La Opinión de A Coruña

La Opinión de A Coruña

El quiosquero de la plaza de Pontevedra se jubila: “Seguiré leyendo periódicos”

José Manuel Vázquez, en su kiosko. | // L. O..

El Quiosco Esmeralda, en la plaza de Pontevedra, frente al Manhattan, está cerrado. Y, por ahora, no va a volver a abrir. José Manuel Vázquez, que durante 31 años repartió periódicos y revistas, se ha jubilado. Empieza un nuevo capítulo de su vida, pero lejos de su querido quiosco. “Llevo aquí toda la vida, 31 años, pero ya toca descansar”, señaló en su último día de trabajo.

Durante el jueves, José Manuel fue quitando revistas, juguetes, películas, libros y otras publicaciones de las vitrinas de kiosko hasta dejarlo totalmente vacío. Sobre las dos de la tarde vendía sus últimos periódicos, y a muchos les pillaba por sorpresa esta despedida. Los clientes más habituales, sin embargo, sabían que la jubilación estaba cerca. “Había gente que venía todos los días, sobre todo personas mayores, que son a las que más les gusta leer el periódico en papel”, detalló.

Hace más de tres décadas que José Manuel Vázquez decidió dejar su trabajo de noche para convertirse en quiosquero. “Trabajaba de noche y dormía de día. Eso no podía ser, así que decidí abrir el quiosco”, recordó.

José Manuel Vázquez, de Kiosco Esmeralda. LOC

Así se convirtió en el hombre detrás del Quiosco Esmeralda, dando noticias, saludando y manteniendo conversaciones con todo aquel que se paraba en los tres escalones ante su pequeña ventana. “En este tiempo ha cambiado todo mucho, pero la verdad es que me gustaría que alguien lo cogiera”, comentó. El quiosco es una concesión municipal, pero el Ayuntamiento todavía va a valorar qué hacer con este pequeño espacio de la plaza de Pontevedra, aunque la idea inicial es sacarlo de nuevo a concesión.

José Manuel Vázquez reconoció que “se venden menos revistas que antes” y que “internet ha revolucionado todo un poco”, pero aseguró que “todavía hay gente que va cada día a por el periódico y a los niños les gustan mucho las publicaciones con juguetes”.

Sabe que sus clientes fieles “sienten pena” por este final, pero espera que solo sea un punto y seguido. “Me gustaría pasear por aquí y ver el kiosko abierto, pero yo seguiré leyendo periódicos, aunque sea en la biblioteca”, confesó, a la vez que reconoció que el de quiosquero es “un trabajo difícil porque hay que abrir casi todo el año”.

Compartir el artículo

stats