El polideportivo de San Diego alcanza los tres años de funcionamiento sin contrato

La anterior concesión caducó en mayo de 2020 y el Concello todavía no licitó la nueva | El Gobierno local adjudicará la gestión conjunta del pabellón con el de O Castrillón

Máquinas deportivas en el polideportivo de San Diego.

Máquinas deportivas en el polideportivo de San Diego. / Víctor Echave

El complejo polideportivo de San Diego, inaugurado en 2000, cumple ya tres años de funcionamiento sin contrato municipal, ya que la empresa Sidecu lo explota desde mayo de 2020 en precario al verse obligada por el Concello a mantener la gestión hasta que se convoque un concurso para adjudicar una nueva concesión.

El Gobierno local informó el pasado septiembre en un pleno a través de la entonces concejala de Deportes, Mónica Martínez, que preveía iniciar la licitación del contrato antes de que finalizase 2022. El pasado diciembre, la propia alcaldesa, Inés Rey, declaró que el Gobierno local trabajaba para la apertura del concurso municipal se llevase a cabo “en los próximos meses”. Este periódico solicitó saber qué planes tiene el Concello a corto plazo sobre esta instalación, pero no recibió respuesta.

A finales de 2019, ante la inminencia del término de la concesión de San Diego, el Gobierno municipal informó al grupo de Marea Atlántica que analizaría la posibilidad de asumir la gestión directa del recinto deportivo, así como del campo de golf de A Torre, también explotado por Sidecu y que también carece de contrato, en este caso desde julio de 2017.

Los responsables municipales optaron finalmente por mantener la gestión privada del polideportivo y, además, asociarla a la del de O Castrillón, ya que las reducidas dimensiones de este último hacen prever que una concesión en exclusiva para ese recinto no sea rentable. El Concello puso en funcionamiento el pasado diciembre el polideportivo de O Castrillón con un contrato provisional con una empresa privada hasta que se adjudique el contrato conjunto con el complejo de San Diego, pero su duración era de solo cinco meses, lo que obligará a prorrogarlo incluso aunque la licitación de la gestión de las dos instalaciones se abriera de inmediato.

La continuidad de Sidecu al frente de este pabellón, que integra en su red de centros Supera, se lleva a cabo con protestas de usuarios por la falta de mantenimiento de las instalaciones, ya que han denunciado desperfectos en el equipamiento deportivo y en los vestuarios, así como la falta de personal.

El fin del contrato de la concesionaria se produjo además durante el confinamiento de la pandemia del COVID, que causó importantes pérdidas de ingresos a Sidecu por el cierre del polideportivo y la posterior pérdida de numerosos abonados. La empresa solicitó al Concello una compensación que en la actualidad sigue negociándose y había recurrido en los tribunales la obligación de continuar gestionando San Diego, ya que se opone a ser compensada mediante la prolongación de la explotación del recinto.

Pero Sidecu mantiene un litigio con la administración municipal por haberle impedido subir las tarifas a los usuarios desde 2014 a 2020. Hasta 2013 se actualizaban en función del IPC, pero desde ese año permanecen congeladas, decisión que la concesionaria calcula que le causó un perjuicio de casi 432.000 euros, cantidad a la que deberían sumarse los intereses.

Las dos instalaciones deportivas explotadas por Sidecu —San Diego y el campo de golf de A Torre— son, junto con el recién abierto pabellón de O Castrillón, las únicas de titularidad municipal que están gestionadas por empresas privadas, ya que el resto de las existentes en la ciudad están dirigidas por el propio Concello. Los grupos municipales de Marea Atlántica y BNG defienden la gestión pública de los complejos deportivos, postura que comparte la asociación de vecinos de O Castrillón-Urbanización Soto en relación con la de su barrio, cuya construcción reclamó durante años.

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