A Coruña pierde bares, pero mantiene los restaurantes

Las cafeterías que cierran y no reabren son negocios “de subsistencia” que lleva gente mayor, según el sector

Bar Maracaná, ya cerrado y en traspaso, en la avenida de Oza. |   // VÍCTOR ECHAVE

Bar Maracaná, ya cerrado y en traspaso, en la avenida de Oza. | // VÍCTOR ECHAVE / Enrique Carballo

A Coruña, de acuerdo con datos proporcionados a este diario por el Instituto Nacional de Estadística (INE) tenía en 2012 y 2022 exactamente el mismo número de restaurantes abiertos, 417. Pero, según la misma fuente, los establecimientos de bebidas, esto es, bares, pubs y cafeterías, han bajado de 1.476 a 1.222. Desde 2012 hasta el año pasado (el último con datos) se perdieron 254 negocios, esto es, el 17,2% de los originales, una decadencia que el sector explica por la clausura progresiva de los “bares de barrio” en la ciudad.

De acuerdo con el presidente de la Asociación Provincial de Hostelería de A Coruña, Héctor Cañete, los que cierran y no reabren “son establecimientos pequeños, normalmente a manos de gente mayor, que están en los barrios”. Se trata, explica, de negocios de “supervivencia”, muchos a manos de matrimonios o emigrantes que abrieron el negocio tras retornar a España y que lo mantienen como una forma de mantenerse de alta como autónomos y no perder pensión. “El objetivo no es ganar dinero, sino mantener el negocio vivo mientras cotizo”, indica Cañete.

Este tipo de cafetería pequeña, considera, “no tiene interés comercial” para atraer a nuevos inversores, porque no cuenta con márgenes de beneficio atractivos. Así que cuando los propietarios originales renuncian o se jubilan, falta “relevo generacional” y el local cierra. Es un caso distinto al de los restaurantes, que tienen “una inversión más alta”, y también al de los locales de hostelería “bien situados”. Aunque en estos también hay proyectos que no consiguen convertirse en rentables y clausuran, “no se ve la caída porque dice el número total, no te cuenta que han cerrado cien y han vuelto a abrir otros cien”.

Cañete matiza que el hecho de que quiebre un negocio de hostelería “no es que sea muy frecuente”, pero sí que indica que el sector es “mucho más difícil de lo que parece desde fuera”, aunque la mayoría cree que “es fácil”. “Todo el mundo sabe de fútbol y de hostelería, y parece que todo el mundo parece gestionar un bar cuando la dificultad es realmente grande”, indica el presidente de los hosteleros, que añade que los retos se ven cuando se está dentro del sector: horarios “duros” en los que se trabaja cuando la mayoría de las personas descansan o se divierten, una “infinidad de gastos fijos” y negocios “difíciles de gestionar y con una gran carga de trabajo” que hacen que “mucha gente no sea capaz de que el establecimiento sea rentable”.

El presidente de los hosteleros no cree que en la última década se haya producido una transformación relevante en el perfil de negocios que abren, pero indica que cada vez necesitan una “inversión más potente” para abrir. Por un lado, “la legislación cada vez es más estricta y te obliga a mayor gasto”, y, por otra parte, la inflación ha hecho que el coste de la obra por metro cuadrado “se haya disparado”.

Posible subida en 2023

La Xunta elabora un registro de actividades de hostelería a través de Turismo de Galicia, pero los datos que ha remitido a este diario no se pueden comparar con los del INE porque solo se corresponden con los de los últimos meses. Las cifras más recientes, de este mismo mes, cuentan 423 restaurantes en A Coruña, y 1.336 establecimientos clasificados como cafeterías o café-bar. Esto parece indicar un posible repunte, aunque se debe tomar con cautela al ser de distinta fuente y meses distintos. Además, incluso siendo así, los establecimientos de bebidas de la ciudad habrían descendido aproximadamente un 9,5% desde 2012.

Cañete indica, además, que no cree que este año estén abriendo más negocios, aunque “lo que sí se puede estar dando, es que estén cerrando menos”. Con la pandemia, explica, hubo “muchos cierres”, por lo que ve posible que los que hayan conseguido superarla sean ahora “más estables”.

Siguiendo la serie de datos del INE, el descenso de bares ha sido constante. La cifra de 1.472 establecimientos de 2012 fue descendiendo año a año hasta las 1.378 de 2017, y aunque al inicio de 2018 s vio un breve repunte, 1.393, y no solo por la pandemia. Así, entre el 1 de enero de 2019 y el 1 de enero de 2020, antes del virus, se pasó de 1.294 bares a 1.215. Esto supone 63 locales menos, la segunda mayor bajada anual de la serie del INE.

El mayor descenso, eso sí, se da al año siguiente, cuando el volumen de establecimientos bajó en otros 79. A lo largo del año 2021, en cambio, volvió a hacer una ligera subida, con siete locales más. La tendencia coruñesa replica a la nacional: España pierde en conjunto unos 2.000 bares al año, mientras que el número de restaurantes aumentan en un millar.

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