De profesor de autoescuela a instructor de drones

José Ramón García, del grupo San Martín, enseña cómo pilotar a particulares o militares tras décadas centrado en la “formación vial”

José Ramón García, del grupo San Martín.   | // LA OPINIÓN

José Ramón García, del grupo San Martín. | // LA OPINIÓN / Enrique Carballo

José Ramón García es el responsable de formación en la escuela y grupo de enseñanza San Martín, y, en sus propias palabras, lleva desde 1983 dedicándose “a la formación en general, muy vinculado a la vial”. Pero cuando, en la década pasada, empezó a eclosionar la tecnología de los drones, sacó los cursos de piloto, instructor y examinador. El pasado mes de noviembre el grupo San Martín empezó a ofrecer cursos en A Coruña, y ahora “es donde más hacemos”. Entre sus ciclos se encuentran desde una formación laboral organizada por el Ayuntamiento a instrucción para el Ejército o la Guardia Civil, así como cursos para alumnos particulares que quieren aprender a pilotar “para uso lúdico” o para realizar fotografías.

San Martín pertenece a la Confederación Nacional de Autoescuelas, que, según explica García, tiene una “división de drones”, pero esta formación no es, de momento, muy popular. El presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas de A Coruña, Pablo Pérez Mayobre, afirma que no le “suena ninguna empresa” además de San Martín que esté ofreciendo formación, algo que atribuye a que, aunque la normativa establece que los operadores de drones deben habilitarse, "no se cumple, la gente va a MediaMarkt, se compra un dron, lo vuela y se acabó”, dice.

José Ramón García, del grupo San Martín.   | // LA OPINIÓN

José Ramón García, del grupo San Martín. | // LA OPINIÓN / Enrique Carballo

Y García explica que, precisamente, buena parte de sus alumnos son gente que entró en el mundo de los drones de ese modo y “luego se dio cuenta de que no podía volar de cualquier manera”. “Me parece que es un campo necesario”, indica García, pero matiza que el número de alumnos interesados en formarse como piloto de dron continúa siendo “bajo”, unas pocas decenas. Estas cantidades son insuficientes para compensar los clientes que están perdiendo las autoescuelas en los últimos años por la desafección de las nuevas generaciones a sacarse el carnet de coche. Para los jóvenes, indica García, “conducir no es una prioridad”.

Desde San Martín ofrece ahora cinco cursos, según relata García, de los que los orientados al gran público son sobre todo los de A1, A2 y A3. El primero es para pilotar aparatos que “son poco más de un juguete”, drones de poco peso, pero “si disponen de micrófono y de cámara se necesita titulación” para manejarlos. El A3 es para aparatos más pesados, de hasta 25 kilogramos, y el A2 “el de más alta gama”, que se pide para drones especializados y con montacargas. “Se utilizan más para fotografía, búsqueda de personas”, explica.

Para sobrevolar zonas controladas, esto es, con restricción de vuelo, los pilotos tienen que tener los cursos STS-01 (para entornos poblados) o STS-02 (en entornos poco poblados). Los dos cursos “se dan normalmente juntos” y permiten volar aparatos con hasta 45 kilogramos en total, pero la formación “no se refiere tanto a los aparatos como a los escenarios”.

“La gente piensa que puede volar por donde quiera, pero la normativa es complicada”, señala García, pues hay zonas de restricción o exclusión aérea por la proximidad, entre otros, de aeropuertos, instalaciones militares u hospitales o parques de bomberos con helipuertos. La página drones.enaire.es, del Estado, ofrece un mapa explicativo que muestra que en todo el municipio de A Coruña y buena parte de su entorno está restringido el uso de drones para vuelos recreativos, y “por ejemplo, un fotógrafo que quiera hacer un reportaje sobre las Fragas do Eume”, un espacio protegido, necesita habilitación especializada, indica García.

Su grupo ofrece la formación teórica de los cursos de drones en sus escuelas —tiene centros físicos en A Coruña, Ledoño y Culleredo— pero la parte práctica se realiza en Teixeiro, donde “hay instalaciones de 77.000 metros cuadrados y un campo de vuelo autorizado”, explica el instructor.

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