La Opinión de A Coruña

El libro que voló del escudo

Los cuños municipales y el escudo de la ciudad muestran que, a lo largo de tres siglos, la luz que guio a la ciudadanía procedía de un Libro y no del faro de la Torre de Hércules

Antonio López

Los expertos coinciden en que la presencia, en el escudo municipal, de un Libro situado sobre la Torre de Hércules no tiene solvencia heráldica. Tampoco han mostrado ningún aprecio hacia ese Libro ni el actual escudo de la ciudad —al menos, el que pasa por serlo— ni las modernizaciones iconográficas que representan los logotipos de 1986 (con Gobierno local del PSOE), 2010 (PSOE-BNG) y 2014 (PP).

Escudo en el edificio del Banco Santander, en el Cantón Grande.

Escudo en el edificio del Banco Santander, en el Cantón Grande.

Razones de experto

César Vaamonde Lores (1867-1942) fue archivero-bibliotecario de la Real Academia Galega y cronista oficial de A Coruña. En 1922, publicó un contundente libro dedicado al escudo municipal. Para el historiador, las legítimas armas y colores del blasón de la ciudad son: en la cima, la corona real; en campo azul, la Torre de Hércules —en plata—, asentada sobre un peñasco —de su color natural—; al pie de la torre, una calavera —en plata—, con corona real —de oro—, y dos tibias —de plata— cruzadas en aspa; siete veneras —de oro—, tres a cada lado de la torre y la séptima en la punta inferior del escudo. Advertía el autor de Un notable escudo de La Coruña que su investigación “a pocos o a ninguno ha de convencer y cada cual seguirá pintando escudos como mejor le plazca”.

Escudo de la ciudad, siglo XIX. Colección Postales Martínez - Barbeito.

Escudo de la ciudad, siglo XIX. Colección Postales Martínez - Barbeito.

Una de las verdades que Vaamonde Lores consigue dejar asentada es la improcedencia de incluir, en el escudo municipal, el Libro Constitucional de 1812, situándolo sobre la Torre. “El Ayuntamiento, siendo el primer obligado a velar por la pureza de la divisa local, parece que puso verdadero empeño en corromperla y desnaturalizarla”.

Escudo municipal, siglo XIX. Biblioteca de Estudos Locais.

Escudo municipal, siglo XIX. Biblioteca de Estudos Locais.

El sistemático rastreo de las actas municipales y de los diarios de sesiones de las Cortes le permiten concluir que, entre 1812 y 1837 (año en que el Libro entra en el blasón coruñés, como parte del cuño que validaba las actas municipales), el Ayuntamiento no adoptó ningún acuerdo plenario para incorporar el libro constitucional al escudo. Tampoco tal inclusión contó con “la soberana autorización” —la facultad de consentir modificaciones en las divisas oficiales residía en los reyes—. Ante estas evidencias, Vaamonde Lores sentencia: “El Concejo de La Coruña se creyó lo bastante por sí solo para hacer y deshacer, en su blasón, lo que mejor le pareció. Para que lo efectuado tuviese validez, antes debía haber solicitado y obtenido la autorización real. No lo hizo así y por lo tanto las modificaciones introducidas son a todas luces ilegales”.

Cuño liberal en las actas municipales (1837 - 1871).

Cuño liberal en las actas municipales (1837 - 1871).

Que la legitimidad del Libro en el escudo esté avalada por 100 años de uso continuado, que se extienden a lo largo de tres siglos, no tiene, para el cronista local, ningún valor: “En Heráldica, la obligación de rectificar no prescribe con las costumbres ni con el transcurso de los años. Se impone que tanto el Libro de la Constitución, como otras piezas incorporadas con posterioridad, sean definitivamente tachadas y borradas del glorioso escudo de nuestra capital”.

Cuño republicano en las actas municipales (1871 - 1937).

Cuño republicano en las actas municipales (1871 - 1937).

Entre las piezas a desterrar están las representaciones institucionales en las que el escudo de la ciudad aparece rematado con una corona murada. “Esta clase de corona no existe en la Heráldica española y solo se emplea como motivo decorativo. En tal concepto aparece en las monedas acuñadas durante el Gobierno Provisional (1868-1871) o en sellos de correos y en timbres fiscales de la (Primera) República. La corona murada que figura en algunos escudos de La Coruña no tiene otro valor que el de un simple adorno sin importancia”.

Escudo en la verja del balcón principal del edificio de la Casa de Cultura Salvador de Madariaga, en Durán Loriga.

Escudo en la verja del balcón principal del edificio de la Casa de Cultura Salvador de Madariaga, en Durán Loriga.

Otras versadas razones

En 15 de marzo de 1985 y firmado por Carlos Martínez-Barbeito, el Instituto José Cornide de Estudos Coruñeses remitió a la Alcaldía “un proyecto razonado y documentado para que se pueda dotar a la ciudad del escudo heráldico que le corresponde”. Después de un primer intento (en 1964, también de la mano de Martínez-Barbeito), considera el Instituto que “parece llegado el momento de fijar y legalizar para el futuro nuestras armas municipales”, porque “la mayor parte de los escudos conocidos gozan de crédito más bien escaso, puesto que se trata, en unos y otros, de unas armas de atribución que nuestro Concejo se daba a sí mismo, faltando siempre el indispensable requisito de la aprobación superior”.

Escudo en la vidriera de la planta baja de Correos, en A Coruña.

Escudo en la vidriera de la planta baja de Correos, en A Coruña.

Esta referencia a una “aprobación superior” tiene miga y corteza: a la altura de 1922, la autorización real era un requisito innegociable para los expertos, pero en 1985 y con la competencia heráldica transferida a la Xunta, la resolución final sobre el escudo de la ciudad —una vez aprobado este blasón por el pleno municipal y el dictamen favorable de la Real Academia de Historia— correspondería a la Consellería de Presidencia.

Plato de cerámica Álvarez

Plato de cerámica Álvarez

Concienzudo era el estudio de Vaamonde Lores y a conciencia está redactado el informe de Martínez-Barbeito. Sin embargo, es imposible ponerlos de acuerdo. Donde el cronista oficial sitúa siete veneras (conchas), el experto del Cornide apuesta por seis. “Dos veneras están presentes en el más antiguo escudo que se conoce de la ciudad (1448). Como entonces Galicia no tenía dos provincias —ni ninguna— cae por su base que el número de veneras tenga que ver con el de las provincias de nuestro antiguo Reino. Parece obligado inclinarse por el número de seis, que resulta de armoniosa composición, situando tres a cada flanco de la Torre”. La propuesta de Martínez-Barbeito también incorporaba “en la parte alta de la torre y saliendo de su flanco izquierdo, un pescante del que pende un farol —de plata— del que salen llamas —en rojo—”. Su tercera novedad es la inclusión, rodeando el escudo, de una cinta con la divisa “M.N. y M.L. Ciudad de La Coruña, Cabeza, Guarda y Llave, Fuerza y Antemural del Reino de Galicia”.

Parche de tela con el escudo, comercializado en la mercería Elvira, hasta 2020.

Parche de tela con el escudo, comercializado en la mercería Elvira, hasta 2020.

Tal como intuía Vaamonde Lores, “cada cual seguirá pintando escudos como le plazca” y Martínez-Barbeito no va a decepcionarle. El informe del Instituto Cornide propone, sobre el peñasco en el que descansa la Torre, “una cabeza humana, con cabellera y barba —de su color natural—, cuello sangrante —en rojo— y corona —de oro—, pero nada de calavera ni de tibias cruzadas, macabro símbolo tal vez tomado del pie de los crucifijos del siglo XVI y XVII”. Explica Martínez-Barbeito que “por fidelidad a la pureza y sencillez de los símbolos heráldicos y por seriedad científica habría que inclinarse por la supresión definitiva de todo recuerdo de la fábula de Hércules y Gerión. Ahora bien, la leyenda también merece alguna consideración por lo que tiene de aproximación al sentimiento popular y no es factor desdeñable cuando se trata de establecer un símbolo que represente a una comunidad”.

Este informe, redactado bajo el paraguas institucional de un gigante de la Ilustración gallega (José Cornide Saavedra), no dedica ni un cuarto de línea a la histórica presencia del Libro que, desde el escudo, iluminaba la vida diaria de la ciudad.

Presencia secular

La primera aparición institucional del Libro Constitucional sobre la Torre de Hércules fue el 28 de enero de 1837. Fue en un documento adjunto al Libro de Actas del Ayuntamiento, donde el secretario acredita, con el cuño municipal, la entrega de 6.000 reales que el Receptor de Bulas hace al depositario municipal. Durante dos años más, este cuño, con el Libro y la Torre, continuará certificando, en documento anexo al Libro de Actas, la entrega de estos fondos procedentes de diferentes bulas.

Escudo en el instituto Eusebio da Guarda, en la plaza de Pontevedra.

Escudo en el instituto Eusebio da Guarda, en la plaza de Pontevedra.

En 1842, el cuño con el Libro dará un salto cualitativo: será el sello que el secretario municipal estampe en la última página de los sucesivos Libros de Actas, certificando la autenticidad de las sesiones celebradas por la Municipalidad. Este hábito se mantiene en pie hasta diciembre de 1863. Durante estos 26 años, el cuño municipal conservó la misma iconografía: Libro Constitucional —radiante—; Torre de Hércules asentada sobre un peñasco; en este promontorio, calavera con tibias cruzadas; en el flanco derecho de la torre, una rama de laurel; en el izquierdo, una rama de palma; rodeando el conjunto, una cinta con la leyenda: “Ayuntamiento Constitucional de La Coruña. Capital de Provincia”.

Escudo en el Centro Gallego de La Habana.

Escudo en el Centro Gallego de La Habana.

Desde el 7 de julio de 1871 y hasta el 18 de febrero de 1937, la Torre y el Libro quedan fijados como símbolos institucionales de esta ciudad. A lo largo de estos 66 años, el cuño con el Libro estará certificando la legitimidad de todas y cada una de las páginas de los libros de Actas de las sesiones plenarias municipales. Con tres excepciones. En 1874, un sol radiante sustituye al Libro sobre la Torre y la leyenda del cuño será “Ayuntamiento Republicano de La Coruña”. En 1876, sobre la Torre no habrá ni Libro ni Sol y la divisa del cuño será “Alcaldía Popular de La Coruña”. En el primer tercio del siglo XX y durante 20 años, la única marca oficial en los libros de actas municipales será un timbre fiscal con la corona real y la leyenda “Administración Especial de Rentas Arrendadas. Coruña”.

Escudo en el Palacio Municipal, en la plaza de María Pita.

Escudo en el Palacio Municipal, en la plaza de María Pita.

El 15 de julio de 1936 el Gobierno golpista destituye al legítimo gobierno municipal y, dos meses después, crea el Consejo Municipal. El día de su constitución, “el señor delegado sometió al juicio de los señores subdelegados la conveniencia y aún la necesidad de reponer los nombres tradicionales y popularísimos de diferentes calles de esta ciudad que habían sido caprichosamente sustituidos por otros, así como también los de aquellas pocas cuya denominación pugna abiertamente con el actual movimiento glorioso salvador de España”. En este contexto de “tabla rasa patriótica”, durante cinco meses (18 septiembre 1936 / 18 febrero 1937), las 110 páginas del Libro de Actas que recogen los acuerdos de la Comisión Permanente estarán certificadas por el cuño municipal que habían adoptado los republicanos: Libro Constitucional; Torre asentada en un peñasco; sobre la roca, calavera y tibias; seis veneras, tres cada flanco de la torre; banda con el texto “Ayuntamiento Constitucional de La Coruña. Capital de Galicia”. A su lado, el timbre fiscal con la corona murada de la Administración de Rentas Públicas, La Coruña.

Escudo en publicación de la Diputación de A Coruña, 1923

Escudo en publicación de la Diputación de A Coruña, 1923

El acta del 25 de febrero de 1937 marca la desaparición definitiva del Libro del cuño municipal. Se apagó para siempre, en los libros de actas, la luz que iluminaba la vida ciudadana. Lo cual no quiere decir que el Libro pudiese ser extirpado de la ciudad.

Ahí está, con la republicana corona murada, en la cima de cada una de las pilastras de la fachada del instituto Eusebio da Guarda (1889); está en el exterior de la Casa-Museo de Pardo Bazán (1923); está en la fachada del Palacio Municipal (inaugurado por Alfonso XIII, en 1927); está en el enrejado del balcón de la antigua delegación de Hacienda, en Durán Loriga (l930); está en la vidriera de acceso al hall de Correos (1934); está en la fachada del Banco Santander, en el Cantón Grande (el antiguo Hispano-Americano, de 1951).

Escudo de A Coruña en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid.

Escudo de A Coruña en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid.

Hasta 2010, los trajes de los conserjes municipales (cuando lo marcaba el protocolo: plenos, actos institucionales y matrimonios civiles) llevaban botones con el Libro radiante. Hasta 2012, estos botones pudieron adquirirse en la desaparecida Sombrerería Dandy, de la calle San Andrés. Aún en 2020 era posible adquirir —para coser o pegar en la ropa— parches de tela, con la Torre y el Libro, en la Mercería Elvira, de la calle de San Nicolás.

Escudo de A Coruña en la plaza de España de Sevilla.

Escudo de A Coruña en la plaza de España de Sevilla.

Pasaron la dictadura y la predemocracia, llegó el primer Gobierno municipal democrático y vinieron los 23 años del mandato de Francisco Vázquez. Del regreso del Libro al escudo de la ciudad no se volvió a oír nada hasta octubre de 2005. Veinte años después de haber recibido la propuesta del Instituto José Cornide, Vázquez anunciaba su intención de reincorporar al escudo municipal el Libro de la Constitución de 1812. Aseguró el alcalde que esta inclusión se produciría en el primer Consejo Social de la Ciudad, cuya constitución prometió para diciembre de ese 2005. En febrero de 2006, Andrés Precedo Ledo, catedrático de Geografía Humana (USC), es elegido primer miembro del Consejo Social, que todavía no ha celebrado su reunión fundacional. En marzo de ese 2006, Francisco Vázquez, rumbo a la embajada de España ante la Santa Sede, firma su renuncia como alcalde. Se marchó para Roma y el retorno del Libro al escudo municipal quedó en nada.

Escudo en los botones de los trajes de los conserjes municipales, hasta 2010.

Escudo en los botones de los trajes de los conserjes municipales, hasta 2010.

De siempre presumió A Coruña de ser ciudad liberal, pero la Constitución que abolió el absolutismo está excluida de las actuales representaciones iconográficas de la ciudad. También, desde siempre, fardó de su talente ilustrado, pero el símbolo más evidente de Ilustración —un libro— está desterrado de los modernos diseños de la “marca Coruña”.

Es de suponer que la tirria contra este Libro no vendrá por haber proclamado la Constitución de 1812 el fin del origen divino de la monarquía y el fin de los señoríos jurisdiccionales (con sus medievales derechos de vasallaje y de nombramiento de alcaldes, justicias y escribanos). Menos imaginable es que la ojeriza contra el Libro —haciéndolo desaparecer de la iconografía municipal— esté reflejando los recelos del poder local ante los libros, por su valor simbólico como fuente de conocimiento, pensamiento crítico e independencia de juicio.

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