SALÓN DEL CÓMIC DE A CORUÑA

Miguelanxo Prado renuncia a dirigir Viñetas, tras 25 años, por limitaciones económicas: “No estoy cansado, pero con las reglas de juego que nos ponen, Viñetas es imposible”

“El presupuesto está congelado en 120.000 euros, ¿cuántos conciertos de dos horas cuestan eso o una exposición de Barceló? Los autores que tuvimos no están por debajo de Barceló”

Miguelanxo Prado, este jueves, en Alita Cómic.

Miguelanxo Prado, este jueves, en Alita Cómic. / Víctor Echave

El dibujante Miguelanxo Prado aseguró este jueves que había renunciado a la dirección de Viñetas desde o Atlántico por las limitaciones económicas impuestas por el Concello por el deterioro de las condiciones que se ha producido en los últimos años. Marcó como inicio del declive la entrada en el Gobierno de María Pita del PP (2011) en cuyo periodo empezaron a aparecer banderas rojas” que fueron dificultando la organización del festival.

Prado aseguró este jueves, en la rueda de prensa en la que ofreció para explicar las razones de su renuncia, en la tienda Alita Cómic, que tomó la decisión de abandonar la dirección del salón del cómic de A Coruña en junio del año pasado y que había esperado a que esa edición, la del 25 aniversario, estuviese completamente cerrada, con todo pagado y las obras devueltas, para formalizar su dimisión. Aseguró que no había avanzado nada en la organización de la edición de 2023, ya que se había desvinculado del festival, pero aseguró que es posible organizarla aunque falte poco tiempo para agosto. Preguntado por este diario, el Concello aseguró que Viñetas desde o Atlántico se celebraría este verano y que recibiría un “nuevo impulso con una nueva dirección”.

Prado denunció que el presupuesto de Viñetas lleva congelado en 120.000 euros varios años y que eso, con el incremento de los precios de los billetes de avión, de hoteles y comidas, dificulta su trabajo de organización, así como el desarrollo de la regulación municipal para fiscalizar el gasto público, aunque siempre habían intentado “que, de cara al público, todos esos atrancos no se notasen” y que la calidad del festival no disminuyese.

“No es un problema personal, es estructural”, destacó Prado, que repartió culpas entre todos los gobiernos, sobre todo, tras la marcha de Francisco Vázquez de la Alcaldía, ya que él tenía interés real en el cómic y aceptó durante diez ediciones sus cuatro condiciones: que tenía que ser un festival “de carácter cultural institucional gratuito para toda la ciudadanía” y no solo para los interesados en la banda diseñada; que solucionase los “puntos negros” a los que él se enfrentaba como autor y eso significaba que todos los invitados quisiesen participar cuando se les requiriese; que los materiales cedidos para las exposiciones fuesen originales y que fuesen tratados con la misma dignidad y cuidado que lo sería un “Picasso o un jarrón de la dinastía Ming” y que todos los servicios fuesen remunerados dignamente. Es por ello por lo que insistió en que todos los gobiernos habían tenido una parte “alícuota” [proporcional] en su dimisión.

“No estoy cansado, no estoy agotado, no me falta ilusión, no creo que el modelo esté agotado. Simplemente que, con las reglas de juego que nos ponen encima de la mesa, Viñetas no es posible”, comentó, en referencia a los obstáculos puestos por la Administración local para hacer frente a los gastos derivados de Viñetas desde o Atlántico, con problemas, incluso, para contratar un autobús para llevar a los autores a visitar el Pórtico de la Gloria o para que el Aquarium Finisterrae mantuviese su colaboración con el festival para hacer una exposición que, después, solicitaban otros acuarios de España.

Miguelanxo Prado, hoy en Alita Cómics, para explicar su renuncia a dirigir el salón del cómic Viñetas desde o Atlántico.

Miguelanxo Prado, hoy en Alita Cómics, para explicar su renuncia a dirigir el salón del cómic Viñetas desde o Atlántico. / Víctor Echave

“Llegamos a tener catorce voluntarios que hacían de traductores, pero yo no puedo mandar venir a una persona y decirle que se busque la vida para comer o para dormir. Estamos hablando de menús del día, no de tener un camerino con toallas indias y botellas de Moët Chandon”, ejemplificó Prado en su despedida. “Esas medidas dañaron la imagen del festival y no consiguieron ahorrar ni un solo euro”, sentenció. Hizo hincapié además en que, bajo estas condiciones, no es posible continuar con Viñetas, pero sí que lo es desarrollar otro tipo de propuesta, como un festival con la gestión privatizada —tal y como le había propuesto el PP en su momento— pero nunca una cita de carácter cultural y de nivel internacional y gratuita en la que todos los artistas reciban un trato digno, tal y como se había marcado como objetivo desde el inicio.

“Yo tenía que escoger entre tener una nueva figura o tener dos exposiciones o dos autores más, evidentemente, primaba el contenido, pero eran decisiones dolorosas”, comentó Prado que aseguró que había trasladado a su interlocutor en el Concello los obstáculos a los que se había enfrentado durante estos años y que, o bien no le habían sido transmitidos correctamente a la alcaldesa y titular de Cultura, Inés Rey, o bien ella no le había dado la importancia que tenían y que derivaron en su dimisión.

“El presupuesto de Viñetas lleva congelado tanto tiempo que ya pierdo la cuenta, tenemos más o menos 120.000 euros. ¿Cuántos conciertos de dos horas cuestan más de 120.000 euros, cuánto le cuesta a un museo o a una galería montar una exposición de Miquel Barceló. La gente que tuvimos en Viñetas no está por debajo de Barceló, ni mucho menos. Era una situación límite y, si yo fuese una persona de reacción explosiva, hubiese montado un lío, me hubiese marchado y me hubiesen convencido después para que volviese, pero llevo muchos años dándole vueltas”, zanjó Prado, que se queda con dos espinitas clavadas: no haber conseguido que la programación de Viñetas desde o Atlántico no se expandiese durante todo el año, y que se perdiese la oportunidad de abrir en la ciudad el Museo Nacional del Cómic. Aún así, aseguró que seguirá “dando la turra” para devolver a la ciudad lo que ha recibido. Defendió que la ciudad tiene un patrimonio como “los museos científicos, la Torre de Hércules, la Sinfónica o Viñetas que, una vez conseguido, desperdiciarlo es suicida, demencial”.

En la rueda de prensa, ofrecida en la tienda Alita Cómic, Juan Carlos Sanmiguel, el propietario del negocio agradeció a Miguelanxo Prado su dedicación y su labor de difusión del cómic y aseguró que Alita no existiría sin su influencia. También el dibujante David Rubín, en redes sociales, comentó ayer que, de no haber sido por Viñetas, seguramente él no estuviese trabajando en la banda diseñada.