Una base de ‘cruceiro’ en las profundidades de la ría de O Burgo

El dragado revela la presencia de esta pieza, posiblemente medieval, que podría haberse caído al estuario desde el puente de O Temple con su bombardeo, en 1809

Una técnica del museo arqueológico, ayer, con el pedestal del ‘cruceiro’ hallado en la ría.   | // VÍCTOR ECHAVE

Una técnica del museo arqueológico, ayer, con el pedestal del ‘cruceiro’ hallado en la ría. | // VÍCTOR ECHAVE / Gemma Malvido

Muy poco se sabe por ahora del hallazgo arqueológico que escondía la ría de O Burgo y que su dragado ha revelado. El informe de las actuaciones realizadas durante el mes de marzo en el estuario explica que, durante las obras, se encontró “la base de un cruceiro”, una pieza que, por ahora, aún no tiene una data exacta, aunque, según explica el director del control arqueológico de la actuación, Brais Davila Martínez, lo más probable es que pertenezca al tardomedievo (la época medieval se acaba en el siglo XV), a pesar de que la pieza carece de una marca de cantería o de una fecha tallada que ayude a fijar su origen con precisión.

En su primer acercamiento a este elemento patrimonial, Davila apunta a que esta pieza podría haberse caído a la ría desde el puente de O Temple, ya que apareció justo en el medio de la estructura, pero bajo el agua y entre lodos y quizá hubiese estado en pie a principios del siglo XIX, justo antes de la batalla de Elviña.

“En la zona solo apareció el pedestal y llevaba ya bastantes años en la ría porque tiene incrustaciones de bivalvos, de algas y de lapas. La cruz y el resto del cruceiro posiblemente fuesen espoliados, porque la base, en el medio de otras piedras, no llama la atención, pero una cruz sí, y puede que esté en alguna finca por ahí”, conjetura Davila.

A falta de un estudio más detallado de la pieza, el arqueólogo apunta a que esta pieza de granito, de treinta centímetros de alto y otros treinta de largo y más de veinte kilos, podría haber estado en el puente de O Temple, indicando el límite entre parroquias o un cruce de caminos, hasta justo unos días antes de la Batalla de Elviña, cuando el puente fue bombardeado por los dos extremos por los ingleses para impedir el paso a las tropas francesas y que, en el estallido, el pedestal acabase en el fondo de la ría.

La teoría de la caída se sustenta no solo por el lugar del hallazgo, sino también porque una de las esquinas de la pieza está dañada, probablemente, por el impacto contra otras piedras cuando muchos años atrás cambió de ubicación y se convirtió en subacuática.

Esta piedra, que destaca por la delicadeza con la que fue tallada y por la suavidad de sus bordes, está desde la pasada semana depositada en el Museo Arqueolóxico e Histórico del Castillo de San Antón, que es donde se custodian los hallazgos de toda la provincia.

Una vez localizada la pieza en el mes de marzo, según explica el informe de control de las actuaciones en la ría de O Burgo, se pusieron en marcha medidas “con el objetivo de salvaguardar este y el resto de bienes patrimoniales del entorno”, esto implica “delimitar el pretil del puente y la base del cruceiro” y también “dar las instrucciones de seguridad necesarias a los operarios de las máquinas que trabajan en las inmediaciones” de estos elementos patrimoniales para preservarlos.

A pesar de que la actuación es de control del dragado y no una excavación realizada expresamente para ver si hay restos arqueológicos, hay zonas especialmente sensibles en las que se pueden encontrar todavía restos del pasado de la ciudad y de la comarca, como en el sector que va desde el puente de A Pasaxe a Perillo y, precisamente, la parte baja del puente de O Burgo, en la que, por ahora, apareció este pedestal de cruceiro. Pero, ¿por qué saben los arqueólogos que esta piedra formó parte de un conjunto escultórico y no es una piedra sin más? Davila y otros técnicos consultados por este diario indican que la talla en forma de escalera de la pieza es propia de los cruceiros gallegos.

“Sigue las características generales de los cruceiros, es de granito y está muy bien tallada aunque no es ni de las más toscas ni de las más elaboradas de las que hay en Galicia”, define Brais Davila, que explica que, ahora, será el museo de San Antón quien pueda elaborar un estudio más pormenorizado de la pieza para poder saber mucho más de su origen. Mientras dure el dragado, Davila seguirá buscando bajo las aguas y entre los lodos restos de la comarca que un día fue.

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