Un ‘Guernica’ en la ronda de Nelle

Edgar Ortiz es el autor del mural que, al pie de la avenida en San Pedro de Mezonzo, mezcla elementos singulares de la ciudad en una composición que recuerda al cuadro de Picasso

Edgar Ortiz, junto al mural de la ronda de Nelle.   | // VÍCTOR ECHAVE

Edgar Ortiz, junto al mural de la ronda de Nelle. | // VÍCTOR ECHAVE

El skyline coruñés ha servido de inspiración a innumerables artistas de la ciudad. La Torre, las galerías de la Marina o el Palacio de María Pita son elementos tantas veces plasmados y reinterpretados que parece que ya no admiten más versiones posibles. Al pie de la ronda de Nelle, frente a la iglesia de San Pedro de Mezonzo, un mural de tonos apagados, pero con una composición singular, demuestra que es posible plasmar nuevas formas de reimaginar la ciudad. Su autor es el artista y fotógrafo Edgar Ortiz, que se atreve a lo insólito: quitarle protagonismo a la Torre de Hércules para dárselo al barco de la avenida Alfonso Molina. Símbolos para todos los paladares.

“No quería que fuese la postal típica coruñesa de las que se venden en tiendas. Quería hacer algo que representase a la ciudad, pero de una forma más original”, cuenta el autor del fresco, que inmortalizó antes de la pandemia en una ubicación nada casual: porque si algo llama la atención del mural es, precisamente, su vocación de no llamar la atención. La obra responde a un encargo de la agencia de publicidad Alcar como parte de una estrategia sutil para acondicionar el espacio sobre el que se asienta una valla comercial de una empresa constructora.

El objetivo: adecentar el espacio yendo más allá de una simple y triste capa de pintura blanca, pero sin robarle protagonismo al reclamo publicitario del cliente. “La idea era limpiar la base del edificio para que la publicidad funcionase. El propósito era que no destacase más que la publicidad, y que el terreno ganase valor de una forma artística”, cuenta Ortiz.

El mural de la ronda de Nelle es pareja de otro casi idéntico que el mismo artista pintó hace unos años en un local de la calle Pose, que captó la atención de la agencia publicitaria y propuso a Ortiz que lo replicase en exterior y con mayores dimensiones. No tuvo muchas dudas a la hora de aceptar la propuesta. El resultado es un fresco que rinde un doble tributo. El primero es evidente: un homenaje a la ciudad a través de sus símbolos más emblemáticos.

El segundo homenaje es más sutil, pero una vez que se capta, es imposible eludirlo. Se trata de la composición del cuadro y de la forma en la que están dispuestos los elementos: la Torre de Salvamento, la calavera de Xerión, la Domus y hasta la silueta de María Pita se entrelazan en la composición de una forma que remite a un referente artístico que todo el mundo conoce bien: el Guernica de Pablo Picasso.

“Quería versionar el Guernica de forma sencilla, sin ninguna alusión más allá de los colores grises. Sin pretensiones”, resume su autor, que este año además encuentra un nuevo significado para su pieza. “Este año, al ser el año Picasso, se está hablando mucho de que el pintor vivió aquí cuando era muy joven. La publicidad de arriba está relacionada con la arquitectura, así que tiene sentido que lo de abajo sea algo relacionado con la ciudad”, comenta.

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