La Opinión de A Coruña

Lugrís, más allá del mar

Han pasado cincuenta años desde la muerte del artista coruñés, que una y otra vez soñó a A Coruña en sus pinturas y traspasó paredes y muros con el mar de sus paisajes surrealistas

Francisco R. Pastoriza

No debió ser fácil la vida para Urbano Lugrís durante la posguerra. Artista marginado, con fama de bohemio, enseñante de la mano de Rafael Dieste en las Misiones Pedagógicas durante la República, colaborador del grupo de teatro La Barraca de Federico García Lorca y reclutado por el ejército de los sublevados durante la contienda mientras su hermano Secundino luchaba en el bando republicano. Nació en A Coruña, vivió en Vigo durante los años cuarenta y, después de una ausencia de años, volvió en 1965 tras la muerte de su esposa. Afectado por la soledad, la pobreza, la depresión y el alcohol, murió en esta ciudad el 23 de diciembre de 1973.

Urbano Lugrís

Urbano Lugrís

La cultura fue para él un hábitat natural en el seno de una familia que la tenía como forma de vida: un padre escritor, poeta y fundador de la Real Academia Galega y del Partido Galeguista, una madre pianista cuyos conciertos acogieron los escenarios de las ciudades más importantes de Galicia y a cuyo domicilio acudían personajes de la vida pública de aquellos años, como Alfonso R. Castelao. Y un tío, pintor y periodista, Urbano Varela, fallecido prematuramente. El ejemplo de este tío y las primeras enseñanzas recibidas del artista Nacho Vieitez dirigieron sus pasos hacia el arte.

En Madrid, a donde se trasladó en 1930, conoció a Lorca y a Rafael Alberti y después de la guerra fundó en A Coruña con Mariano Tudela y Gonzalo Garcés la revista Atlántida, en la que escribía artículos y poesías e ilustraba portadas y páginas interiores. Se publicó entre 1954 y 1956 y entre sus colaboradores figuraban Álvaro Cunqueiro, Otero Pedrayo, Vicente Risco, Eugenio D’Ors, Gómez de la Serna, Alfonso Sastre, Filgueira Valverde y Pura Vázquez.

‘Misterios do mar’.

‘Misterios do mar’.

Debió ser su participación durante la guerra en las filas del ejército de Franco lo que facilitó que le fuese encargada la decoración de los camarotes del yate Azor, en el que el dictador pasaba parte de sus vacaciones (se tomaba con humor esta jugada del destino: “más que un pintor de cámara soy un pintor de camarotes”, decía). Entre sus primeras pinturas destaca el mural Retablo del Descubrimiento, compuesto de 13 elementos, encargado para la sede del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid y hoy en el Aecid. En 1952 pintó Vista de A Coruña en 1669 para exhibir en el vestíbulo del Banco Hispano-Suizo, una pintura inspirada en la acuarela que el italiano Pier María Baldi pintó durante su estancia en Galicia acompañando a Cosme de Médici. Es autor también del mural para el Sanatorio Álvarez de Santiago de Compostela. El muralismo fue, pues, uno de los géneros practicados con frecuencia por Lugrís, con obras como el de la Cofradía de Pescadores de Malpica y los que se conservan en el Museo Massó de Bueu. Por desgracia se han perdido otros muchos pintados por encargo en bares, hoteles y residencias. En diciembre de 2008 se descubrió en el restaurante A Mundiña, en la calle de la Estrella de A Coruña, un mural de Lugrís titulado Unha cunca de viño e faise o camiño.

‘Leyenda marina’.

‘Leyenda marina’.

A lo largo de su vida Lugrís expuso en Madrid, pero sobre todo en A Coruña, Vigo, Santiago, Pontevedra, Lugo y en la localidad de Bueu, a la que el pintor estuvo muy vinculado a través de su amistad con la familia Massó, cuyo Museo del Mar acogió una exposición conmemorativa en 2004. Los murales que se conservan en el museo los pintó Lugrís originalmente para decorar el comedor de los trabajadores de la fábrica de conservas Massó de esta localidad, todos ellos con paisajes y motivos marinos. Para Bueu realizó el diseño de la Capela dos Santos Reis, donde mostró sus dotes de arquitecto y de artista integral. Diseñó incluso el retablo, que se perdió por abandono junto con parte de la ornamentación original, aunque se conserva la decoración de elementos como vieiras, caracoles y anclas en sus paredes. Situada en una ladera de Castiñeira en O Valado, es uno de los pocos monumentos religiosos dedicados a los Reyes Magos (en Europa hay otro en la catedral alemana de Colonia). Esta capilla, inaugurada el 4 de octubre de 1953, fue edificada sobre las ruinas de otra erigida por Fernando de la Rúa y Freire en 1686.

'Vista de A Coruña'.

'Vista de A Coruña'.

Olvidado durante muchos años, la recuperación de Lugrís a nivel nacional se produjo en 1997 gracias a una exposición comisariada por Rosario Sarmiento y el pintor Antón Patiño en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, más tarde acogida por el Auditorio de Galicia, en Santiago de Compostela. Patiño escribió también la biografía Urbano Lugris. Viaje al corazón del océano, que contiene además un análisis minucioso de su pintura y de su ignorada obra literaria, compuesta por relatos y poemas que Lugrís firmaba con el seudónimo de Ulyses Fingal. En su pintura Lugrís alude también a referentes literarios como Julio Verne o Joseph Conrad y poéticos como Manuel Antonio.

‘Galicia, 1953’.

‘Galicia, 1953’.

Un tema permanente en la obra de Lugrís es Galicia. El ambiente popular de romerías, pueblos marineros, pazos e iglesias están en Berbés o Romería, y la tradición medieval y las leyendas gallegas en Tríptico de San Gonzalo. En los años de la inmediata posguerra sus cuadros están muy relacionados con el mar de Galicia (Fantasía mariñeira, Anticuario do Porto, Mar dos Sargazos), pintados con colores luminosos, con espacios ocupados por múltiples objetos cotidianos y utensilios de trabajo (mapas, compases, catalejos, brújulas, sextantes). En Cuarto do vello mariño los objetos representan el mundo cotidiano del artista. También son de esa época los paisajes surrealistas de las costas gallegas y de mundos sumergidos poblados de animales fantásticos, pintados con tonalidades azules, verdes y grises, que componen una belleza extraña y mágica en la línea de Giorgio de Chirico, Picabia o René Magritte. Artista polifacético, Lugrís compuso también los bocetos para la iglesia de San Pedro de Visma de A Coruña, óleos como los de la iglesia de Vilaboa en Culleredo y piezas para vidrieras destinadas a la decoración de viviendas.

 

Murales que precisan intervención “urgente”

Frescos de Lugrís en el restaurante de la calle Olmos, en A Coruña

Frescos de Lugrís en el restaurante de la calle Olmos, en A Coruña

En el antiguo restaurante Fornos, en los números 25-27 de la coruñesa calle Olmos, Urbano Lugrís pintó doce murales con motivos marítimos que, de acuerdo con un informe del Ayuntamiento, corren en su mayoría un peligro inmediato dado el mal estado de conservación del edificio, abandonado desde hace años. En once, de acuerdo con la evaluación municipal, se precisan trabajos de rehabilitación de forma “urgente” para evitar un “riesgo de deterioro inminente e irreversible”, y tres de las piezas están en estado “crítico” o “súper crítico”. Los desperfectos que enumera la valoración son múltiples: grietas, de las que parte tienen gran tamaño, manchas y restos de óxido, colonias de hongos y la propia deformación de las paredes que los sustentan, problemas que se incrementan por la entrada de agua en el edificio y un incendio pasado. Entre los que están en peor estado se encuentra un mural con una sirena que sufre “degradación general” debida a la humedad y desconchados en la pintura, u otro con la Torre de Hércules, de la entrada, con manchas de hongos y afecciones por el humo de un incendio. Tras años de degradación y denuncias de la asociación O Muro, el Concello ha requerido a los propietarios que arreglen la propiedad, afirmando que lo acometerá de forma subsidiaria si no cumplen, y reclama a la Xunta que declare el conjunto Bien de Interés Cultural (BIC).

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