualquier cosa sobre la piel. Y, cuando se trata de tatuajes, “cualquier cosa” es posible.
“El otro día tatuamos una gallina con la frase Cómeme los huevos al lado. Y la semana pasada, un colega se tatuó una versión de mi cara”. Habla Korti, del estudio Katattoomba, uno de los locales de tatuaje más antiguos y conocidos de la ciudad. Entre sus paredes han visto de todo: modas que llegan y otras que pasan, mucho valiente inmune al dolor y también algún que otro arrepentimiento.
“Ahora lo que más se pide son tatuajes con línea fina. Hacemos mucha silueta, pero sigue funcionando el tatuaje de siempre: japonés, clásico, tradicional”, cuenta Korti. También hay algunas modas que mueren irremediablemente, como el aluvión de infinitos, dientes de león, pájaros volando al horizonte o estrellas que eran lo más demandado hace unos años y que hoy muchos han optado por cubrirse con otro diseño, “aunque alguno, todavía sale”, confiesa. En Kattatoomba, uno de los diseños más pedidos últimamente es la brújula vikinga. Una querencia que sus responsables achacan al éxito de la serie Vikings, aunque, como en el resto de peticiones, quién sabe. No es extraño que los temas de actualidad, aunque parezcan transitorios, se vuelvan inmortales en la piel de quien decide lucirlos. Y cómo no, un título mundial tan esperado como el que se llevó a casa Argentina el pasado diciembre bien vale pasar por las agujas. “Últimamente hemos tenido muchos argentinos que nos piden cosas relacionadas con el mundial. Hemos hecho varios retratos de Messi, el escudo o la frase Qué mirás, bobo”, dice Juanpi, de Loco Blow.
Pero no todo se queda en los grandes acontecimientos. Muchos coruñeses pasan por los estudios para grabarse elementos que recuerden a fechas o sucesos relevantes, trances personales o logros dignos de recordar. “Hace unos días, una chica que aprobó las oposiciones vino a tatuarse Garrapata del Estado en la planta del pie”, señala Carlota Cobas. La joven, de tan solo 25 años y que ya es toda una referencia en el tatuaje fine line en la ciudad, acaba de abrir su propio negocio en Juan Flórez, Variegata Studio. De allí salen sobre todo diseños con motivos florales, plantas, siluetas, lettering y microrrealismo. “Últimamente he estado tatuando una serie de esqueletos bailando, de fiesta, fumando y bebiendo que han tenido bastante éxito”, cuenta.
A medida que este arte ha ido ganando popularidad en la ciudad, muchos estudios, aunque dominan diversas técnicas, se han especializado en uno y otro estilo, temática o ámbito de los que los clientes demandan. En el estudio Seventh Heaven, regentado por Raquel García e integrado únicamente por tatuadoras mujeres, los símbolos de la feminidad se llevan la palma entre los motivos más pedidos. “Lo que más tatuamos son símbolos o dibujos con alusiones a lo femenino, que vayan a la esencia de ser mujer y lo que conlleva, tanto lo bueno como lo malo. También bastantes relacionados con la naturaleza, el mar o Galicia. Curiosamente, el que más me llamó la atención fue una embrióloga que me pidió que le hiciese un espermatozoide”, comenta García.
Los clientes, como en cualquier otro servicio, tienen sus lugares favoritos o que les inspiran más confianza a la hora de tomar una decisión casi siempre irreversible, como es la de grabarse algo permanente en la piel. Los adeptos a Nora Tattoo, por ejemplo, eligen su estudio para tatuajes realistas, como rostros de personas o mascotas, calaveras, seres mitológicos o motivos religiosos. “La Torre de Hércules es muy recurrente. Tigres y leones hemos hecho una barbaridad, y luego hay tatuajes sencillos que se repiten mucho: huellas de perro, Ohanas, Wonderlust, o frases tipo Mr. Wonderful. Eso nunca desaparece”, comenta Diego, uno de sus trabajadores.